Hipotermias y discusiones

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—Hombre, dichosos los ojos, pensaba que no te veríamos ni en el aeropuerto... —Pol rió, abrazando a Chanel, justo en el control de seguridad de Barajas.

—He estado liada. —Dijo, un poco culpable.

—¿Has estado liada, o te han tenido liada? —Pol preguntó con toda la intención, y la morena apretó los labios, sonriendo un poco.

—Ya veo...

—¡Ey!

Exon llegaba arrastrando una maleta enorme y Pol lo señaló un poco perplejo.

—Tío, pero que eso lo tienes que facturar...

—Ya, ya, si es están Josh y Raquel facturando, he venido a saludaros y a que os quedéis con mi mochila mientras facturo.

—Tendrás morro...

Chanel miraba con poco disimulo en todas direcciones.

—¿Y María? —Preguntó como quien no quiere la cosa.

—Pues... —Exon dudó. —No lo sé, yo no he hablado con ella desde ayer en el grupo. Voy a facturar y vengo, eh.

Chanel bufó, un poco molesta.

—Jefa, te veo alterada. —Pol se puso tras ella y masajeó un poco sus hombros. —Joder, si tienes esto como una piedra.

—No duermo mucho.

—Vaya, vaya... —Rió Pol. —A ver si ahora que duermes solita en Canarias descansas un poco más eh.

—Ey chicos. —Raquel los abrazó a los dos, Josh lo hizo después de ella. —Exon está terminando de facturar. ¿Pasamos ya?

—Falta María. —Chanel lo dijo con un claro tono de molestia en su voz.

—Bueno, aún queda tiempo. —Raquel intentó quitarle algo de hierro al asunto al notar el tono de Chanel.

—Ya, pero es que siempre pasa igual, vamos con la hora pegada... —Se quejó la morena.

—Yo voy a comprar una revistita mientras. —Raquel agarró el monedero de su mochila. —¿Vienes, nena?

—No, me quedo aquí.

Josh la miró y Raquel asintió.

—Voy contigo. —Dijo.

Dejaron las mochilas a los chicos y fueron hasta la tienda de revistas, que estaba a unos metros del control de seguridad.

—¿Qué le pasa a Chanel? —Preguntó Josh, asombrado por su mal humor. —Nunca está así.

—Tiene mucha presión. —Raquel suspiró, entrando a la tienda.

—Ya, pero nunca se pone así... Y la mayoría de las veces es ella la que llega tarde o retrasa las cosas hablando por teléfono...

—No sé. —Raquel se encogió de hombros. —Habrá tenido una mala noche.

—O una mala semana porque...

María andaba a toda prisa por el aeropuerto arrastrando una maleta enorme. Había cogido el metro en lugar de un taxi y se había despistado con las paradas, así que se había bajado en la T4. Desde ahí, tuvo que coger el bus lanzadera para que la llevara a la terminal 1, así que al final había llegado más de veinte minutos tarde.

Josh la vio pasar por delante de la tienda de revistas mientras esperaba a que Raquel pagara.

—¡Mery!

María se frenó en seco, perdiendo un poco el equilibrio por el peso de la maleta.

—¡Ey!

—Espera que salimos ya.

AproximacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora