La villana se enamoro del hombre viudo con dos hijos

Capítulo veintinueve (Parte dos).

Capitulo 29 parte 2 y final de temporada uno:

Si, me alivia saber que no es el mismo hombre que desecha a su hija que él mismo estaba utilizando una vez que ya no le es útil. Y, ya habiendo confirmado que lo anterior es tan solo una coincidencia, puedo vivir más tranquilo.

Aunque tampoco debo descartar por completo que puede haber ciertas similitudes, tales como la apariencia de la señorita que serviré y la mía, las cuales son idénticas a las de los personajes del juego solo que en versiones más jóvenes. Pero me esperanza ver que no ocurre así con las personalidades. Si no mal recuerdo, la villana se presenta como un personaje caprichoso, agresivo y mimado, el cual siempre fue así, maltratando desde muy temprana edad a sus sirvientes. En resumen, era un personaje malvado digno de ser derrotado. Pero la niña que tengo enfrente, y que veo por primera vez, es elegante, silenciosa y tranquila, sus ojos se ven triste y sin vida, pero no dudan de darme una advertencia; que no hable si no se me habla ella primero y que no haga contacto alguno con ella o seré expulsado de inmediato de la mansión.

Al pasar unos pocos días, logré conocer a esta señorita un poco más, sin duda es una niña triste y sin vida que solamente parece ser feliz cuando escucha algo que tenga que ver con su padre.

Dos semanas y media después de trabajar aquí, aunque todo está relativamente tranquilo, no logro controlar un sentimiento que extrañamente se arremolina y me corrompe, tal vez proveniente del anterior dueño de este cuerpo;.....la envidia. No puedo explicarlo de otra forma.

(Autora: pensaron que sería el amor jajaja, no, que mala soy wuajaja)

Comencé a notarlo como una sensación de injusticia al pensar que ella es beneficiada con la comodidad de todo tipo de lujo, tiene las más lindas ropas, los más novedosos juguetes, la mejor maestra aristocrática, los más ricos manjares para comer, pero no le basta, cada cierto tiempo pide que su padre le dé algo. Por supuesto, el maestro, ocupado con el trabajo, no tiene tiempo de consentirla por lo mismo, pero aun así su asistente le da todo lo que ella pida; joyas, cintas, libros, dulces. Todo de la mejor calidad siempre.

No obstante, sin serle suficiente, sigue estando triste.

Mientras que mi antiguo yo, el dueño original de este cuerpo, no tuvo nada. Ramas y piedras tomadas de la calle eran usadas para jugar, casi siempre estaba comiendo de los despojos de la basura, arriesgándose a los golpes de los sirvientes por robar comida del comedor o comiendo del pan mohoso que le tiraban, sin ropas cálidas en invierno, anhelando aunque fuera un poco de calor, aunque sea por un momento…
Este niño abandonado por su padre y descuidado por su madre, sin riqueza, trabajando incluso desde su niñez y aun hasta en su adolescencia para tener un futuro… Aun así, nunca sintió odio o impotencia por la injusticia que estaba pasando.

Mi enojo solo crece sabiendo que ella quiere más de lo que tiene, cada día molestando al señor para que vaya a verle.

No se conforma con todo lo que tiene.

Una pequeña idea surge de la nada. Una idea que no quiere salir de mi mente, como si se atornillara en mi cabeza. Suena a una pequeña venganza y cada vez que lo pienso, creo que es una buena idea, ya que hará que este horrible sentimiento se vaya y, además, le enseñará una valiosa lección a esta niña caprichosa y mal agradecida.

La idea es simple. Cada tres días el cuarto de música de la difunta marquesa se debe ventilar y realizar mantención para evitar que se pudra el piano que ella solía usar. Una vez abierta las puertas y ventanas, nadie tiene permitido entrar o tocar nada sin autorización. Según observé, la señorita no sabe nada con respecto a esto.

—Si yo…

Si menciono esto a otro empleado cerca de ella, preguntando que día se abrirán las puertas, llamaré la atención de Ideealaria, ella querrá ir y curiosear el cuarto de su madre. Una vez dentro, será regañada y castigada, tal vez con un máximo de unas pocas semanas sin sus lujos. Yo quedaré satisfecho y ella aprenderá a darle valor a lo que ya tiene. Ambos seremos felices.