#24

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En aquella habitación se podían escuchar el rechinar de la cama, los gemidos y jadeos, el peliplata estaba con sus manos atadas sobre su cabeza, al jalar sus manos provocaba un leve tintineo del metal sobre metal, si las barras del cabezal de la cama fueran de madera, con el tiempo y la fuerza podría romperlas con las esposas, pero no, eran de duro metal. Inclinó su cabeza hacia atrás, al sentir como su próstata fue golpeada por el azabache, sus piernas estaban flexionadas en los brazos del mayor, sus manos sujetaban su cintura, a pesar de todo estaba disfrutando de eso, su cerebro quería detenerlo pero su cuerpo pedía más.

~~ Eres tan lindo~ mi Kashi ~~

El azabache apretó con fuerza la cintura del peliplata, mientras seguía embistiendolo rápidamente, observó cómo el sudor escurría por el cuerpo del menor, sus mejillas sonrojadas, sus ojos aún estaban vendados, sus labios entreabiertos soltando fascinantes gemidos, su blanco cuello con algunas marcas que había dejado recientemente, sus pezones ya rojos y erectos pidiendo atención de nuevo, se acercó y aprisionó uno entre sus labios, mordisqueandolo y chupándolo luego pasó al otro, dio unas embestidas más, el cuerpo de Kakashi tembló y terminó manchando sus abdomen, mientras Obito llenó su interior, recargó su frente sobre el pecho del menor recuperando el aliento, soltó una risita, se sentía feliz.

— ~Oh Kashi~ tu cuerpo es exquisito...

— ¿Ya-ya vas a desatarme? —Preguntó el menor en un resoplido.

— Aún no bebé...

— ¿Es enserio? —Preguntó frunciendo el ceño.— Al menos déjame verte...

El peliplata parpadeó un poco, lo primero que vio fue la sonrisa de Obito quien aun estaba metido entre sus piernas, luego miró hacia un lado, una ventana, todo estaba oscuro afuera, con razón sentía hambre ya había anochecido, a unos pasos de la ventana había un sillón, fue ahí donde tropezó y todo comenzó, osea que se dirigía al lado contrario de la puerta, la habitación era iluminada por la lámpara en el techo, luego su mirada volvió a los ojos del azabache quien rápidamente volvió a besarlo.

— Obito... espera... —Pidió el peliplata en el momento que los labios del azabache bajaron a su cuello.— Tengo hambre...

— Esta bien... —Contestó Obito y le dio un beso en el mentón.

— Y también me quiero dar un baño... —Murmuró Kakashi pero Obito solo soltó un bufido se recostó en su pecho abrazándolo.— No puede ser, ¿crees que voy a escapar si me desatas?

— Lo intentastes cuando te llevé hacia el auto.

— ¡Carajo pero ni tan siquiera podré correr! —Exclamó el peliplata.— Es más... creo que tú tendrás que llevarme hacia la ducha... —Balbuceó viendo hacia otro lado avergonzado.— Solo quítame esto de los manos que las siento entumecidas, si mi sangre no circula adecuadamente, podrían haber consecuencias.

— No creo que sea para tanto... —Dijo Obito y alzó su mirada abrió los ojos con sorpresa.— ¡Mierda!

Obito buscó la llave y abrió las esposas, Kakashi respiró aliviado pero al ver sus manos se asustó un poco, el azabache parecía entrar en pánico.

— No puede ser... tendrán que cortarme las manos... —Expresó Kakashi luego vio la mirada de horror del azabache, no pudo evitar burlarse por la actitud del mayor.— Es broma. —Dijo luego sonriendo.

— ¡Carajo! ¿Cómo puedes bromear con algo así?

— Bueno si hubieran estado atadas por más tiempo eso sería una posibilidad, ahora tráeme alcohol, vendas y un bisturí, necesitas hacer que la sangre vuelva a circular con normalidad.

Amor Ilegal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora