Capítulo 20.

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Lauren

Actualidad

Transcurrieron largas semanas, diría que como 6 meses, de aquel día que supe que su corazón dejó de latir.

Él no merecía irse, su trasplante estaba ahí, esperando ser recibido. Solo que Thomás no lo supo, ni su madre ni yo pudimos decirle aquello.

Ese día en el hospital la señora Elisabeth me entregó el teléfono de él. Recuerdo su rostro, al igual que el de su hija, Lizzie, ambos empañados por las lágrimas.

—Me pidió que te lo diera —sacó de su cartera el teléfono de su hijo y me lo tendió —puedes quedarte con el; dijo que debes buscar una aplicación que se llama bloc de notas, que encontrarás un escrito ahí para ti.

Asentí levantándome. Tomé el celular y lo guardé en el bolsillo de mi pantalón. Mis padres habían llegado por mí.

Cariño, ¿está todo bien? —preguntó mi madre angustiada.

Las palabras estaban ahí, pero no podía pronunciar ninguna.

Corté la distancia entre nosotras y la abracé. No pude soportar más y rompí en llanto.

Mamá me correspondió el abrazo sin comprender lo que me ocurría.

—¿Está todo bien, Elisabeth? —fue mi padre el que formuló la pregunta.

Se trata de mi hijo —respondió ella, acercando a Lizzie con su mano a su cuerpo.

Hubo un silencio, todos compartimos miradas y mamá y papá lo entendieron.

Lo siento mucho, puedes contar con nosotros para lo que necesites —le avisó mi padre a Elizabeth.

Ella asintió, limpiando algunas lágrimas de su rostro.

Iba a pronunciar algo más, pero un médico se acercó hasta nosotros, y yo no quería oír nada de lo que tuviera por decir.

Me negaba a escuchar lo inevitable.

Su corazón, ha dejado de latir —se dirigió a Elizabeth tomándola del hombro.

Ella se desmayó; el doctor la sostuvo y ordenó a unas enfermeras que la llevaran a una habitación.

Y yo, yo no supe más nada porque también me desmayé.

Con respecto a Dalia, ya no hablábamos. Y lo poco que sabía era que por ser cómplice de Lidia estaba metida en serios problemas.

Con Lidia, dejó de ir al instituto. Y con eso bajaron los acosos y algunos decidieron unirse a la campaña contra el bullying que yo estaba liderando.

Ella también tenía serios problemas con las autoridades por lo ocurrido con Thomás y papá me aseguró que le costaría mucho zafarse de lo que le esperaba.

Con el imbécil de Sergio, fue como si la tierra se lo hubiera tragado, no volvimos a saber de él nunca más.

Y con Brandon, solo compartimos miradas en el funeral y luego no supe más nada de él. Lo último fue que había terminado con Dalia al enterarse que ella estuvo cuando ocurrió lo de Thomás.

SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora