Miraba atenta a mi alrededor recargada en mi casillero. Esperaba a Vic, era raro que ella se tardará en salir cuando él timbre sonaba. De hecho, creo era una de las primeras en salir del salón y eso lo se por que tenemos dos clases juntas, y una de ellas es la última hora.
Mire de nuevo el pasillo por las escaleras al segundo piso, no había rastros de ella. Me estaba comenzando a desesperar pues ya casi el pasillo estaba vacío. ¿Dónde estas Victoria?.
Considere en llamarla, pero mi teléfono decidió que era buen momento para apagarse por poca batería. Mire el reloj en la pared, media hora. Media hora tarde.
Decidida camine al segundo piso. Si iba al lado del auto estaría igual, y prefería caminar y buscarla, que quedarme quieta cansándome.
Choque con varios estudiantes que salían y me ponían mala cara. Se las regresaba, no estaba de humor para sus malas caras.
Al subir al segundo piso casi muero cuando choque con alguien. Si no fuera por que me sujete al barandal y esa persona me tomó de la otra mano, me mató.
Por inercia apreté mis ojos y labios rezando por dentro. Cuando el golpe o lo que fuera no llego, estuve dispuesta a protestar mientras abría los ojos para ver al responsable. Pero me quedé paralizada con el insulto quedando en mi mente y sintiendo mi corazón latir con fuerza.
Esos ojos verdes que desde hace tres días que los vi por primera vez se quedaron grabados en mi mente. ¿Qué hace él aquí?.
—Perdón, perdón, es que no te vi, iba distraído.
Su voz. Esa voz. Dios mío, tenía una voz dulce pero a la vez de esa que tiene un fuckboy. Lo mire a tónica.
Reacciona.
A sí.
Negué con la cabeza sin encontrar mi voz.
—No, yo... También lo siento —en serio estoy diciendo esto cuando hace dos segundos quería insultarlo—. Digo, no, fíjate por donde vas, pude haber muerto —hable firme.
Pero esa firmeza desapareció cuando note su mano y la mía unida. La separe de inmediato cuando un escalofrío me recorrió la espalda y sentía mis nervios aumentar.
—Valla... Perdón —pareció fijarse más en mi cuando entrecerró sus ojos—. Eres tú. La chica que pierde a su hermana menor.
Fruncí mi ceño por el nombre que me reconoce.
—No, yo no la perdí, ella se alejo de mi y se perdió.
El soltó una risa ahogada que me hiso querer desmayarme. Su hoyuelo se hiso notar y esos dos lunares me tentaron a estirar mi mano y tocar su mejilla.
—Bueno, creí que no te volvería a ver.
Estuve a punto de contestar pero entonces supe que... Bueno, ¿el que hacía aquí?.
—Yo tampoco la verdad. Pero... Eh, puedo preguntar ¿Qué haces aquí?.
El sonrió todavía más y se rasco la nuca con nerviosismo.
—Vine a ver a una amiga que estudia aquí.
Sentí un pequeño malestar cuando dijo eso. ¿Qué me pasaba?.
—Ah claro... Eh... Pues, espero que encuentres a tu amiga.
Me dispuse a irme pero su mano en mi brazo me detuvo y me hiso detenerme. Mi cuerpo reaccionó a ese roce y se me erizo la piel.
—Eh, quería... ¿Tú estudias aquí?.
Su pregunta me pillo por sorpresa pero asentí siendo muy consiente de que aún me sujetaba.
—Entonces nos veremos más seguido. Claro si es que tú quieres verme.
Todos los días.
Cállate, no es momento de tus cosas.
—Aja.
Nos quedamos viendo un rato más antes de que me soltara y yo caminara al salón de mi amiga mientras lo dejaba atrás.
Mire los salones vacíos excepto por uno. Donde estaba mi amiga, otra chica y una profesora.
La chica que me daba la espalda la reconocí de inmediato. Era Hanna McGreen.
Era una estudiante brillante, lista, bonita, amable y amigable. Además de ser actriz, si leyeron bien, actriz. Era alta, delgada de buen cuerpo con cabello rojizo, pecas y ojos claros. Pestañas largas y sonrisa perfecta. Tenía ya 19 años, pero aún así se metió a estudiar pues por la actuación perdió tres años, los que ahora tendría en preparatoria y quería recuperarlos. Teníamos una clase juntas, música. Era muy talentosa y muy ágil para los instrumentos.
Era la chica ideal para todo chico.
Me recargue en la pared que daba al estacionamiento y mire a todos los alumnos irse. En cuanto voltee mi amiga me miraba con aburrimiento y señalaba a la profesora que no paraba de hablar. Sonreí divertida y mire de nuevo al estacionamiento.
Diez minutos más tarde mi amiga salió seguida de Hannah que tenía los hombros caídos y cara de querer morir.
—Perdón Ani, pero te estuve llamando para que vinieras por las llaves del auto y te metieras en el, pero me mandaba a buzón.
—Si, no tengo pila.
—Cuando tienes pila —choco su hombro con el mío divertida.
—Hola, Aneli —me saludo Hannah cuando paso a nuestro lado.
Mire atónita a mi amiga y se encogió de hombros. No creí que me conociera, o supiera mi nombre tan solo.
—Hola, Hannah.
Comenzamos a caminar las tres a la escalera.
—¿Pará qué te quería la profesora? —pregunté casi en susurro.
—Ah, era para que me encargará...
—Encargáramos —corrigió Hannah.
—Bueno, encargáramos de la fiesta de inicio de año para el próximo semestre. Ya que es nuestro último año.
—Y quería a las más creativas, y al parecer Victoria fue la más creativa en los eventos que preparo su carrera, y yo pues...
Se quedó callada.
Sus influencia en los alumnos.
Eso quería decir ella, pero sabía que no lo diría.
Quizá era una diva y bonita chica, pero se veía que era sensible ante esas cosas. Una vez la escuché llorar en el baño por su vida. Pues le daba pesar saber que muchos se acercaban a ella, solo por ser una figura artística.
—Bueno, Victoria, nos vemos entre las vacaciones para ir planeando todo. No quiero hacerlo a la mera hora. ¿De acuerdo?.
—De acuerdo. Nos vemos luego Hannah.
Hannah se adelantó y bajó las escaleras antes que nosotras. Y justo cuando estábamos por la mitad, Hannah corre a los brazos de alguien que la recibe con los brazos abiertos.
Auch.
Aidan la recibió y le susurro algo al oído antes de separarse y darle un beso en la mejilla.
Me detuve de inmediato. Vic se detuvo dos escalones abajo cuando noto mi pequeña y leve ausencia a su lado. Me miró curiosa.
—¿Qué te pasa?.
—Nada. Emm podemos ir por la puerta del campus.
Ella me miró ahora confusa y se giro a mí con las manos en la cintura en forma de jarras.
—¿Porque? A ti no te gusta irte por allí. Además de que el auto está aquí enfrente.
La mire y luego al frente donde ahora esos dos caminaban riéndose.
Vine a ver a una amiga.
Ella era la amiga. Si es que lo eran. Posiblemente eran pareja. Y yo poniéndome nerviosa por el. Dios no.
Baje de nuevo las escaleras cuando Vic me dijo que siguiera, que no estaba lejos el auto y no tenia caso ir por el otro lado. Obedecí caminando un paso detrás de ella, y cuando salimos me retrase dos mas, y cuando cruzamos el primer cajón de los autos, mire a mi costado y... Genial. Ellos estaban dos cajones después de donde estaba el auto de Vic.
Ya no habían autos, solo los de los profesores y esos estaban hasta la esquina del lugar. Así que no había impedimento para que nos vieran.
Oh no.
Me detuve de nuevo y Victoria está vez se detuvo por completo mirándome extrañada.
—¿Qué te pasa?. Y no digas nada, no estás caminando a mi lado, y eso es raro en ti, esta es la segunda vez que te detienes al caminar y tú no eres así. Además odias a las personas que se detienen en la calle y caminan lento, y es justo lo que estás haciendo.
Sonreí con inocencia y la tome del brazo antes de caminar con ella cubriéndome. No se por que hacía esto, pero no quería que me viera.
—Ok, esto es aún más raro.
—Cállate y camina.
Ella me siguió el juego y al llegar al auto, antes de abrir la voz de Hannah detrás de nosotras me hiso dar un salto.
—Quieren venir con nosotros por una pizza —dijo amable y sonriendo.
Mire de inmediato a mi amiga y le dedique una mirada de advertencia de que si aceptaba la mataba. Y cuando me sonrió y se giro tan rápido, supe que debía hablar yo antes.
—No gracias.
—Si gracias.
Dijimos al mismo tiempo. Hannah nos miró confusa y alzo sus manos señalándonos. Mire detrás de ella y esos ojos verdes volvieron hacer que no pudiera pensar en nada. Cosa que causó que terminará hablando mi amiga.
—Que si iremos, gracias.
Y cuando me di cuenta estaba en una pizzería. Victoria a mi lado, Hannah al otro y el asiento frente a mi desocupado, que pronto se ocuparía por cierto chico de ojos verdes con dos lunares en la mejilla cuando viniera con la pizza.
Hannah y mi amiga hablaban animadamente mientras yo permanecía en silencio y miraba la espalda del chico que estaba esperando la pizza.
Tenía que salir de aquí. A pesar de que veníamos en autos diferentes cuando baje del de Vic sentí ese escalofrío que me recorría la espalda y esos nervios junto a mi corazón latir fuerte al verlo a el.
—Valla, entonces son amigos —la voz de mi amiga y el golpe disimulado por debajo de la mesa me hiso salir de mis pensamientos.
Valla se dio cuenta rápido.
—Si, antes éramos pareja, pero no funcionó y preferimos quedar como amigos. Hemos tenido algunos proyectos juntos, oh y con Triny. Otra amiga nuestra.
Ok, la conversación estaba un poco interesante.
—Oh, un segundo, el también es actor —pregunté con un poco más de curiosidad de la que debía.
—Si, hace poco salió en una serie. Tiene también una canción con Triny, esta muy bonita. ¿No sabían quién era?.
Su pregunta fue para ambas, pero la mirada fue para mí. Como si el que no supiera quien es fuera horrendo.
Ok, me sentía fuera de lugar.
Negué con la cabeza y ella sonrió.
—Eso lo explica.
¿Qué explica?.
Estuve a punto de preguntar pero Aidan llegó poniendo la pizza, cuatro refrescos en la mesa. Mi mirada se cruzo con la de él, y fue como un imán, como si cada vez que estuviera cerca no pudiera apartarla.
Empezamos a comer mientras Hannah y Vic hacían conversación. No es que no quisiera hablar, pero el hecho de que hablara y el se mirara no ayudaba, y menos cuando estaba justo delante de mí. Debía salir de aquí.
Dos horas después acabamos de salir del local. Victoria seguía hablando alegremente con Hannah y Aidan iba a mi lado en silencio. Tenía las manos metidas en los bolsillos de sus pantalones, la cabeza ligeramente agachada mirando sus pasos. Yo iba igual, con la diferencia que llevaba mis manos delante de mi estómago moviendo mis dedos nerviosa.
—Te gustó la pizza —mire por el rabillo del ojo que me miraba atento.
—Si, estuvo buena.
Silencio.
No era incomodo pero... Era, tenso. Como si ambos quisiéramos hablar de algo para no estar en silencio.
—Así que... Eres amigo de Hannah.
Si, frase tonta. No me juzguen estoy nerviosa.
—Si, desde hace años.
—Y también eres actor... Y al parecer cantante.
Se detuvo un momento y eso causó que yo también lo hiciera. No supe el como me estaba mirando, solo se que me miraba directo a los ojos. Como si el que supiera quien era no le gustaba.
—Te lo dijo Hannah.
—Algo así. Por que no lo dijiste antes.
Rasco su nuca nervioso y carraspeo antes de hablar.
—No lo creí tan necesario.
Siguió caminando esta vez más cerca de mí, con nuestros brazos casi rozando. Solo debía extender un poco el brazo para poder tocarlo.
—Te molesta —mire que tenía la cabeza agachada.
—¿Qué me molestaría?. ¿El que seas actor o cantante? Pará nada.
Alzo la cabeza de golpe y me miró. Sonrió cómo un niño dejándome ver ese hoyuelos suyo.
—Aidan, es hora de irnos —la voz de Hannah nos hiso detenernos.
Me miró de nuevo antes se asentir a su amiga que se acercó a mí a despedirse. Aidan se despidió de Vic con un apretón de manos y se detuvo en mi.
—Nos vemos luego, Ali.
—Adiós Aidan.
Se dio la vuelta a la camioneta que los esperaba y yo también. Subí al auto de mi amiga mientras lo hacía el a la camioneta. Mi amiga arrancó y sentí que podía soltar el aire que hasta apenas me di cuenta que retenía.
—Ah que es guapo ¿verdad?.
La mirada y pregunta de mi amiga mientras estábamos en la luz roja me tomo desprevenida.
—Eh, quien.
—No te hagas Ali —imito su voz al decir mi nombre—. Nunca había escuchado a alguien decir ese diminutivo de tu nombre. Es lindo. Pero, hablo de Aidan. Esta guapo, no amiga mía.
La sonrisa divertida y cómplice de mi amiga me hiso esconder mi cuello cual tortuga. Mis mejillas se encendieron y solo pude mirar la ventana cuando esos ojos verdes volvieron a mi mente.
¿Qué me estas haciendo Aidan?.
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La ultima nota de amor
FanfictionUna gran pasión por la música se desarrollo apenas empezó hablar. Su sueño; cantar para todo el mundo, inspirar a otras personas por medio de su música, por las notas y letras de cada canción que escribía. Pero con miedo y sin tener claro su camino...