O3.

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En el transcurso del recorrido del autobús hasta la plaza comercial a la que se dirigía, Christopher no dejó de pensar en la plática que tuvo con Zabdiel. ¿Tan mal omega era?, cuando era más pequeño, y hasta hace unos meses atrás, su padre le decía que sería un buen omega. Tenía caderas anchas para tener cachorros, y muslos gruesos, la cosa favorita de los alfas. Los alfas amaban a los omegas con carne de donde agarrar o morder durante sus celos, ellos no querían a un omega escuálido y sin chiste.

Christopher tenía todo eso. A veces pensaba que Zabdiel era uno especial y no le gustaba de ese tipo, como él. Aunque, de ser así, no lo hubiese llamado para ayudarlo en su celo. Y tampoco sus muslos debieron de haber quedado completamente magullados de tantas mordidas y apretones que le dio. Aún cree tener marcas de ese día, fue hace poco más de 4 meses.

¿Será que el alfa de Zabdiel no sintiera nada al tener a Christopher cerca? Porque, Christopher si sentía, y mucho. Hasta cuando no estaban cerca, su omega se retorcía en su pecho por ir en busca del alfa y verlo cuando menos, 1 segundo. Cuando estaban cerca, su omega chillaba por atención del alfa, y no dejaba de hacerlo hasta que Zabdiel lo mirase, aunque sea, de reojo. Al castaño siempre le pareció atractivo el más alto, lo veía por la escuela y pensaba que tenía una bonita sonrisa, porque si, ha visto a Zabdiel sonreír, pero sólo con sus amigos. Nunca había sentido la necesidad de estar todo el tiempo a su lado o al menos, tener algo que oliera a él para calmar su sed. Él piensa que es el embarazo que lo deja así. Tal vez, el bebé necesitaba protección, más de la debida.

El autobús para justo fuera de la puerta del centro comercial. Se dirige hasta la sección de restaurantes, donde lo espera Erick, su mejor amigo, omega. Es un chico delgado y alto, él no encajaba en el típico estándar de omega delicado y débil, pero a Joel parecía gustarle así. Es por eso que el castaño piensa que Zabdiel era como él.

—Hola, Chris, ¿Cómo estás? — Él ya está en una mesa, sólo y comiendo algo de comida China.

—Hola, Er. Algo cansado, ¿y tú?

—Estoy bien, gracias. — Erick le da un par de palillos a Christopher para que comiera también. — Pensé que debías estar hambriento.

Y si, mucho. La manzana que comió en la mañana no había sido suficiente. Su estómago rugía y ardía por ser llenado de lo que sea.

—Bastante. — revela, tomando del pollo agridulce de Erick.

—Y... ¿Cómo es la vida con Zabdiel? ¿Te trata bien? Joel dice que es algo bruto contigo.

¿Qué debí contestarle? ¿Qué el alfa era un puto idiota con él, o que apenas y hablaban?

—Si, lo es. Bastante. Pero no solemos hablar mucho, ¿Sabes?, sólo lo necesario.

—Pero, la comunicación con el alfa durante el embarazo es importante, Chris.

—Cuando es tu alfa, tal vez si.

—Zabdiel es tu alfa, Christopher.

—No, Erick. —Christopher niega con su cabeza, suave. Jugando con las mangas largas del suéter de Zabdiel. —No lo es. Él me lo dijo hoy.

—Pero... si Zabdiel no fuera tu alfa, tu embarazo no iría nada bien.

—Es que... yo lo siento, ¿Vale?, pero Zabdiel no. Él dice que no porque vayamos a tener un bebé, yo soy su omega.

—Ya se dará cuenta, Chris. Como te dije, él es un alfa idiota.

—Yo no quiero que esté o cuide a mi bebé por obligación. Quiero que lo quiera como su hijo, no como una simple responsabilidad.

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