CAPÍTULO 16. PARTE I

39.4K 3.9K 481
                                    

Después de tomar una ducha y que se me haya bajado un poco la calentura. Mientras me mantenía debajo del agua fría pensé en las cosas que acababan de pasar hace rato.

Häel y yo nos habíamos comido la boca.

Y aunque él haya sido mi primera vez —que vuelvo a mencionar que no la recuerdo del todo—, para mí ha sido algo nuevo, una experiencia que a decir vedad ha sido intensa y escalofriante al mismo tiempo. Me he besado con él rey del infierno, ¿No debería de pedirle perdón a dios en este momento?

Había sido un beso magnifico y no me arrepentía de ello, ahora pertenecía al bando de los malo, que aunque no estoy muy familiarizada con todo lo que está escrito en la biblia, lo poco que sabía era que el diablo había traicionado a Jesús. Aunque había múltiples teorías, agregaré esta pregunta a la lista de las preguntas que tengo que hacerle al pelinegro.

Donde se encuentran miles más.

Tengo media hora para desayunar algo rápido e irme a la universidad para llegar temprano, no sé si esperar a Rosie, después de lo que paso ayer no creo que quiera irse conmigo y realmente la entiendo, tal vez no debí reaccionar de esa manera. Ella solo quería ayudarme.

Bajo las escaleras rápidamente para entrar a la cocina y buscar algo de comer, de reojo veo a Horns sentado en uno de los sofás ojeando un libro negro que desconozco. Mi madre se encuentra en uno de sus turnos doble por qué no ha pisado la casa desde ayer en la mañana.

Algo usual en ella.

Al entrar a la cocina lo primero que veo es al rey del infierno sentado en la mesa. Mientras me duchaba he decidido hacer como que nada paso, es una línea que no debimos haber cruzado y prefiero hacer como si nada hubiese pasado hace una hora atrás.

Ahora muero de hambre y es lo único que me importa.

Voy directamente hasta uno de los cajones donde sé que se encuentran las barritas de cereal con arándanos secos. Saco tres paquetes y meto dos a mi mochila para volver a colgarla en uno de mis hombros e ir abriendo el otro paquete de barrita.

—¿Es lo único que vas a comer?

Nop, cuando llegue a la universidad seguramente me compraré una hamburguesa.

—Puedo conseguirla ahora.

—No quiero comida ajena, voy a desayunar en unas dos horas tal vez —camino a la salida—, nos vemos cuando salga. Si llega mi madre, por favor que no los vea.

Termino saliendo de casa mientras como mi barrita, agradezco infinitamente que mis maestros no hayan dejado tarea porque no habría entregado nada hoy. Todas las mañanas que me levantaba para ir a la universidad lo hacía más tarde y de malas debido a las noches de insomnio o por las pesadillas que me atormentan. Y hoy es diferente, he dormido tanto y de una manera tan tranquila en la que hace mucho tiempo no tenía el privilegio.

Acomodo mejor mi cabello antes de tirar la envoltura en un bote de basura cercano, tomo las correas de mi mochila mientras sigo caminando, el día se encuentra nublado y como siempre fresco. Me he colocado algo calientito para poder sobrevivir, mi casa ahora se siente cálida gracias a los dos individuos que se encuentran en ella pero afuera hace un frío del demonio.

Y eso que hoy descubrí que los demonios son más calientes que una persona normal.

Las hojas secas de los arboles corren por doquier debido al aire fresco que también hace volar mis cabello, acomodo mejor el gorro de algodón en mi cabeza, las calles no se encuentran muy transitadas debido a la hora que es, entro a las siete de la mañana y seguramente han de faltar algunos minutos para que suene la campana.

HÄEL  ↯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora