Tratos de favor

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—Si pudiera escoger una cosa de maquillaje y vivir el resto de mi vida con solo esa cosa, sería la máscara.

Chanel mostró a cámara la máscara de pestañas que llevaba en su bolso, y Exon rió.

—Shhh. —María lo reprendió. —Que se mete el sonido en cámara. —Susurró.

—Es que mira que es presumida... —Exon la miraba riendo, sin poder creerse todas las cosas que Chanel estaba sacando de su bolso. —Si luego no lleva ni la mitad de lo que está sacando.

—El jengibre sí. —Aseguró María.

Exon puso una cara de desagrado, arrugando el entrecejo.

—Sí, y encima lo lleva mordisqueado, es asqueroso. —Añadió el chico.

—Otra cosa que llevo en el neceser, que siempre es imprescindible, es mi cacao. —Rió Chanel, enseñando a cámara el cacao. —Cacao del Mercadona, de toda la vida, que te viene súper bien para hidratar...

—Eso también lo lleva de verdad. —Susurró María a Exon.

—Ya compruebas tú que tenga los labios hidratados, ¿verdad? —Exon le habló en el mismo tono, y María lo miro entrecerrando los ojos, dándole un manotazo en el hombro.

—Cuando llevo las uñas largas... Es un poco... um. —Chanel continuó. —Porque no puedo coger el cacao como la gente normal, entonces...

Exon volvió a soltar una risotada.

—¿Quieres parar? —María le habló en susurros, pero enfadada. —Nos van a echar.

—Ojalá saque un pintalabios vibrador, es todo lo que le pido a esta mañana. —Rió Exon.



Eran casi las doce de la mañana y Exon y María habían llegado pasadas las diez a las oficinas de Glamour junto a Chanel. La morena se las había ingeniado para convencer a la revista y a marketing de que necesitaba que dos de sus bailarines estuvieran allí con ella, así que Exon y María también habían pasado por maquillaje y peluquería y habían estado grabando unas pequeñas piezas para la revista online. Además, los tres se habían hecho algunas fotos con productos que patrocinaba la revista.

Se habían quedado de pie en una esquina de la sala para ver a la morena, fuera del ángulo de cámara, pero lo suficientemente cerca como para que ella los viera y tuviera que aguantar la risa en varias ocasiones al ver las caras de Exon. María sujetaba el bolso real de Chanel, el bolso donde de verdad tenía las cosas que usaba en su día a día, como la cartera, el teléfono móvil, el abono de metro, las llaves de su casa y sus múltiples paquetes de pañuelos a medio gastar.

—¿Cómo lo ha hecho? —Susurró Exon.

—¿El qué? —María preguntó en el mismo tono, sin mirarlo.

—Meter tantas cosas ahí dentro. —Dijo mirando a la morena. —¿Ha abierto cajones al azar y ha metido sin mirar o cómo?

María rió bajito, y al apretar un poco el bolso de la morena, notó que su móvil vibraba. Asomó la cabeza al bolso y vio que la pantalla estaba llena de notificaciones, y en primera plana, "Bastián".

María puso los ojos en blanco, suspirando.

—¿Todo bien? —Le preguntó Exon al oído.

La castaña suspiró.

—Sí. —Lo miró. —Bastián está llamando a Chanel.

Exon bufó, estaba enterado de todo el asunto porque las chicas lo habían puesto al corriente esa misma mañana.

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