Obito Uchiha un jefe de la mafia, tiene el mundo a sus pies, nunca lo han visto flaquear o mostrar debilidad, para el lo primordial es el dinero y poder lo demás sale sobrando.
Kakashi Hatake es un joven estudiante de secundaria, trabaja en una cafe...
Era invierno la época favorita para cierto peliplata, la cafetería se llenaba, lo que indicaba más propina por lo tanto más dinero para su colegiatura, cursaba el primer año de enfermería en la secundaria Konoha, después de dos años planeaba entrar a la universidad Kage, para especializarse en el aérea de medicina quería ser un buen cirujano para ayudar a la gente, no sería de esos doctores que primero miran tu bolsillo, no quería que más personas pasarán por lo mismo que su padre, quien murió en una cama de hospital, porque no tenía el dinero suficiente para pagar su cirujía de corazón. Así que, Cada día trataba de ser positivo.
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El joven se acomodó su delantal y alineó su gafete, el cuál llevaba en el bolsillo izquierdo de su camisa color rosa, ¿porque rosa? Porque ese era el color del uniforme, pantalón negro y camisa rosa con un delantal gris, el peliplata también usaba una mascarilla blanca, ¿porque? Solo él lo sabe, agarró su libreta y caminó hacia las mesas, listo para anotar las órdenes.
En la carretera un hombre azabache iba en su carro de lujo color rojo, vestía un pantalón negro, una camisa manga larga roja y corbata negra, también su smokin combinado con la corbata y pantalón, el chofer estacionó el auto enfrente de la cafetería, luego se apresuró a abrir la puerta, también vestía de traje solo que una camisa blanca de fondo, cubría su cabellera roja con una gorra.
— Quédate aquí Sasori, cualquier movimiento me avisas. —Dijo el azabache.
— Como usted ordene Obito-sama.
El azabache entró a la cafetería y se sentó en una mesa cerca de la ventana, era la única que estaba vacía, los meseros caminaban de un lado a otro, atendiendo, al parecer no se daban abasto ya que solo eran cuatro.
— ¡Hey tú! —Le hizo una seña a uno de los meseros, pero este le hizo una señal que esperara.— Tsk, ¿qué hay que hacer aquí para que lo atiendan? —El azabache golpeaba levemente el suelo con su pie.— ¡Hey! ¿Y es que no piensan atenderme? —Dijo molesto, en eso un bonito joven de cabello plateado se acercó, al azabache le pareció verlo caminar en cámara lenta, era extremadamente hermoso y sexi, esa mascarilla despertaba misterio, sus mechones plateados parecían moverse lentamente a cada paso.
— Señor solo espere un momento, ya lo atenderemos. —Dijo el joven amablemente, el azabache lo observó de pies a cabeza de cerca era más hermoso.
— ¿Y porque no me atiendes ahora? —Mencionó el azabache agarrandole la mano, acariciando en forma circular con su pulgar.— Es más, siéntate conmigo y después podemos buscar un lugar más privado. —Le sonrió coqueto.
— Aquí no hacemos ese tipo de servicio. —Contestó el peliplata soltandose, ahora el tono de su voz era serio.— En un momento vendrá alguien a tomar su orden.
— Yo solo quiero que me atiendas tú. —Dijo el azabache sonriendo de lado.— Así que tráeme un café bien cargado y un brownie.
— En un momento, le traigo su orden. —Dio un suspiro fatigado y se dio la vuelta para dirigirse al mostrador.
