II

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Ella quedó exhausta tras una larga noche, donde dejaron la fiesta y comenzó su noche de bodas. Donde Luciano no paró de poseerla hasta que los últimos rayos del sol comenzaron a dar sobre la ventana del sótano y el vampiro no tuvo más opción que parar para cerrar las ventanas. Como también dejar descansar a su esposa. Pero muy en el fondo, sabía que volvería a por más.
Ella, sin embargo, la voz de Paolo Coppola fue como un puñal para ella en su memoria, mientras que sentía su cuerpo cansado y como Luciano la llevaba a la habitación que iban a compartir. Aunque solo fuera de día.
Adrienna comenzó a soñar con sus padres y pensó que eso sería su proceso de transformación. Hasta que volvió a ver en sus sueños a Paolo la noche anterior mientras que era la fiesta de su matrimonio.
Tras unas largas horas, Luciano se puso incorporado en la cama y pensó en poseer de nuevo a su esposa. Pero al verla tan dormida, pensó que la dejaría más tiempo dormir. Eso le daría a él la ventaja de prepararle algo de comer. Aunque él no lo necesitaba por que la sangre que probó de su esposa durante el sexo, le había saciado por unas horas, pero que sabía que volvería por más.
Adrienna despertó cuando escuchó el clic en la habitación.
Ella se incorporó enseguida encima de la cama y vio que no estaba en el sótano infernal que Luciano había creado para sus propósitos. Que ella estaba en la habitación y eso le alivió un poco. Ya que tenía miedo.
Adrienna se percató que estaba desnuda y supo que fue por la noche de bodas.
Ella se levantó de la cama y fue hasta el tocador. Quería saber si su deseo se había hecho realidad. Aunque sabía que, si la inmortalidad estaba en manos de Luciano, jamás lo conseguiría.
Cuando Adrienna estuvo ante el tocador, se percató que se seguía viendo ante él. Tanto que también se percató de la señal de los colmillos de su esposo.
―Si te preguntas si te he transformado ―escuchó ella― aún no lo he hecho. Como tampoco pienso hacerlo.
Adrienna miró hacia atrás y vio a Luciano ante sus ojos con una bandeja en las manos. Pero no le dijo nada.
―¿Cómo estás después de tu primera vez? ―le preguntó el vampiro.
―Exhausta y cansada.
―Lo suponía. Por eso te he traído algo de comer y después iremos a ver a Francesco.
Entonces pensó en la biblioteca.
―Podría recoger algunos libros de la biblioteca de Francesco para leer.
―¿Y para qué quieres los libros que tienes en la pequeña biblioteca de la casa?
―Solo quería coger algunos que me gustaron.
Después ella se cayó y supo que tenía que conseguir ir a la biblioteca de la casa Bianchi. Ya que tenía que encontrar esas páginas arrancadas del libro.
―Confórmate con los libros que Francesco te regaló antes que le traicionaras. Bueno, nos traicionaras.
Entonces ella volvió a percatarse del colgante y le preguntó a su esposo:
―¿Quién te regaló ese colgante? Alguna de nuestras hermanas o Erick.
―Si sabes que fue Erick porque me lo preguntas.
―Porque quería confirmarlo.
Hicieron una breve pausa.
―Come algo, date una ducha y te espero en el salón para ir a ver a la familia. Dentro de unas horas, nos iremos a Roma.
―¡A Roma! ¿Para qué?
―Para disfrutar de nuestra luna de miel. Eso es lo que padre quiso después de que matara a Guilherme. Que disfrutaras de una semana en Roma.
―Pensaba que no íbamos a viajar.
―Estás muy equivocada entonces.
Después ella no le dijo nada y se puso a comer algo. Ya que tenía un poco de hambre y también quería darse una ducha.
Cuando Adrienna terminó de comer, fue a darse esa ducha y al salir del baño en diez minutos, fue hasta el closet y se puso algo ligero para poder estar cómoda toda la noche.
Ambos se marcharon caminando hasta la casa dando un pequeño paseo. Pues Adrienna necesitaba aire fresco tras lo que llegó a pensar tras saber que Luciano no le iba a transformar.
Cuando llegaron a la casa Bianchi, ella vio que Francesco estaba tocando el piano y no quiso interrumpirlo. Por lo que se separó de la mano de su esposo y fue hasta la biblioteca. Ya que seguía empeñada en saber qué es lo que ocultaba su padre adoptivo.
Sin embargo, fue Luciano quien volvió a pararle los pies de nuevo y le preguntó:
―¿A dónde ibas querida?
―Iba a mi cuarto. Quería recoger unos libros que tengo ahí. Espero que no te importe.
―Ve. Yo iré a la biblioteca a buscarte un par de libros.
―Podría ir contigo.
―No. Ve a tu habitación y coge lo que tengas en mente. No tardaremos mucho en irnos para partir hacia Roma antes de que salga el sol.
Entonces Luciano se marchó a la biblioteca y ella caminó hasta la habitación maldiciéndose.
Cuando entró en su antigua habitación, se percató que todo lo que quería estaba puesto encima de la cama. Por lo que pensó en Iskander y Burak.
―Esos vampiros no tienen nada que ver con lo que hay encima de la cama ―escuchó ella.
Ella se giró y vio a Paolo Coppola ante sus ojos.
―¿Qué diablos haces aquí?
―Te dije que estaba aquí para protegerte y así va a ser, Adrienna Bianchi.
―Sabes que mi marido esta por la casa.
―Me da igual tu esposo. Lo único que mi aquelarre quiere es que estés a salvo.
―¿Por qué? ―le preguntó ella.
―Guilherme no te dijo nada en su momento.
―Guilherme solo me dijo que mirase unas páginas que estaban arrancadas debajo del escritorio. Unas que me darían...
―...la respuesta de lo que tanto has buscado. Lo sé de sobra. Desde que mi padre te tocó la mano y vio que eras la niña a la que Francesco secuestró, todo cambió. Pasaste de ser la mujer a la que íbamos a matar a la que íbamos a salvar. Aun sigo sin entender por qué.
―Ni yo. Mas sabiendo que fuisteis vosotros quienes matasteis a mis padres y que eso del secuestro es una mentira para llevarme con vosotros para romper el pacto de paz. Francesco me salvó la vida y lo ha hecho hasta ahora.
―Y el vampiro te ha dicho en alguna ocasión que no salieras porque nosotros estábamos buscándote.
Ella se quedó sin decir nada y bajó la mirada.
―Ves. El ojo humano sigue sin ver la realidad de todo lo que en verdad hay a su alrededor.
Paolo hizo una breve pausa y después volvió a decirle:
―Busca esas páginas arrancadas del libro y ahí encontrarás las respuestas que tanto has buscado. Y cuando las obtengas, búscanos. O piensa en mí como has hecho antes y vendré a buscarte.
―Déjame en paz por favor.
El vampiro se marchó entre las sombras de la casa y Luciano entró en la habitación por que la escuchó gritar.
―¿Qué ocurre Adrienna?
Francesco entró detrás de él y vio que Luciano le había hecho algo a Adrienna. Por lo que le preguntó al vampiro:
―¿Qué le has hecho a tu esposa Luciano?
―Nada padre.
―¿Cómo que nada? Esta muy agitada.
―Padre ―dijo ella―, mi esposo no tiene nada que ver con mi agitación. Solo he visto un fantasma. Solo eso.
―¿Y la marca de tu cuello?
―Eso tiene explicación padre ―dijo Luciano.
―La única solución es que no le has dado la inmortalidad a tu esposa y era algo que pactamos con el consejo ―dijo el vampiro mayor de la familia.
―Padre, yo le dije que no lo hiciera aún. No me sentía lista.
Luciano la miró y después ella volvió a decir:
―Prometo que cuando lo esté, me transformará.
―Luciano dijo que no te transformaría y me opuse a su decisión. Si tu no la transformas durante el viaje de luna de miel, lo haré yo ―dijo el vampiro.
―Lo hará Luciano padre. Pero por favor, déjeme estar lista primero.
Pero Francesco no dijo nada.
En cambio, el vampiro se marchó y dejó a solas a Francesco y a Adrienna a solas.
Cuando ella se sentó encima de la cama, el vampiro se acercó ante su esposa y le dijo:
―No tienes por qué interceder por mi ante padre.
―Lo he hecho como una vez lo hiciste tu por mi cuando padre vio el colgante de mi madre. Ya estamos en paz.
El silencio se dio y en pocos minutos, ella cogió las cosas que estaban encima de la cama. Y junto a ello, la cajita de música.
―Cuando quieras, nos vamos. Yo aquí no tengo nada más que hacer ―dijo ella.
Luciano le hizo un gesto y ella se levantó. Donde ambos se marcharon y fueron a llevar esas cosas a la casa que Francesco les regaló.
Antes de que el sol saliese, ambos se marcharon para la ciudad de Roma.
Y cuando llegaron, Luciano volvió a poseer a su esposa. Volviendo a chupar de su sangre. Una que le supo exquisita desde la noche de bodas.

Renacida (Manos Miserables #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora