A dos mundos de distancia (Tordtom)

15 [DESPEDIDA]

Las pláticas susurradas tomaban lugar en los corredores. La gente, en grupos que solo ellos conocían, decidían inocentemente comentar aquella nueva noticia que comenzaba a causar polémica desde hace ya dos días.
Algunos reían, otros se asqueaban, a unos pocos no les causaba el más mínimo interés pero todos, absolutamente todos, lo habían visto.
Esa fotografía publicada desde el anonimato que revelaba a dos chicos teniendo un momento íntimo.

"-Hey, ¿ese no es....?-"preguntaba uno.

"-Si, creo que es...-"seguían más voces comentando.

"-Tord Larsson.- "

"-¿Y quién es el otro sujeto?-"

Ciertas personas se lo preguntaban pero nadie sabía con exactitud lo que había sucedido. Tampoco les importaba. Lo único que deseaban era hablar. Hablar sobre la vida de aquel chico con mala reputación y juzgar sin ningún tipo de derecho lo que había hecho.
Nadie reconocía el sentimiento, solo la acción.

"-¿Dos hombres? ¡Qué espanto!-"

"-Consíganse un motel, maricones.-"

"-Antinatural! Repulsivo!-"

Los comentarios no dejaban de sonar, cada vez más agresivos. Llenos de odio. Miedo a lo nuevo. Era lo que ocurría cuando un tipo de amor diferente echaba raíz en un jardín de moralidad retrógrada. Lamentablemente, las opiniones ajenas tomaron aquella extraña flor y la hicieron pedazos tan rápido como apareció.

Tord guardaba sus pertenencias dentro de su gastada maleta con rapidez. Su mente estaba inquieta desde el último encuentro con Tom y para su pesar, no era el tipo de inquietud que había esperado.
No sabía muy bien qué pensar, y ahora que lo analizaba con un poco de cuidado, tampoco quería averiguarlo. Todo el tiempo lo supo, estaba totalmente seguro. Haber sentido ese tipo de cosas, ¿cómo se lo permitió? Ahora estaba atrapado en una jaula llena de lobos hambrientos y el era su cena.
Conocía a ese tipo de gente, no podía negarlo, incluso si se demostraba fuerte ante sus ojos, ellos tenían en su poder esa extraña verdad, ese extraño momento que ni siquiera él podía entender.
Por primera vez en mucho tiempo, estaba completamente indefenso. Y no le gustaba. No le gustaba nada.

Al otro lado del dormitorio un par de golpes se escuchaban casi mudos. Tan leves que estuvo muy cerca de ignorarlos.
Tord se acercó lentamente a la manija, antes de abrir la puerta decidió mirar por el pequeño hueco de la ranura con la intención de averiguar de quién se trataba. Una parte deseaba que fueran Edd y Matt pues ellos probablemente estarían bastante extrañados con la nueva "noticia". ¿Qué les diría? ¿Ellos lo juzgarían? ¿Se distanciarían? ¿Lo entenderían?. Estaba tan nervioso que no pudo evitar, aunque trato, imaginar los más terribles escenarios.
Su rostro se amargó al averiguar que no se trataba de ellos. Lo primero que distinguieron sus ojos fue esa sudadera color azul que ahora no le causaba mucha emoción ver. Supo al instante que se trataba de Tom.
Se detuvo un segundo a debatir si era buena idea permitirle el paso. Terminó abriéndole la puerta.

Tom entró con rapidez a la habitación cerrando con agilidad y poniendo unas arrugas de preocupación en su pequeña y asustada cara pálida. En su mente una sola cosa le preocupaba, perder a Tord.

-Tord yo...!- El otro lo interrumpió, levantando su mano como seña de que debía guardar silencio.

-No hables tan fuerte, no queremos que se den cuenta que estás aquí.-susurró finalmente Tord mirando todo el tiempo al suelo, no podía mirarlo a los ojos, no después de todo lo que había ocurrido.

El silencio se hizo presente, ninguno de los dos sabía qué decir, después de todo ambos habían dado un paso en la intimidad y aunque no hubieran tenido la privacidad que desearon aquel contacto verdaderamente había sucedido, no podían negarlo. En cierta parte ambos sentían mariposas por simplemente estar en la misma habitación. Sin embargo uno de ellos tenía muy clara la idea de borrarlo, para siempre.