Capítulo 6. Estudio De Grabación

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Las matemáticas no eran mi fuerte, es mas, no nos llevábamos bien. Nos odiábamos, era así como una relación forzada y toxica que teníamos ellas y yo. Y lo peor de todo, es que siempre, de algún modo, terminaba metida en matemáticas.

Los últimos tres días me la había pasado escribiendo mi música, yendo con mi padre a la tienda de música -y haciendo cuentas-, cuidando y jugando con Madi, y molestando a Jay y los chicos cuando iba a los ensayos con ellos. Y gracias a eso me ganaba varios minis insultos de ellos. Y claro, también sin olvidar las miradas serias y sin humor por parte de Ethan, que desde esa noche que me vio con Aidan no dejaba de recibir; si no fuera por Ben con sus chistes de Ethan celoso me lo estaría tomando con seriedad.

Y volviendo a mi relación toxica y forzada con las matemáticas, aquí me encontraba en el escritorio de mi padre de la tienda de música contando el dinero. Había hecho las cuentas más de tres veces por mi memoria que se perdía cuando un mensaje de Aidan aparecía. Y varias veces mi padre me pillo mirando el teléfono como tonta y reclamándome de que me estaba distrayendo mucho ese jovencito -como el le decía a Aidan-.

Y pensando en el rey de Roma. Mi teléfono vibró con la llamada de Aidan. Dejé el dinero en la mesa anotando la cifra en la libreta para que no se me olvidara.

—Hola —dije una vez conteste.

—Hola señorita. Me alegra oírla.

—Aidan, hace cinco horas hablamos. Y nos estamos escribiendo por mensajes.

—Y es el tiempo suficiente para que la extrañe.

—Si tú lo dices —agarre el dinero que faltaba y empecé a contarlo poniendo el teléfono entre mi hombro y mejilla.

—¿Acaso no me cree?.

—No es eso. Pero para que llamas.

—Bueno, era para decirte en una hora pasaré por ti —mire la hora— ¿Todavía quieres ir verdad?.

—¿Al estudio?, si.

—Bueno, entonces paso por ti en una hora. ¿Oh tienes algo que hacer?.

—En estos momentos si, pero ya casi acabo.

—Bien, nos vemos hasta entonces.

Quedo un silencio donde sabía que tanto el como yo quería decir algo más, y yo estuve a punto de hacerlo pero la puerta se abrió dejando a mi papá entrar.

—Si, nos vemos luego.

Y colgué.

Papá me miró con una ceja alzada.

—¿A dónde iras?.

—Con Aidan.

Ese nombre hiso que su expresión se pusiera sería.

—Ah.

Paso a la habitación y busco entre las cajas un disco. Lo mire con detenimiento mientras contaba con mas lentitud que de costumbre.

—¿Te molesta que salga con el? —pregunte sin poder detenerme.

—No.

—¿Entonces por qué actúas así cuando lo menciono?.

Soltó un gran suspiro y me miró.

—Porque eres mi pequeña, eres mi hija y como todo padre no quiero que un joven te lastime. Además... Lo mencionas mucho... Estoy celoso hija, por que ahora se que sales con el, convives con el, y el está haciendo un gran esfuerzo por que tú te fijes en el... Y lo está logrando.

Sonreí con ternura y me levante para darle un abrazo.

—Si sabes que te quiero ¿verdad?. Por que lo hago y mucho.

—Yo también hija, yo también.

Me dio un beso en la cabeza y me estrecho más con el en un abrazo que se sentía de protección y cariño.

Papá pocas veces era celoso y casi siempre los demostraba con mamá. Y esta era la primera vez que de verdad lo veía siendo celoso conmigo.

—Si quieres vete ya para que estés lista.

—No, me falta poco.

—Déjalo, yo termino —me dio otro beso en la cabeza cuando me separe—. Corre.

—Gracias —lo volví abrazar y salí tomando mis cosas.

Salí de la tienda y camine hacia la casa. No estaba lejos, almenos no tanto. Tres calles era lo que separaba mi casa de la tienda. Al llegar a casa escuché las risas de Madi que veía televisión con palomitas en un tazón a su lado.

—Hola mocosa.

—Hola Ani —me dijo sin despegar la mirada de la televisión.

Pase a mi habitación saludando a mamá en el cuarto de lavandería. Mire mi vestimenta que eran unos pantalones sueltos, un top verde y un suéter del mismo color. Iba bien. Solo cepille mi cabello y lave mi cara para maquillarme un poquito. Baje con mi mochilita en mano y me senté con Madi.

—¿Vas a salir?.

—Si. ¿Necesitabas algo?

—No.

Escuche el timbre sonar después de que mi teléfono vibrara.

—Vas a salir con Aidan.

—Si.

Abrí la puerta y unas flores fue lo que captó mi mirada.

—Pará ti.

—¿Ahora yo recibo flores?

—Si, me encontré con una florería y dije... Por que no llevarle a ambas. Ahora si te tocan flores.

Sonreí y lo deje pasar mientras cerraba la puerta tras de el. Camine a la cocina para ponerlas en agua con el siguiéndome. Le dio las flores a mamá y nos despedimos.

En el camino hablamos de lo que habíamos hecho durante los días que no nos habíamos visto. El poniendo atención a cada palabra que decía y viceversa. Al parecer la nueva canción que estaba por grabar le costó más que las anteriores.

Estacionó el auto en el estacionamiento de un edificio enorme.

—Posiblemente conozcas a mi otra amiga.

—¿Triny?.

—Si, te caerá bien.

Me tomo de la mano mientras entrábamos en el ascensor. Pulso uno de los últimos pisos. Su tacto hiso que mi pulso se acelerará y que mis sentidos se pusieran alerta. Mis sentimientos se expusieron en ese acto. Mi cara se puso roja y pronto sentí las mariposas en mi estómago revolotear, mi cuerpo entero temblando.

Al segundo piso se subieron dos personas ocasionando que me pegara más a Aidan. Al décimo piso tres personas más subieron y Aidan en un movimiento, aún sosteniendo mi mano la cruzo por mi espalda y me puso frente a él dejando una considerable distancia entre el y yo. Pronto me sentí tan pequeña, y no por que hubiera tantas personas, si no por que esto me recordaba a esa vez en la cafetería cuando estábamos demasiado cerca.

En el piso quince las dos primeras personas que subieron bajaron para ser sustituidas por tres más. Esta vez Aidan me soltó la mano y con la otra la paso frente a mi estómago cruzando también la otra y abrazarme. Esta vez mi espalda estaba pegada a su pecho, y me sentí pequeña, aún más pequeña. Pero me sentí bien. Era una sensación agradable.

Siete pisos después Aidan me impulso pidiendo permiso para poder salir del ascensor sin soltarme. Una vez estuvimos afuera no me soltó hasta tres pasos después, camino poniendo su mano en mi espalda.

Se detuvo en una puerta con un micrófono en ella y toco dos veces. Empecé a sentirme nerviosa y no supe por que, ¿Quizá era porque era la primera vez que vería un estudio de grabación? Oh ¿Qué nadie dentro de ese cuarto me conocía y no seria bien aceptada?. Pero el no me traería a un lugar donde no me sintiera cómoda... ¿O si? No, el no era así.

La puerta se abrió dejando ver a un señor de mediana edad con canas apenas visibles, un rostro apenas con arrugas y ojos azules.

—Hasta que llegas Aidan —dijo el hombre haciéndose a un lado para que entráramos.

Aidan me empujo para que entrara por que por lo visto mis pies habían decidido dejar de funcionar.

—Lo siento, pero tenia que pasar por ella y el trafico es horrible.

El hombre me miro de pies a cabeza sin detenerse en ninguna de mis facciones. Eso me hiso sentir más nerviosa.

—Así que tu eres Aneli —mis nervios se esfumaron para la confusión.

—Ah si.

—Hasta que conozco por fin a la dueña de que este muchacho se ponga las pilas.

Mire con una ceja enarcada a Aidan que fulminaba con la mirada al hombre.

—Bueno, es un gusto por fin conocerte Aneli, mi nombre es Simón, soy el representante de Aidan, bueno almenos en la música. Bueno, siéntete cómoda, Aidan apresúrate.

Aidan me sonrió con ternura antes de quitarse la chaqueta y llevarme al centro del lugar. Pude detallarlo mejor y es que era demasiado hermoso. Siempre, desde que tengo memoria me moría por estar en un estudio así. Papa antes había construido uno, según mi madre, pero cuando nací yo lo cambio por una habitación mas y llevo todas sus cosas al cuarto de abajo donde ahora estaban. Y se convirtió en un cuarto donde mi hermano y los chicos o a veces yo lo tomaba como lugar de ensayo.

Un chico de al parecer siete años mayor que yo estaba sentado frente al vidrio que separa el interior donde cantaban y el resto del cuarto. El chico tenia cabello alborotado con risos dejando ver su cabello alocado y único, su piel morena con unos audífonos enormes colgando de su cuello me miraba.

—Hola soy Jonathan.

—Hola.

Aidan me tomo del brazo llamando mi atención.

—Me la cuidas. —me dio su chaqueta y la tome antes de que me diera un beso en la cien y caminar al interior de la cabina.

Me senté en el enorme sillón de atrás y observe todo con detenimiento.

Media hora después la puerta se abrió de golpe llamando la atención de todos. Aidan dejo de cantar y los dos hombres se voltearon alterados.

—Perdón por la tardanza, pero el maldito trafico a esta hora es horrible, tuve que caminar seis cuadras desde donde me quede por que no avanzaba. Quien diría que las calles de Nueva York eran una locura a esta hora, pero ya llegue, llena de sudor y con los pies doliéndome como no tienen idea pero llegué.

Dijo eso tan rápido que dudo que haya respirado para decirlo. Todos la miraron aun estando en shock y fue ella la que camino quitándose el suéter que traía y la bolsa.

—Oh, hola —me miro con atención hasta que abrió los ojos en sorpresa y alegría—Oh tu eres Aneli, dios si eres ella. Mucho gusto soy Trinity, pero me dicen Triny.

—Hola... soy Aneli.

—Wow eres tan bonita, Aidan te falto alagarla mucho mas —dijo mirando al mencionado.

—Triny, es hora.

Pareció reaccionar entonces y me dejo sus cosas al lado. Se metió en la cabina y le dijo algo Aidan con una sonrisa antes de abrazarlo. El me miro de reojo sonriendo de lado y dios mío, sentí que mi pecho se formaba una sensación que me gustaba.

Veía como Aidan y ella entonaban perfecto, creando la melodía perfecta. Aun que a esa letra le agregaría un ritmo mas... suave con un bajo mas rítmico. Simón se fue dejándonos solos, Aidan y Triny no dejaron de cantar y el chico movía los bonotes cada cierto tiempo.

No se cuanto había pasado cuando el chico me llamo y me senté a su lado poniéndome los audífonos extras y quede sorprendida de la canción en general. Moví mi pie al ritmo mientras el seguía moviendo los bonotes. Aidan me sonrió y le enseñe mi pulgar en aprobación, me sonrió con mas animo.

En cuanto salimos del edificio Triny se giro a nosotros.

—¿Y si vamos a comer? Muero de hambre.

—De hecho, Triny —hablo Aidan y ella centro su atención en el—, nos vemos otro día si quieres, y hablan todo lo que quieran.

—Oh ya entendí. Saben que si, mejor, por que había olvidado que tengo que ir haber a... a mi veterinario por que tengo un problema de algo, si. Adiós Ani, me alegro conocerte —la mire confundida.

¿Qué había dicho?

Se fue y nosotros nos quedamos caminando al auto.

—Debiste dejar que viniera, se notaba animada.

—Para la otra, hoy quiero pasar tiempo contigo, tres días sin verte es mucho tiempo.

Sin poder evitarlo sonreí y mire a la ventana antes de que notara mi sonrojo.

Arranco y no pude evitar preguntarme si el productor de Aidan me conocía por que el hablaba de mi con el oh de otra parte.

—Todos parecían conocerme... ¿Hablas de mi con ellos? —pregunte.

—Algo así. Simón en estos días me escucho quejarme de que no me dejaba verte y por una foto.

—¿Foto?.

—No vez redes sociales.

—Ni siquiera tengo, como tal.

—¿No tienes?.

—Ósea si, pero no las ocupo, están solo de decoración en mi teléfono.

—Entiendo, pues mira esto.

Tomo su teléfono lo desbloqueo y luego me lo tendió. Había una foto de el y yo en la feria del otro día. Y varias mas con las chicas que me habían pedido aparecer.

¿Novia o amiga?.

Decía la descripción. Mis mejillas se encendieron y no pude evitar meterme a los comentarios.

Que bonita es, si es su novia, definitivamente quiero conocerla.

Se ven tan bonitos juntos.

No creo que sea su novia, el no ha dicho nada.

Si es la novia... Perdón Aidan, pero me voy con tu novia.

No se que le ven, es muy simple, es una...

Mejor deje de leer cuando iba un comentario ofensivo.

—Pues... No lo sabía.

—Si, y ya han sacado videos de editoras por todos lados. Incluso se han esmerado en buscarte por redes, pero no han dado contigo.

—Me sorprende, parece que son mejores que FBI, saben todo de ti.

—Si, son las y los mejores.

Llegó la notificación de otro video donde lo etiquetaban. Lo mire con curiosidad y estuve tentada a verlo.

—¿Puedo ver los edits?.

—Si, adelante.

Con un poco de pena entre en los videos donde efectivamente, tenían varios videos de el, y los últimos eran míos con el. Unas diciendo lo bien que nos veíamos juntos, y otros haciéndose pasar por FBI para encontrarme. Y lo último que me encontré, era un video donde bailaba en una serie.

—No sabía que bailabas.

Medio se lo mostré y el río.

—Si, he notado mucho esos videos. No si se me da mas risa el video o como me veo bailando.

—¿Has tomado clases de baile?, por que necesito que me digas donde para aprender —bromee.

—Oye, oye, bailo con confianza no con habilidad.

Reí por su comentario. Mire más las fotos y videos y no pude evitar sentir cierto enojo cuando lo alhajaban demasiado. Si es tonto, pero sabía que muchas de sus fans o los fans lo veían no sólo como el actor y cantante que es. Y luego de ese sentimiento llegó la admiración, llegó la ternura y llegó la alegría.

Era fan de las fans de el.

El resto de camino reía por las ocurrencias de las fans, le enseñe algunos cuando estábamos en una luz roja.

—¿Te gustan las hamburguesas veganas?

Lo mire como si le hubiera salido otra cabeza.

—¿Hamburguesa vegana? ¿Eso existe?.

—Si, y son bastante buenas.

—¿Eres vegano?.

—Si. Pero si quieres podemos ir a otro lado.

—No, está bien. Nunca las he probado, de seguro saben bien.

Sonrió con satisfacción y siguió el camino.

Cuando llegamos al restaurante salimos y entramos al lugar tomados de la mano. Y esa sensación que me hacía sentir mariposas, era tan bonita que no quería que se fuera jamás.

—¿Estas segura de que quieres esto? Podemos ir a otro lado.

—Ya te dije que estoy bien.

Esperamos a que llegara la comida y divisé a unas chicas mirando demasiado a Aidan. Supe enseguida que eran fans de él.

—Te miran.

El volteo sin disimular y quise darle un golpe por eso.

—Más bien te miran a ti.

Esta vez fue mi turno de mirar sin disimulo. Y la verdad no sabía a quién miraban, pero estaban mirando a nuestra mesa.

—Te gustó el estudio.

—Me encantó.

—Me alegro. Un día si quieres puedes entrar en la cabina.

—¿En serio? —soné cómo niña cuando le prometían un dulce.

—Si. Y tal vez no se... Cantar.

Eso me dejó mirarlo por varios segundos sin saber que decir.

—¿Que?. No, no. Yo no canto.

—Sabes que no te creo. Se que cantas.

—No puedes saber si canto o no.

—Si, se nota. Cuando una persona mide el sínodo de su voz, oh no la deja tan al tanteo el como se expresa la voz, es que canta. Oh intenta, oh lo hace.

—Cómo sabes eso.

—Sonara egocéntrico pero llevo años cantando. He notado varias cosas en diferentes artistas. Y lo he notado contigo. Así como con tu madre, tu hermana, tu hermano y muy obvio tu padre.

—A veces lo hago —admití.

—Y me imagino que no has cantado en público.

—Una vez lo hice. Pero... No resultó bien.

—¿Puedo saber que pasó?.

—Nada que no le pase a una don nadie. Se burlaron cuando se me fue el aire y casi me atraganto con mi propia saliva.

—¿Eso cuando fue?.

—Tenía once años cuando pasó. Desde ese día, no volví a si quiera cantar frente a mis padres. Almenos no sin que me diera cuenta.

—Pues sabes que —tomó mi mano sobre la mesa y la atrajo a él besando mis nudillos— voy hacer lo que sea por que te subas a un escenario y enseñes tu talento a todo el mundo. Es una promesa.

Sonreí y toque su mejilla. No sabía que me estaba pasando con Aidan, no sabía si este sentimiento era recíproco. No sabía si debía detenerlo oh seguir pero la verdad es que aún que debiera detenerlo, no quería y no lo haría.

Y esa noche, donde nos reímos, hablamos, confesamos cosas, donde nos conocimos más, esa noche algo cambió. Mis sentimientos fueron más intensos. El como mis ojos lo miraban cambió, pues esta vez lo miraban ilusionada, con cariño. Y no quería detener esas sensaciones. Quería seguirlas, quería alentarlos a que no se detuvieran.

Si me rompía el corazón, que importaba, si yo le rompía el corazón a él... Eso jamás pasaría.

Esa noche en mi cabeza y mi pecho se instaló una frase que nunca había creído que llegaría.

Creo me gustaba Aidan.

La ultima nota de amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora