06 [CORTEZA]

167 25 64
                                    

Un olor intenso a caramelo y sudor, niños corriendo de un lado a otro, el fuerte ruido provocado por el impacto de los bolos contra el suelo, los gritos llenos de entusiasmo cada vez que la palabra "chuza" aparecería reflejada en las pantallas que colgaban del techo. Un ambiente totalmente nuevo.
Tom estaba casi hipnotizado por los colores fosforescentes del lugar, junto con las luces parpadeantes de aquellos aparatos gigantes, colocados cuidadosamente por hileras, esperando emocionados por empezar a generar dinero.

Sus extraños y pequeños ojos miraban de aquí para allá, entusiasmados por todas las infinitas posibilidades que las peculiares cajas gigantes le ofrecían, era como si estuviera retrocediendo casi cinco o seis años en el tiempo, pues su cuerpo apenas y podía contenerse de lo entusiasmado que se sentía.

-Bien chicos, hagan lo que quieran yo me voy a Fun-Gun.- dijo Edd apurado.

-Edd haz roto el récord más alto casi ya unas 10 veces, y el récord más alto siempre es el tuyo. ¿Qué no te cansas?- respondió Tord, girando un poco los ojos y haciendo señas imperceptibles con su cabeza, tratando de darle a entender a su amigo que no deseaba quedarse solo con Tom ya que Matt probablemente se iría por su lado de igual forma. Dejándolo sin alternativa alguna.

-Noup. ¡Nos vemos!- gritó y de inmediato desapareció del lugar, ignorando por completo la solicitud de ayuda enviada sutilmente por parte de su amigo.

Matt se dirigió a una peculiar cabina de fotos, bastante desgastada y anticuada. Su atracción favorita del lugar. Ni siquiera se preocupó por dejarle saber a sus amigos a donde tenía planeado escabullirse, aunque tampoco es como si ellos no lo supieran ya. Siempre que iban al Arcade Matt se dirigía a esa caja gigante con gusto viejo, Edd al juego de disparos que tanto le motivaba.
Y Tord, por lo general se habría puesto a coquetear con las cajeras del lugar, pero esta vez un pequeño polizón en su viaje estaba complicándole las cosas.

Al percatarse que estaba solo con el chico, tuvo que verse en la obligación de hablar con él. Pero justo cuando estaba a punto de abrir su boca para articular ciertas palabras que acabarían con el silencio incómodo que, nuevamente se volvía a formar, sus ojos contemplaron una vista extrañamente placentera.

Tom se encontraba examinando un juego en particular, en una posición un tanto reveladora que dejaba su trasero a plena vista. Tord por alguna razón no podía dejar de verlo, él pantalón negro que aquel chico estaba usando era un tanto ajustado, marcaba absolutamente todo, y para sus ojos curiosos color miel todo aquello era como un imán. Uno que jalaba su atención.
Se sonrojó automáticamente cuando se percató de lo que su pervertida mente comenzaba a crear dentro de su cabeza y una parte de él se regaño a si mismo por darse cuenta de lo que realmente estaba sucediendo.
El, fantaseando, con un hombre?

Nuevamente ese sentimiento lo invadía y lo hacía sentir totalmente aterrado.
Necesitaba alejarse de ahí, alejarse de él, no sabía qué cosa exactamente estaba haciendo el chico rarito que apenas y conocía pero no le causaba gracia en absoluto.

A punto de irse una voz que para su pesar ya bien reconocía lo llamó.

-mm...Tord?...¿Cómo funcionan estas cosas?-preguntó Tom por debajo, con un tono visiblemente nervioso, pero, extrañamente al mismo tiempo, emocionado. Se le notaba el entusiasmo. Era tanto que ni su poderosa corteza a prueba de sentimientos era capaz de ocultarlo.

-En serio, ¿nunca habías venido a un lugar así?-preguntó Tord sin una pizca de incredulidad, no se creía el cuento de "soy nuevo aquí enséñame como se hace". Él había utilizado esa técnica demasiadas veces y casi siempre le aseguraban una noche candente bajo las sábanas de una total desconocida, o en su defecto, una "chupadita".
Conocía el juego y para él, ya se había vuelto difícil perder.

A dos mundos de distancia (Tordtom)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora