Epílogo

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Tras seis meses, había llegado por fin la boda de Paolo y Adrienna.
Mientras que Adrienna se ponía el vestido de novia, Iskander y Burak salieron de la habitación para buscar el regalo que le habían traído de París a ella.
Paolo estaba escondido detrás de una cortina y cuando los vio desaparecer, entró en la habitación.
Adrienna se sorprendió cuando lo vio entrar y ella le dijo:
―Es mala suerte ver a la novia antes de la boda.
―Me da igual esa tradición.
El vampiro se acercó a ella y comenzó a besarle mientras que llevó sus manos a la entrepierna de Adrienna.
La pasión se encendió entre ambos y Paolo le quitó las bragas a ella. Obteniendo rápidamente el placer de Adrienna.
Paolo le metió su pene a la vampiresa y comenzó a embestirla.
Los gemidos de Adrienna se volvieron deliciosos cantos para los oídos de Paolo. Tanto que se olvidó que Iskander y Burak habían salido solo un momento de la habitación.
Las embestidas comenzaron a ser más fuertes. El vampiro sentía el placer más intenso y notaba como el sexo de Adrienna se contraía porque estaba ansiosa por llegar al orgasmo antes que él.
―Dame el orgasmo nena. Quiero ir al altar sin que me escueza la polla por no haberme corrido.
Él se movió más rápido y ella gimió con más intensidad.
Paolo besó a Adrienna. Que parecía disfrutar más de la sensación que de los nervios por casarse.
El vampiro también soltó un gemido que distrajo a Adrienna un poco.
―Paolo ―soltó ella en un gemido.
El continuó embistiéndola sin parar porque notó el clímax de ambos. Y el vampiro sabía que, si obtenía ambos el orgasmo a la vez, le sabría exquisito.
En pocos segundos, ambos llegaron al orgasmo cuando la puerta se abrió después de unos minutos sin escuchar nada salvo los gemidos de Adrienna y Paolo.
―¡Por Dios! ―escucharon.
Ellos miraron hacia la puerta e Iskander y Burak estaban ante ella.
―Paolo, no se puede ver a la novia antes de la boda ―dijo Burak muy furioso.
―Os queréis unir ―dijo.
―¡No! ―exclamó Burak―. Lárgate pervertido.
Entonces Paolo salió del interior de Adrienna. Y mientras que se ponía los pantalones, se marchó.
―¿Cómo puede ser que os pillemos al novio y a ti copulando antes de casaros? ―preguntó Iskander.
―Entró y tras eso...
―...cállate. No me quiero imaginar el polvo con tu futuro marido. Es asqueroso.
Ella se rio entre dientes.
Después continuaron vistiéndola.
Unos minutos antes de la ceremonia, Paolo y Adrienna se vieron en la entrada hacia el altar. Ya que irían juntos hasta los miembros del consejo.
―¡Estás lista! ―le dijo.
―Sí.
―Pues vamos.
Ambos caminaron hasta el altar.
Ante el consejo, ambos sonrieron y el consejo prosiguió a casarlos.
Ambos tardaron un poco en decirse el sí quiero por qué el consejo volvió a leer las mismas leyes que leyeron cuando ella se casó con Luciano.
Cuando se prometieron amor eterno, ambos se besaron y notaron que todos estaban felices. No tan solo por los aplausos, si no, por las emociones en el ambiente.
Tras la ceremonia, continuaron con la fiesta.
Tras algunas copas, todos estuvieron bailando sin parar junto con los novios.
Paolo apartó a Adrienna más tarde de todos los invitados y ante la luna le besó sin parar.
Cuando dejó de hacerlo, el vampiro le miró a los ojos y le dijo:
―Te amo.
A lo que ella respondió:
―Y yo a ti.
Después volvieron a besarse. Olvidando a los invitados y a las manos miserables que les hicieron sufrir en el pasado.
Después volvieron a la fiesta y estuvieron divirtiéndose hasta que el amanecer apareció.
Y ahí, Paolo se llevó a Adrienna. Donde le hizo el amor sin descanso hasta el fin de su eternidad.

Fin.

Renacida (Manos Miserables #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora