CAPÍTULO 15

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ALYA.

Cuando me despierto al día siguiente mi boca se encuentra seca y necesito unos cuantos litros de agua para poder hidratarme correctamente. Me remuevo en la cama que se siente más cálida de lo normal, de hecho mi habitación entera se siente de esa forma.

Lo primero que veo al abrir los ojos es mi techo blanco mientras miles de imágenes pasan por mi cabeza de todo lo que sucedió ayer, son como pequeños flashbacks y realmente se me hace extraño que todo lo que dormí haya sido sin ningún tipo de sueño o pesadilla. No sé cuántas horas he dormido pero sé que no son pocas, debí estar tan cansada como para que mi cerebro durmiera conmigo sin ningún tipo de interrupciones.

Una de mis manos toca delicadamente mi estómago por debajo de las sabanas, es como un buen día de mi parte, porque después de revivir todo lo que me ha estado sucediendo solo me dan escalofríos, parece que va uno peor que el otro y siendo sincera no quiero saber dónde va terminar esto. Si dentro de mi propia casa no puedo estar tranquila no quiero imaginar cómo sería afuera.

Solo falta que me persigan los ángeles.

—¿Cómo dormiste?

Me siento lentamente en la cama hasta estar recostada en el respaldo, como siempre el imponente cuerpo de Häel se encuentra sentado en uno de mis sofás individuales como el mismísimo rey del inframundo. Su cabello negrísimo contrasta con su piel pálida y aunque no trae la usual corona que lo acompaña llena de espinas, la nueva no se queda atrás, se ve tenebrosa y hermosa al mismo tiempo con lo que parecen ser piedras preciosas. La pose que adopta de verdad que no le hace justicia a mi descripción.

Porque tiene que ser tan hermoso el maldito.

—Bien. No tuve pesadillas en toda la noche.

—Es porque puse una barrera. —explica.

—¿Una barrera?

—Nadie más que Shadow y yo podemos entrar a esta casa.

—¿Entonces si entraba alguien? —me levanto con lentitud de la cama, al estar de pie me doy cuenta de que traigo una bata de dormir, frunzo el ceño y volteo a ver al demonio que me mira fijamente—. ¿Me cambiaste?

—Te mirabas muy incómoda con la ropa apretada.

—¿Con qué maldito derecho? —escupo en su dirección, me voy acercando a él comenzando a molestarme—. No traigo nada debajo más que mi bata.

—Es para que durmieras a gusto. —dice despreocupado y se acomoda mejor en el sofá colocando un brazo detrás de su cabeza—. No es como que fuera la primera vez que te veía desnuda, calma tu agresividad.

Aprieto los labios de forma tensa, mi molestia se deja ver de aquí a unos cuantos metros, ni siquiera traigo bragas.

Y sí tal vez dormí más a gusto pero ¡mierda! No tenía que quitarme absolutamente todo.

—Pero yo no recuerdo nada de aquella vez. Que de hecho me debes una muy buena explicación. —lo apunto con mi dedo y sigo acercándome hasta estar frente a él.

—¿Explicación? —eleva una ceja—. ¿No quieres que lo recreemos?

—¿No quieres que te de una cachetada mejor? —cruzo mis brazos molesta.

—Cómo eres agresiva —hace un puchero como si eso lo hiciera lucir tierno con toda el aura oscura que lo rodea. Una sonrisa descarada se dibuja en sus labios mientras vuelve a acomodarse en el sofá —. ¿Y si mejor te quitas la bata?

—¡Voy a golpearte Häel!

No entiendo cómo puede estar hablando de esa manera ahora cuando ha estado tan serio, pero ya veo que no podía seguirse guardando sus insinuaciones cuando las ha dejado salir todas de una. No tengo más espacio en mi cabeza para ponerme otro interrogatorio más, de tantas cosas que quiero saber solo termino confundida y es algo que ya no quiero. Sí quiere guardarse secretos importantes que lo haga, prefiero tener un poco de paz antes de la explosión que sé que habrá en algún momento.

HÄEL  ↯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora