101. Él está aquí XII

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Capítulo 101
Él está aquí
Parte 12

    Ji Ning se levantó de la cama, se lavó y bajó las escaleras con Qin Ruwang. Eran ya más de las siete de la mañana y, al ser fin de semana, no había mucha gente en el campus, por lo que el comedor se veía un poco desierta.

    Ji Ning eligió su desayuno y se sentó frente a Qin Ruwang con su plato, tomó un sorbo de congee y charló despreocupadamente con su compañero, diciendo: "¿Por qué no te fuiste a casa anoche, en vez de volver temprano por la mañana?"

    "Anoche estuve pensando en algunas cosas". La sonrisa de Qin Ruwang era tenue mientras miraba a Ji Ning, "Por fin me he resuelto hoy, así que decidí regresar".

    "Oh..." respondió Ji Ning, sin preguntar qué era exactamente lo que le estaba moletando, pues para haber decidido volver a su casa un día más tarde, probablemente era algo relacionado con su familia, eso significaba que era algo intimo de Qin Ruwang y no tenía la libertad de preguntar, así que se quedó pensativo.

    Fue como el asunto que tenía sobre Jiang Che, ni Qin Ruwang ni Ying Qianqiu hicieron preguntas detalladas, por lo que Ji Ning estaba muy agradecido en su corazón.

    Pensando en Jiang Che, Ji Ning también recordó su sueño de la noche anterior, y sin darse cuenta se alejó un poco, cogiendo casualmente un huevo escalfado que tenía en el plato, rompiendo la cáscara y yendo directamente a pelarlo, sólo para ser devuelto a sus sentidos por este huevo recién hervido.

    "¡Está caliente!"

Con un movimiento rápido de su mano, sacudió el huevo de nuevo en el plato, soplándose las yemas de sus dedos rojos, sintiendo algo de dolor. Qin Ruwang dejó sus palillos y dijo: "Ve y enjuágate la mano".

"Estoy bien..." Ji Ning quería decir que no, porque quería comer el pan dulce especial en el segundo piso de la cafetería y por eso, estaban sentados en esa área, mientras que el fregadero seguía en la planta baja, por lo que le daba un poco de pereza moverse, además que la quemadura no era tan grave.

    "Necesitas refrescar la herida".

    Sin embargo, Qin Ruwang insistió, le sujetó la muñeca y lo condujo al lavabo de la planta baja, donde le agarró la mano y le ayudó a enjuagarse los dedos quemados.

    El agua que salía del grifo estaba fría, pero se hacía menos fría con la fricción de sus dedos, Ji Ning estaba un poco aturdido, y para cuando volvió en sí, Qin Ruwang ya había sacado toallas de papel y había limpiado su mano con cuidado, sin permitir que sus mangas arremangaras se mojaran.

    "¿Aún te duele?" preguntó Qin Ruwang.

    Ji Ning sacudió la cabeza y bajó sus mangas: "Ya no me duele".

    Qin Ruwang sonrió débilmente y Ji Ning añadió: "Gracias, Ruwang".

    "De nada". El tono de Qin Ruwang era tranquilo, como si pensara que acababa de hacer algo muy ordinario.

    "No es sólo esta vez". Ji Ning pensó por un momento y dijo: "Hubo muchas veces antes de esto, gracias por cuidar siempre tan bien de mí".

    Como compañero de habitación y amigo, Ruwang no tenía nada que decirle, ya sea ayudarlo a traer el desayuno y la cena, consolarlo o preocuparse por su lesión en ese momento, esos pequeños detalles le hicieron sentir cálido y agradecido.

    "No hay necesidad de ser tan cortés conmigo". Qin Ruwang dijo: "Todos somos amigos, ¿no?"

    "Es cierto". Ji Ning sonrió, por supuesto que cuidaría de Qin Ruyang de la misma manera y le ayudaría en todo lo que pudiera cuando lo necesitara.

Después de correr por diez mundos, ya no pude huirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora