Capítulo 11.

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Thomás

Habían pasado tres días de lo ocurrido en el área de la basura. Lauren me evitaba en el salón de clases y en cualquier parte del instituto, y no entendía sus razones para hacerlo. De hecho, llegó a sentarse en otro lugar y le pidió a otro compañero que ocupara el asiento que ella tiene al lado del mío.

Tenía días observando sus expresiones cuando estaba distraída, y me encontré discutiendo mentalmente por cuál era mi favorita. Cuando tengo un mal día, recuerdo que tiene una sonrisa que hace que se me ilumine el alma, y aunque no lo sepa me fascina verla sonreír.

¿Es realmente así lo que se siente cuando empieza a gustarte alguien?

Porque siento mucho calor en mis mejillas y se me acelera el corazón a causa suya.

—Planeta Diego, llamando al planeta Thomás —habló alguien a mi lado sacándome de mis pensamientos. Reconozco esa voz y me giro rápidamente para observarlo.

—¿Me hablabas? —le preguntó a Diego, es el compañero al que Lauren le pidió intercambiar asientos. Él lleva su uniforme muy bien arreglado, en comparación a los demás es el más ordenado con todas sus cosas, excepto por el desorden que tiene por cabello, es una maraña de rulos color castaño oscuro que llegan hasta sus orejas.

Estamos en la clase de Biología. Todos están fuera de sus asientos mientras la profesora Mildre se encuentra en la dirección.

—No, como crees —dice sarcásticamente.

—¿Qué necesitas? —lo dejo de mirar y volteo a ver a Lauren. Ella está hablando con una de nuestras compañeras, Trina, así creo que se llama.

Lauren luce triste. Podría apostar a que no está prestando la más mínima atención a lo que le está diciendo Trina.

—¿Saber cuál es tu interés en Julie? —pronunció cruzándose de brazos.

—¿Y esa quién es? —pregunté girandome bruscamente, era muy pronto para tener problemas amorosos y menos por alguien que no conozco.

— Es Lauren, quise decir, ¿por qué la  miras como si fueras un perro viendo a un hueso que quiere devorar? —pregunta enarcando una ceja y manteniendo su rostro sereno.

—Yo no la... —Diego no me deja hablar y ya estoy sintiendo como mis mejillas se sienten calientes.


—Es broma, pero si no sabes esconder lo que sientes vas a dejar que todos aquí se den cuenta de que te gusta, amigo —me dio varias palmadas en la espalda.

—No, no, ella, yo, este, ah... —balbuceo y no quiero seguir divagando, pero ya estoy demasiado nervioso como para ordenar lo que pienso.

—Sí, dirás que no te gusta, pero creo que tus palabras y tus expresiones no son muy buenos amigos. Se te podría notar desde lejos que algo te pasa con ella, lo sé, siempre deduzco las cosas -murmuró fijando su vista en ella.

—¿Eres experto en este tema? —cuestiono sintiéndome incómodo.

Solo me gusta hablar con Brandon más que con nadie sobre todo lo que me ocurre, pero con Diego siempre es cómodo pasarnos un rato conversando, aunque esta sea la segunda vez que hablemos, porque desde que llegué no había querido hacer amigos. Aunque a Lauren se lo propuse.

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