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Canadá pertenecía al domino de poder, pero su gente no, sus cuidadanos eran explotados y maltratados, así que cansados de la situación, mandaron una tropa a Argentina con la escusa de poner más seguridad al general.

Pero el princpial objetivo era plantear esta idea de liberación. Argentina lo acepto, y luego la voz fue corriendo a los demás países Latinoamericanos. La planificación fue en mayor parte por Argentina, Brazil, Paraguay, Uruguay y Bolivia, para generar un fuerte en ese centro.

San Martín, un militar argentino, propuso que la liberación debía empezar en la zona del Océano, de ahí ir para el centro, dando un golpe en Argentina y Bolivia, Chile iba a ser liberada por las tropas argentinas y bolivianas, de ahí, marcharian hacía Perú, en donde se mantendrían durante unos días hasta que todo muestre seguir bien.

Una vez lograron liberal Perú, el resto fue historia.

Sonaba irreal la liberación, pero la planificación y la unión de los países fue la clave. Además, los militares europeos eran muy pocos por país y no estaban armados, eso favoreció mucho también.

Quizás lo más difícil fue informar sobre la liberación al contiente asiático y africano, ya que estaban muy pegados a Europa y cualquier descuido era la pérdida de todo lo que lograron hasta ahora. Pero la idea que propuso Perú, salvo a todos; enviar a los adolescentes con la escusa de buscar mejor educación.

Si bien, Asia y África eran dominado por Europea, era algo más flexible, la gente no era plenamente obligada a la esclavitud como sucedía en gran parte de América, así que era una escusa perfecta.

África fue el primero en enterarse y no dudaron en aceptar, con la única condición de enviar a los menores de edad a países en donde esten a salvo.

Desde ahí, la liberación fue directa hacía Irán, sin alguna precipitación y luego la información se paso por todo Asia, y las tropas sudamericanas avanzaron sobre el continte una vez este acepto el golpe.

Ahora estaban cerca de Corea.

Las personas que no iban a participar del golpe eran escondidas y redugiadas para que su seguridad no este en riesgo. Los que decidían ir a luchar, iban directamente al campo, ahí los esperaban un grupo de personas que le daba el equipamiento necesario y les enseñaban como usar un arma.

Minho estaba perdido, y no podía creer que tenía un arma carga en sus manos. Era extraño, la situación le generaba un sabor agridulce, se sentía bien estando al frente y dando la cara por su país, pero a la vez no podía creer que tenía que llegar a esto para poder ser libre.

¿Debían arriesgar su vida para obtener la tan desea libertad?

Minho estaba rodeado de personas, mujeres y hombres, habían personas adultas, pero la mayoría era adolescentes o pre-adultos. Había adolescentes enseñando a otros a disparar, a como protegerse y cosas que le serían útil cuando salgan afuera. Y ahí, en ese momento, no había más ni menos, no había mejores ni peores, nada importaba, ahí todos eran signos de libertad.

——¿Estás bien? ——cuestionó Jisung, posicionandose a su lado.

——Sí, sí, solo que todavía no puedo creer que tengamos que llegar a esto para poder ser libres.

——La libertad es un derecho, Minho. Y lamentablemente los derechos no se ganan pidiendo por favor.

——¿Tú no tienes miedo a morir? O no sé, a lo que podría pasar hoy.

——La muerte no me asusta, a fin de cuenta todos vamos a morir. Y prefiero morir luchando, intentando cambiar está realidad a morir siendo un conformista.

Minho dejó el arma en el suelo, y agarró el rostro de Jisung para darle un beso. El menor correspondió de inmediato, y guardó el arma que tenía en su mano en el estuche.

——Quiero que me prometeme algo ——dijo Jisung, separando sus labios y uniendo su frente con la de Lee.

——¿Qué quieres que prometa?

——Si algo me pasa en estos días, promete que no me vas a olvidar, y que voy a ser tu ángel favorito.

——No digas eso, Jisung. Nada te va a pasar.

——Prometelo. Si me pasa solo quiero estar seguro de que alguien me va a recordar.

——Prometo recordarte hasta el último día de mi vida como el chico que dio un giro a mi mundo y me hizo feliz, prometo que serás mi ángel favorito.

——Te quiero, Min ——susurró Jisung, antes de volver a besarlo.

——También te quiero ——respondió entre el beso.

Les esperaban días difíciles, pero estaban juntos y no eran pocos, eran muchos, que tenían sed de libertad, que ansiaban ser libres y tirar el sistema de más y menos, para reemplazarlo por los signo de libertad.

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