CAPÍTULO 41

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ALYA

Meso intranquila a Rean, el pecho me duele, siento un dolor asfixiante que escose cada vez que respiro. Acaricio la carita de mi bebé con unas ganas inmensas de soltar el llanto.

No solo de felicidad, por tenerlo al fin en mis brazos, sino por el miedo que cubre cada partícula de mi ser. Es ese maldito sentimiento que no me deja tranquila, me envuelve y aprieta logrando asfixiarme.

—Deberías sentarte, siento que en cualquier momento te vas a caer.

—Apoyo a Blaze, Alya. Trato de mantenerme tranquila y de solo verte así de angustiada, no lo logro.

—Lo siento —me siento el sofá apenada— no puedo dejar de pensar en Häel, debí ir con él, puedo ayudar.

—Él va ocuparse de eso, debes estar tranquila.

Niego observando la carita tranquila de mi bebé.

—Exacto, además, no va solo. Tiene a Melek y Exen.

Los gritos y disturbios no se han detenido, incluso se escuchan más fuertes. Me pongo de pie para observar por la ventana, el balcón tiene las puertas cerradas, el cielo oscuro con rojo relampaguea, alcanzo a visualizar a lo lejos al rey del infierno rodeado de sus guerreros, de sus hombres junto a sus hermanos.

Aunque todos se encuentren vestidos de negro es fácil para mi encontrarlo, parece que siente la mirada porque voltea hacia donde me encuentro, por unos segundos nos observamos en silencio hasta que Melek le habla.

La adrenalina se dispara en ese mismo instante, intentan empujar a todos los demonios que quieren entrar a la fuerza, se encuentran tan molestos, enfurecidos, al ser demonios no es como que van a portarse del todo bien, pero por lo menos ante su rey deberían de sosegarse.

Y es todo lo contrario, ver a Häel los pone todavía más rabiosos.

Estoy cien por ciento segura de que Abrahel hizo algo, podría ser con ayuda de Lyna o...

Un vago recuerdo de Häel enfurecido, poseído por la rabia en la habitación del aquelarre, no era él, sus ojos no eran iguales.

Hay por lo menos casi doscientos demonios rebeldes, que gritan y avientan piedras, ¿existe una posibilidad de que haya un hechizo que los ponga de esa manera?

—¿Existen hechizos para poner agresiva a una persona?

—¿Para qué quieres poner agresiva a una persona? Con los demonios que están abajo basta.

Ignoro el comentario de Blaze.

—¿Y si ellos son los que están bajo un hechizo? ¿Puede utilizarse en demonios?

—Técnicamente sí.

Responde Tam, pensativa.

—¿Cuántos hechizos existen? ¿Pueden revertirse? Es una posibilidad de que los estén manejando aun muertos.

—Sí, es una gran posibilidad, pero no tengo la menor idea de cuantos hechizos existen.

—Lyna lo llego a comentar.

Ambas giramos hacia el peliblanco.

—¿Qué dijo?

—No recuerdo como le llamo exactamente, no suele ser muy conocido. ¿Para qué quieres enfurecer sin razón?

—Aquí sí que hay razón, Blaze.

Arrullo a Rean cuando suelta un leve quejido, lo aprieto delicadamente a mi pecho hasta que se calma.

—Deben encontrarlo, en algún libro debe estar. ¿Hay alguna biblioteca en el castillo? —los observo a ambos, la que seguramente ha pasado más tiempo aquí soy yo, pero no tenía tiempo de estar en una biblioteca cuando lo que más tenia era sueño por el embarazo.

HÄEL  ↯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora