La guía turística

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—¡La Chanel ha vuelto a hacer trampa, que lo he visto yo!

—¡No he hecho trampa, me han salido así las cartas!

—¡Que se están dando cartitas entre las dos, que lo he visto yo!

Chanel rió y María apoyó la cabeza en su hombro, riendo también. Los niños seguían jugando, y también peleando, en el jardín, y los adultos habían sacado las cartas para jugar al chinchón, apostando cincuenta céntimos por partida.

—Esta se ha quedao solo pa desplumarnos, eh. —Dijo Pepe, moviendo la cabeza.

—Abuelo, que has perdido tú solito eh, le has estado regalando cartas a la tía... —La defendió María.

Eran más de las siete de la tarde, y el sol empezaba a esconderse, sin embargo no hacía nada de frío. Chanel finalmente había accedido a quedarse hasta el día siguiente para volver junto a María, que había anunciado a sus padres que regresaría a Madrid. La madre de María la había mirado con una sonrisa de suficiencia, ella ya sabía que al final las dos volverían juntas.

—Bueno —Pepa se levantó de la silla—Habrá que ir pensando qué se cena en esta casa.

—¿Vamos a cenar? —Preguntó Chanel, susurrando, a María, con pánico.

—Ah, ¿pero que también os quedáis a cenar? —Preguntó el padre de María, con cansancio.

—¡Que quieres que me vaya ya o qué! —Gritó la abuela de María. —¡Tendré que disfrutar de mi nieta!

—Hombre, mamá... —La madre de María carraspeó y habló bajito a su madre. —Igual podríamos dejar a las crías que se vayan por ahí y disfruten la última noche en Sevilla... —Dijo mirando con intención a María y Chanel, que se miraban las cartas entre ellas, muertas de risa.

Pepa suspiró, accediendo.

—¡Ale, se acabó el juego ya! —Dijo, quitando las cartas de la mesa.

—¡Pero abuela!

—Mira a ver si tienes más delicadeza, madre... —Merche suspiró, negando con la cabeza.

—Venga, to'l mundo a su casa que estas niñas tienen que descansar.

—Sí, descansar... —Dejó caer Fran, y la tía de María le soltó un capón.

—Mira niño, ¡que tú tenías que estar mirando vídeos de raperos en el tik-tok y no aquí chafardeando las cosas de los mayores, eh!

—Bueno, pero he ganado yo, ¿no? —Preguntó Chanel, con guasa.

—Eres una presumida. —María la miró, riendo, y Chanel se quedó un poco perdida en su sonrisa.


Merche carraspeó.

—A ver, niñas —llamó la atención de ambas—aquí no vamos a cenar porque estamos pa reventar.

—¿Cómo que no vais a...? —Empezó Pepa.

—¿Por qué no os vais a dar una vueltecita, eh? —Obvió a su madre y miró a María. —Te la puedes llevar al parque María Luisa, os coméis un helao, unas tapitas...

María miró a Chanel.

—¿Te apetece? —Le sonrió.

Chanel asintió, si María le sonreía así, le apetecía todo con ella.

—¿En moto? —Preguntó.

—Claro, porque si no para volver luego...

—Entonces sí. —Rió Chanel, y bajó la voz. —Me gusta montar en moto contigo.

AproximacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora