Capítulo 14.

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Lauren

Era sábado, había pasado una semana desde aquella salida con Thomás. En el instituto fueron pocas las veces que nos hablamos, puesto que aún seguía al lado de Trina en el salón de clases. Y cuando salía Dalia no se despegaba de mí y sabía que contarle lo que estaba pasando entre nosotros la haría fastidiarme con eso en todos lados.

Mi alarma había sonado hace cinco minutos, ocasionando que me despertara y odiaba hacerlo. Tomé el celular de la mesita de noche y revisé un mensaje que había llegado y que tenía pendiente en la barra de notificaciones.

¿Vomitar un arcoíris es posible?

Porque si así era, iba a hacerlo.

Era un mensaje de Thomás, decía que estaría aquí en menos de una hora para tener nuestra dichosa cita.

¡Hoy, es hoy, Laurencita!

Hasta eso rimó, Lauren y cita.

Me levanté rápido y fui a mi armario, tenía que lucir decente, porque a decir verdad me daba igual ir hasta en pijama, pero era una cita, y merece que me arregle lo suficiente.

Tardé como media hora en el baño y cuando estuve lista me eché un último vistazo en el espejo del armario antes de salir.

Llevo puesto un vestido color verde, me lo hizo mi madre cuando cumplí dieciséis. Este se pega a mis siluetas, tiene un escote que se sostiene de mis hombros con dos tiras. No quise usar accesorios, y solo me apliqué un maquillaje sencillo, consta de un poco de sombra en los ojos, rímel, un labial rosado claro, y listo. Mi cabello color castaño oscuro luce estupendo, lo llevo suelto y gracias a esa crema que hace magia en mi cabello que siempre está terrible, se hacen unas ondas hermosas. Llevo unos tacones de plataforma, son color negro y combinan con este vestido precioso que tengo puesto.

Y ahora que lo pienso, esta Lauren se ve diferente. Gracias a mi baja autoestima nunca había experimentado con ropa que sé que se me vería bien. Por eso guardé el vestido en mi armario. Tengo algo de nostalgia en mi mirada, pero intento mostrar un semblante más alegre. No puedo arruinar este día.

Mi mamá entra a mi habitación, tomándome por sorpresa porque no la sentí llegar. Se me queda mirando y un destello de emoción se refleja en su rostro.

—Qué bonita se ve mi niña —la forma en la que lo dice me hace poner mis manos en mi rostro cubriéndolo todo, siempre lo hago cuando siento pena.

—Gracias, mami —digo aún con mis manos cubriendo mi rostro.

Ella me quita ambas manos del rostro y me vuelve a hablar.

—Con la persona que te vayas a ver quedará impactado —eso me hace estar más nerviosa—. Lauren, sé que tienes problemas con tu autoestima y que dudas de ti, pero te diré algo. Si alguien se fija en ti y ve más allá de tu físico, si logra descubrir que se esconde en tu interior y se queda contigo por todo eso y no tanto por tu belleza externa, encontraste a alguien que de verdad vale la pena y podrás estar tranquila sin temor de que tienes que ser como las demás chicas para encajar. Porque ni siquiera necesitas encajar, así eres perfecta, mi niña hermosa.

—Mamá —digo sintiendo mi voz débil.

Pienso en las chicas del instituto, y sé que mi madre no sabe de mis problemas en la institución y es porque he querido mantener eso al margen. No quiero involucrar a nadie más, con Thomás ya es suficiente por ahora.

Sacudo mi cabeza, alejando los pensamientos malos y me enfoco en lo importante de este día.

—Gracias por estar para mí —deposito un beso corto en su frente.

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