El castaño omega guarda los libros necesarios en su mochila. Cuando va saliendo de la biblioteca, se despide de la encargada. En sus manos tiene un Hot-dog, uno que Zabdiel tuvo la decencia de hacerle después de dejarlo sin cenar la noche anterior. No sabe de dónde el alfa saca dinero o comida, pero mientras tenga que comer está bien.
Quita el papel aluminio en el que el perro caliente está envuelto. Está a punto de darle la primera mordida cuando un olor fuerte a alfa lo rodea, es almizcle y agradable para su nariz.
—¡Christopher, espera! — Alan, un alfa de piel canela, cabello negro con reflejos castaños y ojos marrones se acerca a él, por sus espaldas. Es un primo de Zabdiel y un año menor a ellos. — Tengo que darte esto.
—Buenas tardes, Alan. — Christopher le habla sonriente.
Por lo que el más bajo sabe, Alan era un alfa amable y bueno como Joel. Así que por eso Christopher se siente tranquilo de tenerlo cerca. Sus ojos marrones hacen la combinación perfecta con su cabello oscuro de reflejos castaños, su piel canela y suave a la vista. Alan era un chico popular entre los omegas. Tiene la cara bien marcada pero sus facciones de chiquillo no se pierden.
—Buenas tardes, Christopher. Mira, la señorita Laura te envía esto. —Le entrega un papel bien doblado. —Si aceptas, debes firmar ahí, en la línea de abajo.
Christopher la abre y es una nota, donde la maestra le pide de favor al omega darle asesorías de álgebra a Alan. Christopher tuerce sus labios, mirando el rostro esperanzado del alfa.
—¿Qué tanto lo necesitas? —Christopher muerde su hot-dog y habla con la boca llena.
—Bastante. Éste no ha sido mi mejor semestre.
—¿Cuál es la calificación de tu último examen? —El más bajo se apoya en una pierna, mirándole fijamente.
—Un... 25 de 100.
—Oh, si estás jodido.
—Gracias. —Alan no puede evitar reírse. — ¿Entonces?
—Está bien, lo haré. Ehh... —Christopher se mueve, buscando donde dejar su comida. — Detenme esto un momento.
—Claro.
—¿Tienes un lapicero?
Alan asiente, buscando en el bolsillo de su mochila. Saca uno de tinta negra y se lo pasa a Christopher. Mira como el omega firma con dificultad, apoyando en su pequeña mano.
—¿Es todo? —Toma de vuelta su comida y pone una mano en su estómago. Sólo quiere llegar a casa y dormir.
—Ajá. —Alan mueve su cabeza de arriba a abajo, luego sonríe viendo el marcado vientre de Christopher. —¡Wow!, Está creciendo. Jamás pensé que Zabdiel llegaría a tener bebés. La tía Noemi está furiosa.
Christopher tuerce los labios. Lo sabía, porque el día que Zabdiel le dijo a su madre él estuvo ahí. Y lo trató como la peor basura del mundo. Dijo que era un omega fácil y aprovechando.
—Créeme que lo sé. —El rubio muerde el último pedazo de la salchicha.
—Pero tranquilo, Carlos está feliz de que su hijo haya encontrado a su omega.
El castaño asiente con media sonrisa. Christopher no conoce al padre de Zabdiel pero sabe que es omega como él, tal vez eso lo hace un poco más comprensivo.
Christopher oye un gruñido desde atrás y un brazo pasa por su cintura. Mira a un lado y es Zabdiel, con el ceño fruncido. El olor a hierbabuena se intensifica, y Christopher no sabe descifrar por qué.
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Ven aquí, y ámame
FanfictionA sus 19 años, Christopher debería estar apoyando a su banda favorita, yendo a centros comerciales a mirar la ropa de temporada que ha llegado, o estar juntando dinero para su graduación de preparatoria. Pero no, a sus cortos - o largos - 19 inviern...