88. Herinos y Huo Wuling III

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Capítulo 88
Herinos y Huo Wuling
Parte 3

    Huo Wuling seguía sonriendo cuando mencionó que le habían arrancado la mitad de su corazón, también parecía tener poca intención de culpar a Ji Ning.

Herinos hizo una pausa cuando escuchó esas palabras y miró a Huo Wuling con una mirada escrutadora. Ji Ning no respondió. Huo Wuling, quien tenía una expresión indiferente, volvió sus ojos hacia el fantasma, levantó las cejas y dijo: "Oh, ahí es donde empezó todo".

    La imagen fantasmal había terminado de cambiar, dando paso a un lugar con el que Ji Ning estaba muy familiarizado, pero que jamás había visto cuando visitó el mundo del flujo infinito. Fue solo después de que los planos se fusionaron que supo la existencia de este lugar:

Al igual que rn el mundo espiritual de Huo Wuling, esta era la tienda de comestibles.   

El gramófono tocaba una música melodiosa, las luces eran tenues y todo estaba lleno de mercancías, con un aspecto apacible y cálido; sin embargo, en este momento, el suelo y las paredes de esta cabaña estaban salpicados de una gran cantidad de sangre, emitiendo un fuerte olor a hierro.

    Un cuerpo, el de un hombre de mediana edad, había caído en el suelo, y otro yacía de espaldas en el sofá, destripado y con el rostro sombrío, con las entrañas rotas goteando de su estómago destripado.

    ‘Tick tock, tick tock...’

    El cuchillo de cocina que emitía una luz fría estaba en su mano, goteando un chorro constante de sangre sucia mientras el chico de pelo oscuro estaba de pie en un charco de sangre, con todo su cuerpo rociado por aquel líquido carmesí; un poco de intestinos todavía colgaba de su ropa. Tenía su cabeza inclinada, con su rostro oculto en las sombras, sin mostrar ninguna expresión.

    El olor a pescado que desprendía hizo que Ji Ning se mareara un poco, no pudo evitar recordar lo que Huo Wuling le había contado una vez en el pasado, que había sido recogido en un orfanato por su padre adoptivo y que los dos habían vivido juntos, pero que su padre adoptivo, por desgracia, había sido asesinado por alguien que había entrado en la tienda y le había robado; tiempo después Huo Wuling había matado a este hombre.

    Pero Ji Ning no había esperado que Huo Wuling tuviera ya las manos manchadas de sangre a esa edad, cuando parecía no tener más de siete u ocho años. Entonces la imagen saltó y se distorsionó de repente, cambiando a otra escena, a la calle fuera de la tienda de comestibles.

    La escena de la visión era mucho más normal que la calle lluviosa del mundo espiritual, donde el sol se ponía, los transeúntes tenían prisa y la calle olía a polvo y a los gases de escape de los coches que pasaban.

    El niño de pelo oscuro camina por la acera con su mochila a cuestas, su espalda parecía pequeña y solitaria, fuera de lugar en el bullicio de la ciudad, pues se encontraba sin compañía de sus mayores y sin amigos a su alrededor. Sólo se tenía a sí mismo.

    Los niños que llevaban el mismo uniforme escolar que el chico pasaron corriendo y riendo, pero cuando lo vieron, todos se callaron de inmediato, se acobardaron y pasaron por delante de él con la cabeza gacha, llegando incluso a hacer un amplio círculo, evitándolo como si fuera la peste.

    El rostro del chico era inexpresivo mientras avanzaba tranquilamente.

    Al pasar por el escaparate de la panadería, se quedó fuera un momento más para mirarlo, pero el dependiente de la panadería se echó hacia atrás y se apresuró a meter un trozo de pan en una bolsa y a ponerlo en la puerta de la tienda, despidiendo al chico rápidamente, sin coger siquiera el dinero porque no quería dirigirle la palabra.

Después de correr por diez mundos, ya no pude huirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora