― Zabdi, ¿podrías por favor dejar de rozar tu maldito pene contra mi muslo?
- Mmm no. ―gime y muerde el hombro delgado del omega.
― Tu celo fue hace dos días.
― ¿Y?
Christopher se ríe, su mano se escabulle hasta alcanzar y apretar el miembro del azabache, quien sisea ante el frío tacto en su hombría.
― Joder, haz eso otra vez.
― ¡No seas asqueroso! ―se voltea a golpearlo en son de juego―. Párate o suéltame. Debemos ir a la escuela, es nuestro último día.
― Ve tú. Yo estoy harto de toda esa gente. ―se remueve en la cama, alejándose de Christopher y ahora abrazando su almohada.
― Vamos, Zab ―lo mueve de un brazo con los labios abultados― Por favor.
― No.
― Cuento hasta tres.
― Hasta mil si quieres. No iré.
― Uno...
― Lárgate.
― Dos...
― Eres insoportable. ―entre gruñidos se levanta, caminando al baño, con la risa de Christopher siguiéndole por la espalda y unos brazos enredados en su torso.
― Tres. ―el omega cierra la puerta del baño, detrás de si.
Después de una larga ducha compartida, ambos salen y se visten para su último día de preparatoria.
― Estoy feliz y triste a la vez ―Christopher junta sus manos sobre su hinchado vientre, camina por los pasillos entre los alborotados estudiantes y mira a cada rincón con melancolía.
-Odio a todos, así que estoy feliz. ―a su lado, Jungkook dice algo aliviado.
― No puedes ser tan agrio, Zabdiel ―le pasa su mochila porque su espalda ha comenzado a doler―. Deberías apreciar a la gente que Dios pone en tu camino.
― Aprecio más a la que me quita. ―se detienen cuando llegan a sus respectivos casilleros, y abre su cubículo, masticando el chicle que el omega le dio al salir de su hogar.
― Ugh, no seas así. ―hace un puchero.
― Soy así, lo siento, no puedo cambiar.
― Está bien―encoge sus hombros, decidiendo por sacar un chocolate de su mochila―. ¿Irás al trabajo hoy?
― Me quedaré en casa ―le quita la barra dulce a Christopher y la dirige rápidamente a su boca cuando el otro intenta quitársela, comiendola de un solo bocado con una sonrisa.
― ¡Oye!
― Mucho azúcar.
Cada quien va a su clase correspondiente, según la tutoria que le tocaba. Christopher compartía esa con Richard. El beta de brillante cabellera rojiza era una gran compañía, y más aún cuando no había nada que hacer. Como era el último día, los maestros no podían marcar tareas o hacer alguna actividad. Las calificaciones ya estaban dadas, o al menos la mayoría. Christopher sentía frío por más que no lo hiciera, pero quería sentir el calor de Zabdiel cerca. El maestro dice que pueden salir y hacer lo que sea, siempre y cuando y saliesen del establecimiento.
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Ven aquí, y ámame
FanfictionA sus 19 años, Christopher debería estar apoyando a su banda favorita, yendo a centros comerciales a mirar la ropa de temporada que ha llegado, o estar juntando dinero para su graduación de preparatoria. Pero no, a sus cortos - o largos - 19 inviern...