Capítulo 10. 4 de Julio.

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Alise mi vestido nerviosa, mire mi pulsera y deslice mis dedos sobre las figuritas. Estaba nerviosa, ansiosa y con ganas de querer tirarme por la ventana.

Íbamos a la casa de los padres de Aidan. Y aún que en toda la mañana me idealice que iba conocerlos, no conté con que me pondría tan nerviosa ahora.

Pase un mechón de mi cabello detrás de la oreja y volví alizar mi vestido. Apreté mis piernas y cerré mis puños sobre mis rodillas.

—Tranquila —Aidan puso una mano sobre la mía y mi cuerpo se relajo de inmediato.

—Estoy tranquila —mentí.

—Claro. Todo saldrá bien.

—Es fácil para ti decirlo, no vas a conocer a mis padres.

—El día que fui por ti créeme que estaba nervioso. Incluso creí que me desmayaría, más si tu padre oh tu hermano me abrirían la puerta.

—Tuviste suerte.

—Bastante. Pero en este caso estarás bien. Ellos te adoraran.

—¿Eso crees?. Ni siquiera me conocen.

—Si, mi madre hasta me pregunto por tu comida favorita en la mañana para que la hiciera.

—¿En serio?.

—Si. Hablo muy en serio cuando digo que mi madre ya te adora sin siquiera conocerte.

No pude evitar sonreír por eso. Sentí mis mejillas calientes y mire por la ventana ocultándolas.

—Ahora que lo pienso, ¿Cómo quieres que te presente? ¿Mi amiga? ¿Mi amante?...

—¿Tu amante? —tuve que mirarlo con los brazos cruzados.

—Si, que tiene. Al final también serás mi amante, mi confidente... Mi fantasía —una sonrisa coqueta adorno su rostro y no pude evitar sentir mi estómago encogerse.

—No, prefiero que esos seudónimos los tenga cuando seamos algo más. Pero... ¿Cómo me presentaría tú con tus padres?.

—Hasta la pregunta es obvia. Diría —se aclaró la voz fingiendo seriedad pero una sonrisa que mostraba su hoyuelo lo delataba—. Mamá, papá, les presento a Aneli, Mi novia.

Sentí mariposas haciéndome sonreír como el solo podía. En definitiva el tenía un poder sobre mi, quizá así como el poder que yo tenía sobre él.

—Ya se como quiero que me presentes —dije de repente recordando algo.

"Y así conozco a mis futuros suegros".

—¿Como?.

—Tu solo encárgate de decir mi nombre.

Asintió sin replicar más. El resto del camino fue silencioso pero no incómodo. Cambie la música cuando entró en las residencias donde sus padres vivían, las pequeñas calles estaban iluminadas por los faroles y las luces de chispas que traían algunos niños. Pasamos varias casas antes de que Aidan detuviera el auto en el pequeño lugar frente a una casa color azul con gris.

Mi estómago se encogió formando un nudo en el. Los nervios volvieron aparecer cegándome por un instante en el que no me di cuenta cuando Aidan ya había salido y me abría la puerta.

Salí del auto con mi bolsito colgando en un hombro. Mis zapatos hacían ruido al pisar por el pequeño tacón que traían.

—Prefiero tu mochilita —dijo Aidan quitándome mi bolso y colgándoselo el.

—Yo igual.

Ni siquiera sabía por qué no me había traído mi mochilita.

Pará verte más adulta y sería.

Clarooo... Y no había servido de nada. Me seguía viendo como una niña. Bueno tampoco tan niña, pero si una adolescente menor. Y ahora que lo pensaba, Aidan tenía 19 años... Yo tenía 17, nos llevábamos por dos años.

¿Se notará la diferencia de edad entre el y yo?. No creo, quizá un poco por la altura, pero no porque el se viera mayor. ¿Por qué estaba pensando esto ahora?. Ah claro, estoy nerviosa y mis pensamientos innecesarios atacaban mi mente cada que eso pasa.

Aidan soltó mi mano abriendo la puerta invitándome a pasar. Cuando lo hice el olor a lavanda inundó mi nariz. Y los nervios volvieron.

Me di media vuelta y me dispuse a huir.

—No, creo que huiré.

Aidan atravesó su brazo por mi cintura impidiendo mi escape. Me dio un beso en el hombro descubierto por el suéter que se había bajado y me atrajo a él cerrando la puerta con su pie.

—Estarás bien. Vamos.

Caminando así entre sus brazos yo de espaldas a el llegamos a la cocina. Al menos a la entrada. Me soltó y me mentalice que me veía bien, que todo saldría bien y que no les caería mal a mis futuros suegros... Digo a los padres de Aidan.

—Mamá —la voz de Aidan hiso que la señora que estaba de espaldas a nosotros se voltear a con una sonrisa.

Alzo sus brazos recibiendo a su hijo con un beso en la mejilla.

—Aidan, cariño. Que gusto verte.

—Mamá, nos vimos hace dos días.

—Y nunca será suficiente para mí.

Otro abrazo le dio su madre antes de fijarse en mi. Los ojos verdes que me recordaban a el me escanearon de arriba abajo y apartó a su hijo caminando hacia mí. Mis ojos se abrieron cuando estuvo frente a mi con sus manos en mis hombros escaneándome.

—Y tú debes ser Ani. Que bonita estas cielo —dijo y me dio un corto abrazo.

—Gracias.

—Mamá —Aidan se paro a mi lado—, ella es Aneli... Mi...

Me miró esperando que hablara y antes de poder pensarlo mejor lo solté sin más.

—Su futura novia —estire mi mano para recibir el saludo que su madre me ofrecía.

Y entonces me di cuenta que debí pensarlo mejor antes de decir aquello. Mi cara se puso roja cuando ninguno de los dos habló y solo me miraron atentos.

Pasaron unos segundos que fueron eternos para mí cuando la madre de Aidan sonrió complacida.

—Bueno, entonces, un gusto conocerte futura nuera, soy tu futura suegra Lauren.

—Ho-hola.

Claro, ahora tartamudeas. Concéntrate.

—Amor, ven, muestro niño está aquí —dijo la señora Gagher—, vengan.

Me tomo de mis manos y camino conmigo hacia el recibidor. Nos sentamos en el sillón grande, ella delante de mi.

—Me alegra mucho conocerte, espero tengas hambre por que hice mi especialidad.

—No nos quedaremos mamá —las palabras de Aidan hicieron que la expresión de su madre decayera.

—Oh... Bueno, mientras se van coman algo. Iré por algo. No sé vallan.

Se levantó y camino de vuelta a la cocina. Mire Aidan que me sonreía complacido. Escuché los pasos de alguien en las escaleras y cuando Aidan se levantó emocionado supe que era su padre.

—Papá.

—Que gusto verte hijo.

Se dieron un abrazo afectuoso antes de mirarme.

—Papá te presentó a Aneli...

—Es nuestra futura nuera —dijo su madre saliendo de la cocina con vasos.

—Oh, muy bien. Pues bienvenida futura nuera. Soy tu futuro suegro, Rob.

Sonreí con pena, debí haber pensado mil veces más el como presentarme. Aún que no lo dijeran con burla, más bien con ternura, alegría y diversión, no debí decir eso.

Durante los próximos 240 minutos mi futura suegra me llenaba de aperitivos que había hecho y mandaba a Aidan por ellos cada vez que me terminaba uno. Era gracioso ver a Aidan yendo de la cocina a la sala con diferentes platos en las manos.

Su madre era muy amable conmigo, de hecho demasiado, más de lo que yo creí que una futura suegra podría tratar a su futura nuera apenas la conoce. Me llenaba de halagos al igual que su esposo que sonreía cada vez que Aidan me presumía con ellos. Y note mucho el orgullo en sus ojos por Aidan. Y si yo fuera familia de él, también lo estaría, más bien ya lo estoy.

Era cómodo estar con la familia Gagher, aun que veía mucha diferencia con la mía. La de él era como estar en un lugar tranquilo, con quizá sorpresas al rededor y un cariño volando por el aire, con la mía era como estar en un parque de diversiones, risas, gritos eufóricos y cariño. Eran tan diferentes pero a la vez iguales por el amor que se respiraba en el aire.

—Creo que ahora quiere adoptarte —solté una carcajada mientras abría la puerta del auto y saludaba a los señores Gagher.

—Quién diría que sería ahora la favorita de tu mamá.

—Eh no, no, no. Yo soy el hijo, tu la nuera.

—Futura nuera —aclare—, y creo que me quieren mas que a ti.

Sonreí inocente mientras el trataba de estar serio pero una sonrisa salió de su rostro una vez le lance un beso al aire.

Sus padres saludaron cuando nos dimos vuelta en la calle para salir. En cuanto lo hicimos sobe mi estómago tratando de bajar el sentimiento de estar llena.

Desvíe mi vista Aidan que daba la vuelta en la calle y... ¿Por qué se veía tan atractivo haciendo eso?. No pude dejar de mirarlo hasta que sentí su mano sobre la mía en mi rodilla. Un pequeño ataque tuvo mi corazón sintiendo su cálida mano sobre la mía.

Tomé su mano con las mías y jugué con ella como niña pequeña. El no la quitaba oh se quejaba y disfrute de sostener su mano.

Cuando llegamos a la entrada de mi casa la abrí y escuché de inmediato los gritos de Madi jugando con Ethan y los chicos. Que desde una temporada hasta la actualidad ellos venían a pasar el 4 de Julio con nosotros y no había problema, el problema empezó ahora que en cuanto me vieron entrar con Aidan todo se quedó en silencio.

—¡Aidan! —Madi se levantó y corrió a los brazos que le extendía Aidan.

La sostuvo en brazos y ella se aferro a su cuello con su bracitos.

—Hola Madi.

—Mi mamá preparo comida vagena.

—Vegana —corregí.

—Eso. La preparo para ti.

Aidan la bajo mientras me seguía para la cocina y Madi se metió a la cocina corriendo.

—Hola a todos —dije para todos los que estaban en la sala.

—Hola Ani, niño —dijo mi hermano saludando a mi acompañante, rodee los ojos.

—Es Aidan.

—Eso.

Los ignore y tome la mano de Aidan para entrar y ver a mi madre sirviendo la cena.

—Madi deja de jugar.

Madi dejó el cubierto en el plato haciendo caso a la petición de mi madre.

El silencio era un tanto... Incómodo, el único sonido que se podía escuchar era el de los cubiertos chocando con el plato. Aidan a mi lado no dejaba de regalarme sonrisas, y los tres que estaban delante de mi no dejaban de mirar con detenimiento a Aidan, al igual que mi hermano a mi lado y mi padre.

—¿Quieres un poco más Aidan? —mamá preguntó.

—No, gracias.

—Espero que te haya gustado, es la primera vez que preparo comida vegana y tenía miedo que no me saliera.

Si, mamá había preparado comida especial para el después de que me preguntara esta mañana que le gustaba a él. También su futura suegra se preocupaba por el.

—Está delicioso, gracias.

—¿Tu hija, quieres más?.

—No mamá, gracias.

Pará no dejar solo a Aidan y que se sintiera solo al comer diferente comida, yo comí la misma que el.

Aun que se mantenía una platica se sentía un ligero ambiente tenso, y mas por mis dos familiares que trataban de intimidar a Aidan, de las miradas de recelo de Ethan, y las de advertencia por parte mía y de mi madre. Y cuando se pasaban con una pregunta demasiado incomoda de su carrera intervenía para que se detuvieran.

Entendía -en parte- los celos de mi hermano y mi padre, pero estaban llevándolos demasiado lejos y me estaba empezando a enojar lo suficiente con los ellos y el amigo de mi hermano como para reprenderlos cuando Aidan se fuera.

—Creo que no le agrado a tu padre, hermano y al amigo que tu hermano —hablo Aidan a mis espaldas.

—Déjalos, no necesitas caerle bien a los dos últimos, solo al primero —dije dejando el plato en el cesto y tomar otro.

—Ese es el que mas me preocupa.

Sonreí con ternura.

—Le caes bien, pero como todo papá oso, protege antes de ceder. Créeme.

Nos quedamos en silencio hasta que sentí su pesada mirada en mi. No sabía cómo pero podía intuir cuando él tenía algo en su mente que lo hacía estar tenso, y desde que entramos estaba tenso.

—Puedes decir ya la pregunta oh lo que sea que te tenga así.

—Tú y el amigo de tu hermano... El que no dejaba de mirarme como si quisiera matarme... ¿Tuviste algo con el?.

En seguida me quedé quieta. Fruncí mi ceño y lo mire.

—¿Que? ¿Por qué crees eso?.

—Desde el día que cenamos en mi casa se notaba que... No se, algo había, le gustas, y hoy que me vio llegar no dejo de mirarme como si fuera una amenaza.

—Pará empezar, no, nunca he tenido nada con el, jamás, tenemos más de cinco años de diferencia. Segunda, el no... No le gustó, oh bueno eso dice el pero sus acciones dicen lo contrario...

—Ósea que si le gustas.

—Eso dice el.

—¿Y no le crees?.

—No, ¿por que estamos hablando de esto?

—Por qué se nota que el siente algo por ti, soy hombre, se que miradas damos cuando alguien nos gusta.

—¿Así? ¿Y según tu como me mira?.

El ambiente cambió de repente, mis mejillas empezaron arder y mi respiración se volvía pesada cuando el se acercó a mi.

Me tomó de la cintura con una mano de una forma tierna y me atrajo a él sin invadir demasiado mi espacio. Aleje mis manos para no mojarlo con el agua y deje que me retuviera entre el lavabo y su cuerpo.

—Te mira como yo te miro, como si quisiera investigar en lo mas profundo de ti, saber tus secretos más oscuros, saber tus sueños más hermosos y perversos, saber que te gusta y que no, que puedo hacer contigo y que no. En conclusión, te mira como si fueras el tesoro más hermoso para un pirata que lleva buscando toda su vida. Justo como yo.

Mientras lo decía su rostro se inclinaba hacia el mío. Su respiración chocaba con la mía y con sólo un movimiento de cualquiera de los dos se podían unir nuestros labios. Los mire teniendo la tentación en frente, como Adán y Eva cuando estuvieron frente a la manzana prohibida.

Y sin pensarlo un poco más me puse de puntitas para capturar sus labios pero el sonido de alguien lo hiso separarse de inmediato dejando el beso en un solo roce. ¿En serio? ¿Tenían que molestar ahora?.

Y no hiso falta que levantará la cabeza para saber que mi hermano nos miraba serio.

—Mamá dice que ya es hora de subir, andando.

—Ya vamos —dije esperando que se fuera pero no lo hiso.

Entendí en el instante que no se iría hasta que nosotros también. Así que seque mis manos y salí tomando la mano de Aidan.

Subimos al techo como era costumbre, mi madre y los demás ya estaban ahí cada uno sentado en las sillas de playa que había comprado mamá para el jardín pero terminaron aquí.

Me senté con Aidan hasta atrás y mi hermano me tomó de la mano para pasarme a la de enfrente y sentarse el en la mía. Lo mire mal, así que tome a Madi y la senté en mis piernas y luego a Aidan para que se sentará a mi lado. Le saque la lengua al ver su cara de enfado. No los dejare que me alejen de él, y mucho menos que se salgan con la suya.

—Ya casi empieza el espectáculo de fuegos artificiales.

Y en ese momento empezaron a salir los primeros.

Mi hermana aplaudía con entusiasmo y corrió con mis padres que estaban en la orilla abrazados.

El cielo se iluminó de colores y los mire con una sonrisa tallada en los labios. Sentí una mano tomar la mía y lo mire. Las luces de los fuegos artificiales iluminaban su rostro haciéndolo ver más atractivo.

Pase mi pulgar por su mejilla.

—Te cuento un secreto —me dijo. Asentí inclinándome en la silla y quedando de perfil a él.

Y sin previo aviso con su dedo índice me tomo del mentón volteado mi rostro a el y junto sus labios con los míos.

Fue un beso donde solo se presionaban nuestros labios, me tomo de mis mejillas apenas en un roce dejándome a mi la decisión de alejarme oh no. Se separó un poco y me sonrió antes de decir.

—Estoy enamorado de ti.

No supe que decir, aun que la respuesta era muy clara para mí. Por que yo también lo estaba.

Así que lo volví a besar teniendo los fuegos artificiales de fondo. Esta vez mi boca se movió sobre la de él en un beso necesitado sin ser demasiado. Mi lengua roso con la de él y empezaron un juego entre ellas. Sus manos las llevó a mi espalda y las mías las enrede en su cabello acercándolo más a mi.

Todo desapareció y solo me concentre en este beso que llevo anhelando desde ese día en la cafetería.

Ahora adoraba a mi hermano por llevarme a ese concierto, a mi hermana por perderse -aún que suene raro- y llevarme a conocerlo a él.

Con este beso dejaba muy en claro mi respuesta a lo que me había dicho. Y traté de dejarlo claro en cada movimiento de mi boca.

Me separe de él cuando él aire empezó a faltarme y aún los fuegos artificiales estaban iluminado el cielo. Sus ojos brillaban y sabía que los míos también. Mis mejillas las sentía calientes y mi cuerpo estaba en un estado de sueño, apenas procesando las sensaciones que me había desatado ese beso.

—Tu padre me va a matar.

—Es lo más seguro.

(...)

Lo despedí en la puerta cerrando un poco para poder despedirme bien de él. Mis brazos se aferraban a su cuello y sus manos a mi cintura atrayéndome a él.

Después de ese beso, vinieron más, claro que cuidando que mi padre no nos viera. Pues mamá tuvo que sostenerlo cuando nos vio.

—Debo irme —asentí dándole otro beso.

Creo que solo necesitábamos un beso para desatar los demás y no poder dejarnos.

—Me avisas cuando llegues.

—Si, yo te aviso.

Besos pequeños iban detrás de cada palabra. Era un juego bastante divertido y entretenido al cual podía acostumbrarme fácilmente.

—Nos vemos mañana.

—¿No tienes que trabajar?.

—No, por ahora no.

La puerta se abrió a mis espaldas y me separe de Aidan.

—Ya es hora no, llevan casi una hora despidiéndose.

Mire mal de nuevo a mi hermano y Aidan solo asintió. Me dio un beso en la mejilla y se alejo haciendo un gesto con la mano a mi hermano en despedida.

—No podías esperar hasta que fuera la hora y media —dije.

—No, a papá casi le da un ataque, Ethan no deja de fastidiarme con que te venga a ver y yo no puedo dejar que le succionen los labios a mi hermana. Adentro.

Me daba ternura y enojo su modo hermano celoso y protector, pero ahora debía mantenerme calmada para la platica que tendría con mis padres sobre el beso. Por que si, papá no me dejaría pasar esto tan fácil.

Querías beso no, ahora aguántese.

La ultima nota de amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora