Lauren
Cuando llegamos a mi habitación cerré la puerta y me giré cruzando mis brazos para observar a Dalia en busca de una conversación que teníamos pendiente.
—¿Qué se traen el amigo de Thomás y tú? —solté con voz pícara sin dejar de observarla, caminé hasta mi cama donde ella se encontraba y me senté a su lado.
—Nos habíamos pillado un par de veces en algunas fiestas —confesó mientras jugaba con el anillo que estaba en su dedo anular —pero no tuvimos oportunidad de presentarnos en ninguna.
—¿Algo más que deba saber? —seguí indagando; sentía que faltaba información que no quería darme.
—No eres mi mamá, Lauren. Si me salí de casa fue para descansar de las preguntas que me hace todo el tiempo; no te comportes igual —gruñó y se levantó bruscamente de la cama.
—Disculpa, lo sé, no me debes explicaciones, solo quería integrarme en lo que te pasa —me disculpé rápidamente.
—Pues no quiero contarte nada, no ahora. Quiero dormir y descansar, ya lo hablamos luego —pronunció antes de irse al baño de mi habitación, dejándome sola.
¿Me pasé de chismosa?
No creo, además es normal que quiera saber qué onda entre ellos; soy su mejor amiga.
¿Eso creés?
Quiero dormir pensando que sí. Dejé de hablar sola y me encaminé a buscar mi pijama.
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Desayunábamos en el comedor de la cocina Sonic, Henry, Dalia y yo. Mis padres habían salido a sus respectivos trabajos; mamá al hospital, era enfermera y papá, al bufete de abogados.
Henry heredó los rasgos faciales de papá, igual que Sonic, y yo los de mi madre.
Henry era alto, y gracias a estar por meses en el gimnasio, tiene un cuerpo que a los ojos de algunas chicas era sexy. Mide alrededor de 1.80 metros de altura, tiene el cabello rizado y de color castaño claro, su piel es clara y tiene esparcidos varios lunares por todo su cuello y rostro, y hablando de rostro, sus ojos, sentía envidia de él, por haberlos sacado igual que mi padre; eran verdes, uno muy intenso.
Sonic era más o menos de mi estatura, mide alrededor de 1.56 metros de altura; es más corpulenta que yo, su cabello es liso y de color castaño oscuro, su piel también es clara y, en lugar de lunares, por su cuerpo se esparcen en su lugar centenares de pecas, que la hacen lucir preciosa, a decir verdad. De ella no envidiaba el color de ojos, puesto que eran negros; eran lindos, pero los míos lo eran más.
Y luego no eres egocéntrica, Lauren.
Yo heredé los hermosos ojos color marrón de mamá, al igual que el cabello ondulado y el color castaño oscuro de ella. Mido por ahí unos 1.54 metros de altura; soy la más delgada de mis hermanos, mi color de piel es morena y a mí no me premiaron con lunares y pecas, aunque de lo primero tengo, pero unos cuantos.
—El último en terminar hace toda la limpieza de la cocina —propuso Dalia.
—Aceptamos el reto —informó Henry con voz retadora mientras compartía una sonrisa con Sonic.
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Serendipia
Teen FictionÉl, deseaba con fervor un milagro, algo que le devolviera esa felicidad que una enfermedad le arrebató. Veía los días pasar sin realmente sentir emoción, procesaba que la muerte en cualquier momento le haría una visita inesperada y le diría que Game...