El viento soplaba sereno, moviendo las hojas de los árboles con suavidad. El cielo, brillante, prometía un hermoso día soleado. ¿Dónde estaba?, no lograba reconocerlo con exactitud. Intentó recordar cómo es que había llegado a ese lugar pero su memoria parecía estar fallando. Sin embargo, por alguna razón, no le importaba. No le angustiaba.
Acostándose en el fresco pasto sedoso, se dispuso a descansar. No duró demasiado. A la distancia una dulce risada llamó inmediatamente su atención. ¿De quién era?, tampoco lo sabía, pero le sonaba tan familiar que incluso sintió el impulso de llorar.
Esperó en silencio a que sonara nuevamente.Espero más.
No escuchó nada.
-Tord...-Dijo finalmente aquella voz.
Se levantó con rapidez, mirando a todas partes, en busca de lo desconocido.
-¿Porqué me abandonaste Tord...?-Susurró, ahora apagada y azul.
El cielo oscureció, las nubes se tornaron grisáceas, taparon todo el brillante sol. Su corazón comenzó a palpitar con fuerza. ¿Quién era? ¿Quién era esa voz?. Comenzó a correr con desesperación, observando entre los arbustos, los árboles y las flores. Estaba por rendirse hasta que los vio. Dos jóvenes, nerviosos pero felices, mirándose a los ojos debajo de un árbol viejo.
Su memoria regresó.-¡Tom!-Gritó finalmente, ahora ansioso.
El otro no lo miró. Permaneció inmóvil, dándole la espalda con aparente indignación. Antes de que pudiera acercársele un poco más todo se desvaneció.
El aroma extraño a metal oxidado lo fue despertando de su bizarra representación gráfica. Le tomó un par de segundos acostumbrarse a la oscuridad en la que se encontraba. Más que sentirse asustado, se sentía avergonzado. No podía comprender cómo era posible que después de su entrenamiento no fuera capaz de detectar a una amenaza antes de que ésta la atacara.
Podía incluso escuchar la voz del Coronel insultándolo y obligándolo a realizar 200 abdominales seguidas como castigo por su estupidez, como solía suceder en la academia militar.Cuando su vista finalmente consiguió mezclarse adecuadamente con el ambiente, su mente solo podía pensar en una cosa: ¿En dónde estaba?.
Pese a la reducida visión lograba identificar que se hallaba en una especie de sótano maloliente y descuidado. También podía deducir por el peso que sentía en sus muñecas que se encontraba encadenado al suelo. ¿Era alguno de los tantos idiotas con los que peleó durante su tiempo en el ejército?
"No, ninguno sabía con exactitud mi paradero, me encargué bien de ello". Dijo para sus adentros y no le faltaba razón. Aquellos chicos con los que jamás logró llevarse bien eran demasiado cobardes como para realizar algo similar, incluso si supieran su ubicación, jamás se atreverían a moverse ni un milímetro. Tord lo sabía bien.
Justo en ese instante su memoria le lanzó la imagen clara y fugaz de aquel sujeto, manteniendo una conversación con Tom.
"No puede ser..."pensó.Una luz brillante se encendió arriba del todo, deslumbrando irremediablemente y confundiendo a su paso. Tord escuchó claramente unas escaleras rechinar y, quizá se estaba volviendo loco pero también creía reconocer de quién era ese caminar tambaleante y pretencioso.
Finalmente, delante de sus ojos, se encontraba ese infeliz que tanto detestó durante demasiados años como para contarlos todos.
-...Dominic-.
El mismo chico que ahora no se veía nada similar a su versión más joven, lo observó de pies a cabeza con aires de superioridad y desdén, casi como si estuviera frente a un montón de objetos viejos y sin utilidad.
-Veo que ya despertaste, debí encargar que te dieran una dosis más elevada...-respondió sin arrepentimiento ni sentimiento alguno.
-¿Qué es todo esto? -preguntó en extremo confundido, tratando de conectar distintas piezas que dieran algún sentido a todo lo que estaba ocurriendo.
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A dos mundos de distancia (Tordtom)
Fanfiction-¿Qué es lo que se siente cuando se pierde el camino? -¿Qué es lo que se siente cuando se pierde la fe? -¿Cómo le llamas a eso, a eso que aparece, que te consume, lentamente...? -¿En qué te conviertes cuando realmente te quedas sin NADA? "Vacío....i...