Capitulo 3

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Después del lamentable incidente que había experimentado en el supermercado, el rubio regresó a su casa más abatido que cuando había salido temprano por la mañana.

Su mente le hizo una mala jugada y terminó humillándose frente a la castaña.

Pablo: Soy tan imbécil.- Se reprendió en voz alta después de azotar la puerta de su departamento y entrar en él.

Tomás: ¿De nuevo hablas solo?.- Saltó en su lugar cuando escuchó la voz de su amigo.

Pablo: ¿Qué haces aquí?.- Preguntó con una mano en el pecho, caminando hacia él.

Tomás: Veía televisión.- Señaló el televisor frente al sofá en el que estaba sentado.

Pablo: ¿Cómo entraste?.- Preguntó después de tomar asiento junto a su amigo.

Tomás: Utilicé la llave de emergencia.

Pablo: Oh... creo que debería cambiarla de lugar.- Dejó caer su cabeza en el respaldo.

Tomás: Y bien... ¿Hablarás?

Pablo: Tomi... estoy teniendo pensamientos extraños.

Tomás: Rubia, estoy a favor de la vida.- Pasó su brazo por los hombros de su amigo.

Pablo: ¿Qué? ¡No!.- Alejó el brazo del chico.- No pensamientos suicidas, idiota.

Tomás: ¿Entonces?

Pablo: Y...yo he estado pensando en una chica...

Tomás: ¡¿Qué?!.- Se levantó del sofá y lo miró.- ¡Dime que no estoy soñando!.- Se le veía sonriente.

Pablo: Tomás, esto no es bueno.- Se dejó caer en el sofá para quedar completamente acostado.

Tomás: ¿No es bueno? ¡Es lo mejor! espera a que Pili se entere.- Pasó sus manos por toda su cara.

Pablo: No es bueno, Tomi.- Tapó su cara con uno de los cojines.

Tomás: ¡Claro que lo es! desde que te conozco, jamás te había interesado una chica.- Gritó eso último.

Pablo: ¡Ella piensa que soy un perdedor!.- Lloriqueó.

Tomás: ¿Has hablado con ella?.- Corrió al sofá y levantó a su delgado amigo para sentarse ahí.

Pablo: Hoy la vi en el supermercado y...

Tomás: Huiste.- Completó su amigo.

Pablo: Vaya que me conoces.

Tomás: Mejor que tú mismo, mi amigo ¿Y qué harás? debes ir a buscarla y pedirle que te dé una oportunidad para...

Pablo: Ella ya tiene un esposo.- Su amigo se calló y posó su atención en él.- Tiene su perfume en ella y su apellido.- Soltó un suspiro.

Tomás: Pero cabe la posibilidad de que ellos no...

Pablo: Viven en el edificio de enfrente se acaban de mudar, tal vez quieren tener sus propios hijos y...- No pudo seguir hablando porque su voz se vio interrumpida por un nudo en su garganta y pequeñas lágrimas que salían de sus ojos.

Tomás: Pabli, no.- Lo abrazó y su amigo soltó un sollozo aún más alto.

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Así estuvieron durante unos minutos exactos hasta que el timbre retumbó en la casa del rubio.

Tomás: Iré a ver quién es ¿Si?.- Se quitó con mucho cuidado a Pablo de encima y caminó hasta la entrada para atender.

Cuando abrió la puerta se encontró con una linda, sonrojada chica con una enorme sonrisa y una pequeña caja en sus manos.

Tomás: Hola.- Saludó y la castaña de pronto se vio desorientada.

Marizza: ¿H...hola? Yo.- Miró una vez más el número en la puerta.- Busco a Pablo Bustamante ¿Él vive aquí?

Tomás: Oh sí, pasa.- Se hizo a un lado para dejar pasar a la chica.

Marizza: Traje esta tarta para él ¿Se encuentra en casa?.- Mencionó con un tono dulce y educado.

Tomás: Oh claro...

Marizza: Andrade Marizza.- Algo en la cabeza del chico hizo click.

Tomás: Él debe estar por aquí.- Caminó a la sala de estar seguido por la chica, pero el rubio no estaba allí, de nuevo huyó, vaya hombre, pensó.- Debe estar en el baño, iré a avisarle, la cocina está por allá puedes ir y dejar allí tu.- Apuntó a la caja en sus manos.

Tomás caminó hacia la habitación de su amigo, y sí, efectivamente el estaba allí, tumbado en su cama bocabajo.

Tomás: Amigo, ella está aquí.- Lo movió para llamar su atención.

Pablo: Ya lo sé, por algo corrí hasta aquí.- Dijo después de girarse para ver a su amigo.- ¿Ya se fue?

Tomás: No, ella trajo una tarta, una tarta ¿Sabes lo que significa?.- No obtuvo respuesta.- Oh vamos, esa pequeña está interesada en ti.

Pablo: Ella no lo está, tiene una pareja ¿No lo entiendes? debo alejarme de ella lo más posible.

Tomás: Piensa lo que quieras, yo me voy, tu chica está en la cocina.- Salió de su habitación dejando la puerta abierta.- Adiós, Marizza, fue un placer.- Escuchó cómo se despedía de la pequeña.

El rubio se levantó y caminó hasta la cocina en donde efectivamente estaba la castaña frente a una bonita y casera tarta de duraznos.

Pablo: H...hola.- Murmuró y la chica le sonrió alegremente.

Marizza: Traje esta tarta.- Llevó la tarta un poco más cerca del chico, mientras éste apenas y era capaz de estar de pie.- Pensé que tal vez... ¿Podríamos comerla juntos?

Pablo la miró sorprendido y la analizó su carita: ojos que evitaban mirarlo, pestañas pequeñas y lacias, nariz pequeñita, mejillas sonrojadas y labios...

Marizza: ¿Pablo?.- Balanceó su cabeza de un lado a otro para atraer la atención del rubio.

Pablo: Sí, claro.- Se felicitó a sí mismo por haber podido darle una respuesta sin tartamudear.

Pablo caminó hasta su alacena y sacó los platos pequeños que había comprado hace poco menos de dos meses en una rebaja de una tienda de artículos para el hogar que visitaba frecuentemente, dejó dos platos pequeños con flores rojas y azules y dos cucharas de plata que eran las indicadas para comer porciones pequeñas de postres.

Marizza: ¡Qué lindos!.- Salió de su boca cuando vio lo que él había colocado sobre la mesa.- ¿Dónde los conseguiste? debo decirle a Marcos que me compre unos de estos.- Algo dentro del rubio se movió cuando la pequeña mencionó a su "pareja".

Pablo: Eran piezas limitadas.- Se limitó a contestar.

Marizza partió dos trozos de tarta y colocó cada uno sobre su respectivo plato y le paso uno de ellos al rubio.

Pablo: Si gustas podemos comerlo en el balcón.- Necesitaba un poco de aire, pues sentía que le faltaba cada que la miraba.

Marizza: Eso estaría bien.- Caminó delante de él, y Pablo no pudo evitar notar el sutil movimiento de caderas de la chica.

Continuará...

Mi tímido vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora