Capítulo 24. Casi te pierdo.

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Ajuste los lentes de sol en mi nariz. No me gustaba usarlos, sin embargo esta vez los sentía como un milagro.
Mis ojos tenían ojeras de dos semanas,  me veía como zombie recién salido de la tumba. Incluso me atrevería a decir que me veía pálida.

Moví mi mano de un lado a otro tratando de quitar el calor que tenía.

—Muero de hambre —dice Hannah sentándose a mi lado.

Hoy era el último día que vendríamos a la escuela. Una tipo excursión de recuerdos de nuestra generación, y luego la entrega de papeles. Solo nos faltaba lo segundo. Así que mientras esperábamos nos sentamos en las bancas del jardín.

—Iré por algo de comer, ¿quieren algo? —mire a Vic esperando que pidiera.

—Solo agua, por favor.

—Bien, y tú Ani.

—No, gracias.

—¿Cómo que no gracias? —Vic me miró enojada—, no has comido nada.

—No tengo hambre.

Hannah enarco una ceja y asintió al mismo tiempo que Vic.

—Veré que traigo.

Y se alejo.

Vic soltó un suspiro y tomó mi mano dando leves caricias. Eso me hiso recordarlo, cuando tomaba mi mano a la hora de ver películas acariciaba mi mano y me quedaba dormida.

—No me gusta verte así —dijo.

—Verme como.

—No te hagas Aneli. Y no sabes cuanto lo siento, no debí llamarte esa noche.

—Vic, no fue tu culpa, el ya tenía esa idea desde antes.

—Pero yo fui la gota que derramó el baso y me arrepiento.

La mire seria. En las dos semanas que han pasado no de baja de disculparse y repetir lo mismo, "si no te hubiera llamado no habrías discutido con el". Nadie sabía que el fue el que me pidió que me fuera, y como no había dicho nada creyeron que nos habíamos peleado como la vez anterior a esta. No sabía si le preguntaron a él oh no, pues como dije ese día, si me iba no volvería, no me volvería a ver. Y estoy haciendo eso.

Me aleje, y aún que me duele, el lo quiso, el fue quien literal me dijo vete.  Así que...  Oficialmente ya no somos nada, el no ha dicho nada a sus fans, oh alguien, siguen creyendo que es una discusión entre ambos que se arreglara –y yo también quiero eso–, pero no se podrá.

—Has hablado con él —me volví a centrar en mi amiga.

Quite algunos mechones de mi cabello que volaban al mismo lado que el aire que empezaba hacer.

—No.

—¿Porque?.

—Vic, no quiero hablar de eso.

Ella se callo pero sabía que seguiría preguntando. Ella era la chica que si no conseguía algo a la primera, se empeñaba mucho más en conseguirlo, y ha aguantado mucho conmigo, cada día me preguntaba sobre el.

—Sabes como esta —dijo.

—¿Te refieres a como esta de lo que le pasó, oh de esta separación? —dije rindiendo me.

Necesitaba contar a alguien lo que sentía, si no esos sentimientos me ahogarían. Ya dos semanas callando y evitando las preguntas para no recordar, pero ya me estaba sobrepasando.

—Ambos.

—De su salud sólo se que llegara un tratamiento nuevo en unos días, no se como está ahora, solo se eso, y de lo otro...  No tengo idea. Hannah solo me dice que dejo de comer como antes, y se ve cansado.

Mi amiga asintió a cada palabra que dije, medito un rato mis palabras y luego hablo.

—De seguro la está pasando mal, como tu.

—¿Qué te hace creer que me la estoy pasando mal?

—Por favor, Ani, conmigo no funcionan tus actuaciones de estoy bien. Ya no comes bien, estas seria todo el tiempo, y aun que tu ya eras así antes de el, me acostumbre a verte con una sonrisa en ti todo el tiempo. Es como si volviera la vieja Aneli.

—¿Y tiene algo de malo ella?

—No, claro que no. El problema es como llego. No importa si vuelves a ser la misma de antes, el problema es como llega esa antigua tú.

—Vic, yo no quería alejarme, el me alejo, y si así el lo quiso yo respetaré su decisión.

—Aún que el te esté necesitando.

La mire con la expresión de tristeza latente en mis ojos.

—El no me necesita.

—Claro que sí, al igual que tu a él. Tu le dabas fuerza y el a ti. Y se que lo que sea que paso ese día en su casa, el pensó que era lo correcto. Creyó que tu necesitabas eso.

—Pero no lo necesitaba. No quería esto. El si.

—Te apuesto que ni el lo quiere, solo creyó que era lo que debía hacer. Muchas veces confundimos el querer, con el deber. Y muchos hacen el deber antes de lo que quieren.

Sentí mis ojos nublarse por las lágrimas que amenazaban con salir y gracias a las gafas ella no lo noto. Mi cabello empezó a moverse de un lado a otro tapando mi cara. Lo quite con mi mano y respire profundo.

Muchos hacen el deber, antes de lo que quieren.

Que cierto era eso. Y que triste a la vez.

—Porque no lo buscas y arreglan esto —esas palabras me golpearon como balde de agua fría.

—No creo que sea lo mejor.

—Pero es lo que quieres.

La mire de nuevo. Me quite las gafas eliminando el rastro de las lágrimas que acababan de salir.

Y antes de responde a lo que me dijo mi teléfono vibró en mi mochilita en mi regazo. Lo saqué y el nombre de mi sueg...  De Lauren iluminó la pantalla.

Fruncí el ceño e hice un sonido con la boca antes de mirar a mi amiga.

Un sentimiento raro se instaló en mi pecho antes de descolgar y llevar el teléfono a mi oreja.

—Hola, sue...  Lauren...

—¡Ani, Ani! Que bueno que me respondes —se escuchaba agitada y desesperada.

Mis pensamientos lanzaron el nombre de el, y sentí miedo.

—¿Qué pasa? ¿Está todo bien?

—¡No! ¡Mi hijos, Ani, mi hijo! —mis nervios aparecieron y me levante de la mesa.

—¿¡Que le pasó!? ¡¿ESTA BIEN!?

No, estamos en el hospital, lo fui a ver a su departamento y lo encontré en el suelo, y casi no respiraba, no se que le paso, llame a emergencias y estamos en el hospital.

—Ok, ok donde, en cual.

En el que venimos, al mismo, Ani por favor ven.

—Tranquila, voy para allá. Ya voy para allá.

Colgué la llamada.

Metí mi teléfono a mi mochila y mire a Vic que esperaba que le dijera algo.

—Aidan, está en el Hospital, no se que le paso pero necesito ir.

—Yo te llevo.

—¡Ani! —el grito de Hannah nos hiso voltear y verla correr a nosotras tratando de no caerse con sus tacones—,  Triny me acaba de llamar, me dice que Aidan esta en el hospital, necesitamos ir.

—Pues vamos, me aviso Lauren.

—Ah, ok vamos —mire a mi amiga—, quédate, recibe los papeles de las tres, me iré con ella.

—Esta bien, con mucho cuidado. Me avisas si necesitas algo.

—Si.

Hannah y yo salimos disparadas al estacionamiento y subimos a su auto. Arrancó una vez cerramos la puerta y tuve que ponerle yo el cinturón de seguridad cuando salimos de la escuela.

Aceleró todo lo que pudo y se cruzó varias luces rojas. De seguro tendrá un montón de multas.

El camino fue eterno y una vez llegamos al hospital estacionó y bajamos corriendo.

Tenía el corazón en la garganta y los nervios a mil. Me dolía la cabeza y el pecho, mis manos me temblaban y sentía que en cualquier momento me desmayara.

Pasamos corriendo y una vez preguntamos a la chica de la recepción subimos al tercer piso. En cuanto entramos vimos a Triny y Lauren en la sala de espera caminando de un lado a otro.

—Triny —Hannah fue la primera en hablar.

—Hannah.

Ambas se abrazaron y yo camine a mi sueg...  Lauren dándole un abrazo. Ella se aferro a mí cuerpo y yo al suyo tratando de encontrar algo estable que me quitara el dolor que empezaba a sentir.

—¿Qué pasó?

—No lo sé, fui a verlo como cada día, Triny me acompañó y estuvimos tocando varias veces pero no nos abría. Creí que estaría dormido así que llame a su portero y cuando abrimos estaba tirado en suelo. No se que le pasó, no que porque...

La voz de Lauren empezó a ser opacada por el llanto. Solo la abrace queriendo transmitirle la tranquilidad que a mí me faltaba.

—¿Y el señor Rob? —preguntó Hannah.

—Ya viene, estaba en casa cuando le llame.

Y los pocos minutos llegó el, y abrazo a su esposa y la consoló con cariño y tranquilidad.

Esperamos por un largo tiempo, tanto que sentí que mis nervios iban a matarme. Mis manos me seguían temblando y sentía una fuerte presión en el pecho. Necesitaba saber como estaba. Quería verlo y decirle que no me iría, aun que el lo quisiera yo no me iría.

Apenas me senté en un sillón cuando el doctor apareció.

—¿Cómo esta mi hijo doctor? —la voz desesperada de Lauren era evidente.

—Esta estable —pude volver a respirar—, fue un desmayo que en su situación es "normal". Sin embargo se golpeó en la cabeza. Tuvo un derrame de sangre en el cerebro, tuvimos que hacer una cirugía y logramos ayudarlo. Ese derrame le afecto, causó una lesión más severa, ahora si su lesión era grave, con este derrame lo fue aún más.

—Pero el estará bien, el saldrá bien de esto ¿verdad? —dije con voz temblorosa.

El doctor me miró solo a mí y entendí de inmediato. No. Ya no había nada más que hacer. El ya no se pondría bien.

Baje la cabeza sintiendo que el dolor aumentaba.

—Lamento decir que no, ya no se podrá recuperar —el sollozo de Lauren me hiso querer llorar—, ni el tratamiento lo ayudara, su lesión cerebral ya está avanzada, ni una cirugía lo ayudará. Solo queda esperar.

—¡No! No, mi hijo no...  El no puede morir.

Rob abrazo a su esposa, acaricio su cabello con delicadeza.

—¿Cuánto tiempo doctor? —preguntó.

Levante la mirada en seguida. No quería escuchar la respuesta, pero debía hacerlo.

—No tengo una respuesta certera para eso. Puede pasar en días, así como semanas, meses.

—Oh años —dije al ver que ya no decía nada.

—Oh años.

—¿Podemos verlo?

—En este momento lo están pasando a la habitación donde antes se encontraba. Pueden ir yendo.

A sentimos y el doctor se fue. Sentí unos brazos por mis hombros.

—Tranquila, el estará bien. Ha luchado mucho.

Asentí a las palabras de Triny.

Subimos al otro piso y esperamos. Mande un mensaje a mamá para avisarle. De seguro me regañaría por no haberle dicho antes, pero ya no importaba.

Mamá.
Voy para haya, pasaré a dejar a Madi con tu padre y voy de inmediato. Cuídate hija.

Guarde de nuevo el teléfono y entre en el cuarto de Aidan. Y el verlo fue un golpe directo al estómago para dejarme sin aire.

Me senté a su lado mientras los demás estaban afuera. Tomé su mano y no pude aguantarme más, las lágrimas descendieron como cascada.

No hable, ni dije nada, solo me quedé llorando mientras tomaba su mano. Me sentía rara, mi pecho seguía ese sentimiento y mi cabeza seguía doliendo.

—No debí irme —dije entre sollozos—, no debí irme. Te prometo que ya no me iré pero debes despertar, debes estar bien. Por favor, Aidan.

Me quede así un rato con su mano entre las mías. No fue hasta el sentí que su mano se movía levante la cabeza, y luego todo paso tan rápido.

El sonido de la máquina que marcaba sus signos empezaron a ser constantes, y luego pausados hasta se formaron tan leves que apenas y la rayita se movía.

Entre en pánico y salí de la habitación.

—¡Doctor, traigan un doctor! , ¡AHORA!

Todos se asustaron y miraron la ventana, la máquina empezaba a ser más pausada y Triny no faltó más para correr por el doctor, Lauren y Rob entraron y se acercaron a su hijo con lágrimas en los ojos.

—¡No mi niño, no me dejes no te vallas por favor! ¡AIDAN, NO, NO TE VALLAS, CARIÑO, NO ME DEJES!

Hannah me tomo de los hombros cuando el doctor entró con varios atrás de él.

—Necesito que salgan.

—¡Por favor salve a mi hijo!

—Salgan por favor.

Todos salieron pero yo me quede en mi lugar. Si soy necia a veces.

—¡Tienes que salir!

—Ani, ven.

Hannah que sacó. Mis manos me temblaron en cuanto vi a todos los doctores detrás del vidrio de la ventana. Mis oídos empezaron a zumbar, mi respiración se volvió pesada, me faltaba el aire y mi cabeza dolía demasiado. Solo veía como sacaban la máquina dándole desfibrilaciones.

Una.

Dos.

Tres.

Mis lágrimas caían sin parar y me sentía en un especie de sueño, era una pesadilla.

Mis manos temblaron más, mi cuerpo completo lo hiso, sentía que me daría taquicardia. Mi respiración era un desastre, respiraba por la boca y un mareo amenazó con tirarme.

Me estaba dando un ataque de ansiedad.

—¡Ani!

Sentí el piso en mis rodillas y lleve mis manos a mi pecho. Las lágrimas no dejaban de salir, mi pecho dolía a un grado que me estaba torturando ya. Mi cabeza daba vueltas y punzaba demasiado.

Sentía los brazos de alguien en mi, pero no podía centrarme en eso ahora. Sentí como si algo presionara mi pecho y lo soltaba de golpe. Cerré los ojos y volví abrirlos.

Entonces sentí un pequeño pellizco en mi brazo, y empecé a relajarme demasiado. Lo último que vi fue a Aidan antes de cerrar los ojos.

(...)

Escuche apenas el sonido de lo que me rodeaba. Mi cuerpo empezó a despertar al igual que mis sentidos, y pude sentir que mi mano era sujetada por alguien. Sentí la presión de algo en mi boca y me moví para quitarlo.

—Hey, Hey, Ani no, déjate eso.

Abrí apenas los ojos y la figura distorsionada de mi hermano apareció frente a mi.

—¿Qué hace...? —me quite lo que tenía en la boca al no poder hablar bien— ¿Qué haces aquí?

—Nada, quise pasar al hospital porque es un lugar donde disfruto estar —dijo con sarcasmo—, vine a verte duende.

Mire a mi alrededor y luego a mi. Estaba en una camilla, y tenía el cordón en mi cuello del inhalador que me acaba de quitar. Tenia una aguja en mi brazo con el suero colgando de un lado de la cama.

—¿Qué pasó? —pregunté.

—Te dio un ataque de ansiedad, empezaste a por poco a convulsionar,  tuvieron que sedarte.

—Y mamá.

—Esta afuera, lo que me recuerda que debo ir por el doctor para que te revise.

—No espera —tome su mano antes de que se levanta del banco—, no me dejes, quédate.

El obedeció y se recargo en la cama para pegar su frente a la mía. Esto me recordó a cuando éramos niños y yo tenía miedo por las noches, el iba siempre a mi habitación al escucharme gritar y se sentaba al lado de la cama y pegaba su frente a la mía susurrando que todo estaría bien, y me cantaba una canción hasta que me quedara dormida.

—Desde que cumpliste los catorce años, ya no me pedías que me quedara contigo. Ya lo extrañaba.

Sonreí y se separo de mi.

—Nos diste un susto horrible, Aneli. Si algo malo que hubiera pasado...  No se que habría hecho. Tú, Madi y mamá son las mujeres por las que daría mi vida si fuera necesario, y si les ocurre algo alguna de ustedes, me volvería loco.

Acaricie su mejilla con una sonrisa tierna. El pocas veces era cariñoso con nosotras, conmigo más que nada. Y cuando lo era, atesoraba esos recuerdos para siempre.

—No me sucedió nada, llevamos dieciocho años juntos, no creerás que te libraras de mi tan pronto. ¿Madi y papá están bien?.

—Si, están bien. Están en casa ya, Madi quería venir pero mamá dijo que no.

Revolvió mi cabello volviendo al hermano serio.

—Iré por el doctor, quiero que te revise y me diga que estas bien.

Entonces mi cerebro reacciono de inmediato.

—Espera, ¿Aidan, como esta?.

—Ya te habías tardado, pero esta bien.  Dicen que reaccionó a los pocos minutos que te llevaron a ti.

Eso me hiso respirar con tranquilidad.

—Iré por el doctor.

Salió de la habitación y yo me senté en la camilla. Mire a mi alrededor hasta que llego el doctor.

—Bueno, me alegra saber que ya estas despierta.

Era el mismo doctor que atendía a Aidan.

—Te haremos un chequeo de acuerdo.

—Si.

Después de que me revisara me dejo salir, pero me dio un medicamento para estar relajada.

Quería ver a Aidan, pero mamá me obligó a irnos, y solo pude ver a Triny que también me mando a casa para descansar. Al siguiente día le pedí a mi hermano que me llevara, y después de muchas súplicas me dejaron. Cuando llegue a la sala privada de la habitación de Aidan, Lauren me abrazo.

—Me diste un susto enorme querida. Me alegra que ya estés mejor.

—Lo siento.

Me quede con el un rato, mientras sus padres iban a comer algo, mi hermano estaba afuera medio dormido. Y yo sostenía la mano de él fuerte. Cuando fue medio día llego el doctor para revisarlo.

—Cree que el...  Resista meses, oh años después de esto.

La pregunta salió sorprendiéndome. Pero a partir de que ayer casi lo pierdo, esa pregunta ronda mi mente.

El doctor dejó de hacer lo que hacía y me miró serio.

—Siendo honesto no, desde las últimas dos semanas su estado empeoro, y ayer...  Bueno, fue lo que lo dejó en sentencia.

Baje la mirada. Dolía.

—No se si tu tuviste algo que ver, pero soy muy observador, y desde que dejaste de venir con el a las citas que teníamos, lo veía cansado, agotado, sin fuerza, incluso su estado empeoró mucho como ya dije. Se notaba que te necesitaba.

—No lo creo —dije mirando al chico a mi lado.

—Yo creo que si. Dime alguna vez te habían dado ataques de ansiedad a él grado que llegaste ayer.

—No, nunca.

—Es porque también lo necesitas tú. Se necesitan ambos, mutuamente. ¿Recuerdas lo que te dije ayer de la ansiedad?

—Que no me dirías que me controlará, y me tranquilizara, pues era como decirle a un ser humano que no respirara.

—Así es, es algo imposible, a veces. Y esto es igual, es inevitable que algunas veces, personas se necesiten para ser fuertes. No te diré que el amor, oh cariño que se tienen ustedes lo curará a él.

Tomó una bocana de aire y miró la tablita donde tenían los datos de Aidan.

—El amor no cura una enfermedad, una lesión, una adicción, oh un problema. Pero te diré que si cura —levantó su mirada y la dirigió en mi—, el corazón, el modo de pensar. Dicen que el amor te hace débil, pero no es cierto, también te hace fuerte, y eso le estaba pasando a él, lo volvió fuerte, y cuando dejó de tenerlo, dejó de ser fuerte.

—Ahora también es psicólogo —brome.

—No, mi novia lo es —cuando lo dijo un brillo aprecio en sus ojos. Era igual al que tenía Aidan cuando me sonreía.

—Creí que era soltero.

—Soy medio soltero.

—¿Medio?

—Si, es complicada mi relación. Es algo...  Fuera de lo normal.

Sonreí cuando un color carmín aprecio en sus mejillas.

La que fuera su novia tenía suerte, era guapo, y era amable, y también caballeroso. Algo como mi Aidan, solo que mayor.

Me dejó sola con Aidan y mandé a sus padres de él a descansar cuando Hannah me dijo que venía para acá. Mi hermano se espero conmigo aun que esta vez si el sueño lo venció.

Mire la hora en mi teléfono. Hace un año, un mes nos habíamos conocido. Nos habíamos cruzado por primera vez y el color de sus ojos se volvió mi favorito. Como extrañaba verlo de nuevo.

La ultima nota de amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora