ICE SKATER [ENHYPEN - Sunghoon - FANFIC]

Capítulo 5

No.

No estaba enamorada del chico que tenía frente a mí, estaba enamorada del recuerdo que tengo de alguien físicamente similar a él.

-Ah sí, es este, gracias-respondí de forma apresurada y salí caminando a paso rápido de ahí ordenándole a mi corazón que latiera a un ritmo normal.

El resto del trabajo traté de ignorar su presencia lo más que podía. No cruzaba palabra con él a no ser que fuera para corroborar algún texto o ponernos de acuerdo en qué escribir. Me sentía mal porque aunque no lo conociera no merecía que lo ignorara.

Era una egoísta.

Lo estaba haciendo a un lado por mis propios problemas, el chico no tenía oa culpa de nada pero yo no tenía opción.

Me dolía si quiera pensarlo pero todo indicaba que aquella travesía que había tenido en otra dimensión se quedaría en nada más que un recuerdo. Ahí se quedaría todo, las memorias, las personas, las vivencias, mis poderes.

Lo había intentado todo y no había funcionado. Me había quedado sin ideas y sin esperanza.

No podía dejar de pensar en lo injusto y miserable que era todo esto. Cada vez que recordaba lo que había vivido, a las personas que había conocido y que no pude ni si quiera despedirme me entraban unas ganas inmensas de llorar. Como justo ahora, pero me vería como una tonta y llamaría la atención de todos si lo hiciera mientras caminaba a casa, en plena luz del día.

-¡Ji-won-ah!-escuché mi nombre y levanté la cabeza. Del otro lado de la calle estaba Hana sonriendo y saludando enérgicamente con la mano.

Por alguna razón, al verla se me nubló la vista. No podía contenerlo más, necesitaba dejarlo salir.

Ya qué importaba causar un escándalo.

Dejó de saludar y se extrañó al ver el esfuerzo que estaba haciendo por mantener un rostro calmado. Volteó ansiosa a ver varias veces al semáforo esperando a que diera la señal de poder cruzar y cuando por fin cambió corrió hasta mí.

-Hey, ¿qué sucede? ¿Estás bien?-me sostuvo por los hombros y eso fue suficiente para que me derrumbara.

Solté el llanto que estaba reteniendo y no podía detener. Lo que no quería que sucediera, pasó. No quería dejar ver que en realidad no estaba bien, no quería hacer el ridículo frente a las personas que estuvieran transitando en la calle, no quería aceptar que yo sola no podía con esta carga.

Hana inmediatamente me abrazó. No preguntó nada más, simplemente me envolvió en sus brazos hasta que me calmé.

-¿Te sientes mejor?-preguntó y yo asentí-. ¿Vendrás a comer con nosotros?

A pesar de que le había dicho que no el día anterior volvió a preguntar, quizá para estar segura o quizá porque no quería dejarme sola.

La soledad es el peor enemigo para el alma decaída.

Asentí de nuevo, recordando que estaba hablando de mi mejor amiga, con quien había convivido desde que tenía memoria, a quien le confiaría cualquier secreto. Una persona que conoces casi toda la vida no te tomaría por demente pasara lo que pasara. Confiaba en que nuestra amistad era tan fuerte que aún si le contara la razón de mi sufrimiento no pensaría en primera instancia llamar a un psiquiatra, sino trataría de entenderlo y asimilarlo aunque fuera algo tan descabellado como la existencia de otras dimensiones, el viaje entre estas, guerras y poderes sobrehumanos, algo que podría ser el resultado de soñar despierto luego de pasar una semana sin dormir para ver una maratón de películas de fantasía, o bien haber ingerido comida descompuesta o alguna droga.