Capítulo 5. Bar.

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Miraba atenta la hora. Aidan llegaría en menos de diez minutos -si es que seguía siendo puntual como ayer- y no sabía cómo decirle que debía ir ayudar a mis padres en el bar.

Pues uno de sus meseros que atendía tuvo una emergencia y llamó diciendo que no podría trabajar hoy. Así que como mi hermano tocaba, Madi era menor de edad, aun que yo también lo era… a Madi se le notaba amas. Aun que tenía su lado bueno, me pagarían.

Ayude a Madi hacerse su coleta y ponerse su moño preferido. Cuando supo que el chico que ayer vio por la ventana vendría quería estar presentable.

—Entonces vendrá tu novio —dijo jugando con su muñeca mientras yo seguía componiendo su moño.

—No es mi novio.

—Ayer casi te beso como papá besa a mamá.

—No, el no iba hacer eso.

No dijo nada más y mire mi teléfono viendo la hora.

—Si le dices que debes ir a trabajar no se enojara. Se ve que es un buen chico.

—Y tu que sabes que chicos hermanita.

—Se mucho, el es como el príncipe azul de rapunzel.

—Aja, debes dejar de ver esos romances, no son reales.

—No digas eso —se volteo parándose de la silla y me miró seria—, en todo cuento de hadas hay un príncipe y princesa esperando ser unidos.

Ya no dije nada, cuando creciera se daría cuenta de la cruel realidad.

—Valla, valla, las dos princesas de la casa arreglándose para el príncipe azul.

—¿Qué se te ofrece hermano? —dije volviendo a sentar a mi hermana y componer su moño.

—Solo vengo a recordar que... Me deben una, ambas.

Y entonces mi teléfono sonó con un mensaje de el avisando que estaba afuera. Madi sonrió y el timbre sonó. Jay nos sonrió con diversión y entendí todo.

No, no, no.

Me levante rápido pero cerró la puerta con llave. Demonios.

Traté de abrirla quitando el seguro de adentro pero no podía. Madi me miró sonriendo mientras trataba con todas mis fuerzas no soltar groserías frente de ella.

—¡Jayson!.

—Nos encerró.

—Ya me di cuenta.

—La llave está aquí.

La mire como un rayo de esperanza cuando se acercó a su cómoda y me dio la llave. Abrí tan rápido como pude y salí corriendo.

—Si, lo más seguro, pero ya baja.

Aidan iba entrando cuando pise el último escalón con Madi detrás de mi. Jay me miraba divertido. Lo fulmine con la mirada y cambié mi expresión cuando mamá apareció saliendo de la cocina.

—Aidan, que gustó verte.

—Lo mismo digo seño... —mamá le dio una mirada de advertencia—, si claro, Elma. Le traje esto.

Le dio un ramo de girasoles.

—Muchas gracias, pero no soy yo a quien tienes que impresionar. Pasa y siéntete como en tu casa. Jay, ven aquí.

Mi hermano paso al lado y susurro un:

—Nadamos no hice nada por que no se me dio la gana.

Lo mire con una ceja alzada al ver como desaparecía en la puerta de la cocina.

Mire de nuevo a Aidan que me sonrió y luego miro a mi costado. Madi sonreía felizmente mientras se acercaba a él.

—Hola, Aidan.

—Hola, Madi.

—Mi hermana estaba nerviosa por que vinieras...

—Madi —la interrumpí y la jale conmigo para que dejara de hablar.

—¿En serio? Valla, y yo creyendo que era el único de los dos que se ponía nervioso por ver al otro.

Me miró y no pude evitar sonrojarme como siempre.

—Esto es para ti —me dio una caja de chocolates.

—¡Chocolates!.

Madi me los quito de la mano y tuve que volver a quitárselos. No por que no quisiera dárselos, pero si comía tan solo uno se pondría imperativa y no dormiría en toda la noche.

—Mañana.

—Pero yo quiero uno.

—Vamos, no creo que sea tan malo darle uno.

Mire como Madi sonreía ilusionada a Aidan mientras este mi miraba a mi.

—Tu tendrás que cuidarla y jugar con ella.

—Podré soportarlo.

Abrí la caja y tomó uno que se lo comió de una sola mordida. Luego miro la cocina y salió corriendo agitando su mano en despedida a Aidan.

Nos quedamos mirando unos segundos antes de que el se acercara lentamente y cuando quedó a un paso de mi, se inclino poco. Y tuve que tratar con todas mis fuerzas no mirar sus labios.

—Hola —dije nerviosa por la cercanía.

—Hola.

Y antes de que el pudiera seguir acercándose alguien carraspeo a nuestro lado haciendo voltear a ambos al mismo tiempo.

Papá estaba de brazos cruzados mirando a Aidan con una ceja enarcada y su expresión seria. Aidan de inmediato se alejo dos pasos de mi y se notaba nervioso.

Papá sin aparto la mirada por unos segundos para mirarme de reojo esperando que hablara.

—El es Aidan, papa, Aidan, mi papá.

—Hola señor —su voz sonó aguda y tuvo que aclararse la garganta, yo me contuve para no reír—. Señor Torres, es un gusto...

—No puedo decir lo mismo.

Aidan se puso casi pálido cuando papá se acercó a él. Se puso de barrera entre ambos mirando demasiado serio a Aidan.

—Hija, tu madre te habla.

Dude ante su repentina actitud, así que me pare a su lado.

—Ven Aidan, acompáñame.

—No, el se queda aquí.

Y entonces me tomo de mi brazo con mucha delicadeza y me llevó a la puerta de la cocina. Aidan movió la cabeza en señal de que fuera, así que entre todavía dudosa. Mire a papá con advertencia y el de dio una sonrisa inocente.

—Tu padre te mando no es así —dice mamá.

—Si, supongo que quiere ver cuanto aguanta.

—Es buena onda —dijo mi hermano robando una galleta de mi hermana que estaba sentada en la mesa con Jay frente a ella para que no se cayera—. Creyó que era tú, oh mamá por que extendió las flores y me miró ilusionado.

Mamá rio mientras tomaba a Madi en brazos.

—Bueno, iré a salvar al pobre chico de tu padre.

Nos quedamos Jay y yo solos en la cocina.

—Me cae un poquito bien... Deberías de traerlo al bar. Así sirve que pueda cantar.

—¿Cantar?.

—Ayer lo investigue, cuando vino a dejarte. Es cantante... Y actor... Y mas cosas así que puede cantar una canción hoy. Llévalo, estoy seguro que les gustara a muchos... Oh muchas.

Me sonrió antes de salir de la cocina.

(...)

—¿Dónde vas a estar más? —la pregunta de Aidan hace que me detenga para mirarlo.

Llegamos hace veinte minutos al bar y como siempre bajaba las sillas de las mesas, el se ofreció ayudarme con las que estaban cerca del escenario mientras yo bajaba las de la barra.

—A que te refieres con donde estaré.

—Si, Me imagino que no atenderás a todo el bar tú sola, así que debe haber como... Secciones entre los meseros. ¿Cual atiendes tú?

—Oh... Donde estas. Las primeras mesas de la entrada y las siete alrededor del escenario.

—Bien.

Termine de bajar las sillas y entre al almacén donde saque cinco botellas para cambiar las que ya no tenían. Aidan estaba sentado en la barra cuando entre.

—¿Por qué tu hermano se presenta aquí?.

—Mi padre lo dejó cuando vio que no conseguían un lugar. Además de que a la mayoría les gusta, saben de quien es el bar y saber que su hijo está siguiendo sus pasos, los anima y les gusta más.

—¿Y tú quieres seguir sus pasos?.

Esa pregunta me dejo sin saber que responder. Oh más bien si sabía, la repuesta era simple y fácil. Si. Si quería, pero no sabía que era capaz.

—Aja... Puede que si.

—Esa no es una respuesta certera.

—Bueno, muchas preguntas no las tienen.

Eso último quedó volando entre nosotros y sentía la mirada de Aidan en mi espalda cuando me subí al pequeño banquito para subir las botellas.

—He notado que en toda tu casa se guardan fotos de tus hermanos cantando... Por que no hay una tuya.

Eso de nuevo no me lo esperaba.

Si habían fotos, pero eran muy pocas, y todas estaban en mi habitación.

—Si hay... Pero están en una parte de la casa que nadie entra.

—Tu habitación.

—Aja.

Me baje del banquito y lo mire como recorría todo el lugar analizando. Se detuvo en mi y terminó sonriendo.

—¿Que?.

—Había una foto de tu hermano aquí... Y tuya también. Eran más pequeños.

—¿Y?.

—Que trate de imaginarme a una tú pequeña viniendo aquí.

Sonreí y negué con la cabeza para tomar una franela y limpiar la barra. Aidan se recargo en la silla alta cruzándose de brazos mirándome con atención.

—Te gustaría dedicarte a la música toda tú vida.

Más que una pregunta parecía una afirmación. Y lo decía tan seguro que me daba miedo. ¿Qué si quería?, claro que quería, esperaba y anhelaba hacerlo.

—¿Qué te hace pensar eso?.

—Bueno, toda tú familia le gusta, tu hermano está a medio camino de ser muy reconocido, tú hermana posiblemente en unos años también y tú... Bueno, a ti te falta casi todo el camino, pero estoy muy seguro que en tan solo aparezcas en una pantalla te amarán. Además de que tu casa está llena de música, y cada vez que decías de tu hermano cantando aquí te brillaban los ojos.

—Eso no... No te puede decir que quiero hacerlo.

—Pero es así. Solo que no se por que no lo has hecho.

En ese momento llegaron dos de los chicos que trabajan aquí. Aidan dejó el tema y casi agradecí a los dos individuos que entraban al bar y me saludaban.

Casi media noche el bar estaba repleto y me dolían los pies con solo dar un paso. Me tenía que detener en la esquina de la barra para moverlos ligeramente en un intento de alivio.

Aidan estaba sentado frente al escenario y detallaba a la banda sobre el que cantaba y tocaba sin parar. No pude evitar mirar a mi hermano y preguntarme que pasaría si un día yo subiera con el. Si tomará la palabra de cantar con el como cuando éramos pequeños.

—Ani, mesa tres.

Parpadee varias veces y tome mi libretita y camine a la mesa que estaba al lado de la de Aidan.

—Dos vasos de whisky y uno de vino.

Asentí no pude evitar escuchar como una de las chicas hablaba de Aidan haciendo que me detuviera.

—Es guapo... Tendrá novia.

—No creo, esta solo.

—De hecho si tiene —me escuche decir a mi misma— y ella misma te está atendiendo.

Y salí disparada a la barra. No sabía por qué había dicho eso, oh que fue lo que me llevó a decirlo pero... No me arrepentía.

Cuando regrese con ellas y deje los vasos las tres me miraron apenada. Dejé los vasos y me di media vuelta para irme pero un brazo en mi cintura apenas tocándome me hiso detenerme.

Y no se que fue mas raro, si no reaccionar mal ante ese gesto, oh identificar de inmediato quien lo estaba haciendo.

—Tranquila, que no necesitas defender algo que desde que miraste ya era tuyo.

Y me soltó. Mi rostro se volteo de inmediato y su rostro quedó tan cerca del mío que sentía su respiración chocar con la mía. Nuestros ojos se cruzaron y la tentación de besarlo apareció. Mire sus labios y la tentación creció demasiado, casi como si necesitara de ello para seguir viviendo.

—Te están esperando en la mesa de al lado.

Asentí y me separe de él poco a poco sin dejar de mirarnos. Solté el aire que estaba conteniendo cuando llegué a la mesa. Volví a la barra y sentía mi cara arder, y no sabía si era por el calor o por lo que había pasado con Aidan. Mire a su mesa y lo sorprendí mirándome también, pero no apartó la mirada, la sostuvo. Mi corazón se volvió acelerar que sentía que se salía de mi pecho.

—Ten.

Recibí la bandeja rompiendo el contacto con el. Camine entre la gente para dejar los vasos. Me acerque a él cuando me llamó.

—Que se le ofrece.

—Más agua por favor.

—En seguida.

Así me la pase hasta que dieron las dos de la mañana, pues mi padre me dijo que me fuera a descansara, que ya había ayudado bastante.

Me subí al auto de Aidan mientras me ponía mi suéter y recogía mi cabello en una coleta. No lo mire en todo el camino, y no por que no quisiera, si no por que sabia que si lo hacía, esa tensión que se había creado desde que me detuvo de la cintura aumentaría de sobre manera. Y mi pobre y débil alma no iba a poder soportar.

Camine despacio hacia la entrada de mi casa con el al lado.

—Bueno, sana y salva ha llegado... Novia mía.

Me detuve en seco al escuchar lo último y sentí mi cara arden de vergüenza.

—Yo... Lo siento, no debí decir eso... Es solo que... Yo —me gire a él que tenía una sonrisa divertida, se estaba divirtiendo con mi vergüenza—, no sonrías así, estoy avergonzada y tú te estás divirtiendo con eso.

—No, no, jamás me divertiría con eso... Es solo que te ves tan linda cuando te pones roja.

Eso en vez de ayudar me hiso ponerme mas roja, si es que era posible.

—Cállate.

—Es la verdad.

Se acercó hasta que solo unos centímetros nos separaban. Tuve que levantar la mirada para poder ver sus ojos verdes que ahora se veían azules por la luz de la luna.

—También era verdad lo que te dije en el bar —acarició mi mejilla y puso un mechón de mi cabello tras mi oreja— no tienes que defender algo que es tuyo desde que lo miraste, desde que cruzamos miradas.

Se acercó lo suficiente para hacer mi cuerpo temblar. Me sostuve de su camisa y ponerme de puntitas para apenas rozar sus labios. Quería besarlo, ya. Entonces el me sostuvo de la cadera para agacharse más.

—¿Qué creen que hacen?.

La voz de mi hermano nos hiso separarnos de inmediato.

Aidan pasó una mano por su cuello y mover su pie jugando con una piedrecita imaginaria, yo por mi parte miraba entre enojada y avergonzada a mi hermano que tenía a toda su bolita de amigos detrás. Y el que mas me miraba entre enojado y sorprendido era Ethan.

—Nada que te importe —dije a la defensiva.

—Bueno, que bueno que no hagan nada por que es hora de que entres hermanita.

La voz de mi hermano era recelosa. Se notaba demasiado y me sorprendió el ver que también se ponía celoso por Aidan cuando solo lo hacía con Ethan cuando estaba demasiado cerca de mi.

—Ya voy, entra tu primero.

—Te estoy vigilando —dijo después de unos largos segundos donde me advertía con la mirada.

Todos pasaron por mi lado y el único que parecía divertido y emocionado con la situación era Gabriel y Ben que alzaron los pulgares con una sonrisa. Les sonreí de vuelta aún con las mejillas rojas.

Escuche que cerraban la puerta pero era abierta por mi hermano que nos miraba con suma atención y señalaba a Aidan tratando de ser amenazante.

—Valla... No sabía que tu hermano me odiara tan rápido.

—No te odia... Es... El es así.

—Celoso como cualquier hermano mayor —Aidan me sonrió y con sus mejillas aún rojas se veía demasiado tierno—, es mejor que entres, no quiero que tengas problemas por mi culpa.

—El que tendrá problemas por llegar tarde serás tú —dije.

—Nah. Vivo solo, no creo que noten si llego tarde o no mis vecinos.

Asentí. Nos miramos nerviosos, era evidente que lo de antes no era cómodo y no por que casi nos besamos... Casi nos besamos, ¡Casi lo beso!.

Querida y amaba Aneli... ¡APENAS TE DAS CUENTA DE ESO, PERO TU FABUSOLO HERMANO NO DEJÓ QUE PASARA, NECESITO VENGANZA POR ARRUINAR EL MOMENTO!.

Indecisa me acerque a él y le di un beso rápido en la mejilla.

—Adiós... No vemos, otro día... Oh mañana.

—Mañana puedo venir si quieres.

Asentí feliz. Y cuando el iba a sonreír de vuelta una mueca hiso.

—No... Emm, no podre es cierto. Tengo que ir a trabajar. Lo siento.

Trate de disimular la decepción con un intento de sonrisa.

—No hay problema. Otro día será.

—De hecho... Quería ver si aceptas acompañarme a algo.

—¿A que?.

—Quiero que vallas conmigo a mi estudio de grabación.

No pude evitar ilusióname con eso. Siempre quise ir a una.

—Si, si quiero —y creo que lo noto por que sonrió dejando ver su hoyuelos en la mejilla.

—Entonces nos vemos en tres días.

Asentí menos desilusionada. El camino hacia atrás mientras yo me quedaba como estaba. Y antes de que diera un paso más se acercó a mí tan rápido que no procese cuando me dio un beso en mi mejilla, casi cerca de mis labios, casi en la comisura del labio.

Quedé en shock mientras lo veía subirse a su auto y yo entraba en la casa escuchando como arrancaba y se iba. Sonreí y toque la parte que había besado... Subí a mi habitación dando pequeños saltos de emoción

La ultima nota de amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora