Capitulo 8

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El rubio apagó su ordenador y tomó su mochila, su hermano lo siguió hasta que estuvieron fuera del estudio caminaron hasta el ascensor y cuando las puertas se abrieron los dos hermanos entraron.

Manuel: Pablo, ¿Te sientes triste?.- Preguntó y su hermano se irguió.

Pablo: ¿Por qué dices eso?.- Respondió.

Manuel: porque pareces desanimado.- Tomó al rubio por los hombros y lo abrazó.- Tranquilo, tú hermano está aquí para protegerte...

Pablo: Y ese es el problema, Manu.- Se separó de su hermano.- Yo debería cuidar de ti, no tú de mí.

Bajaron del elevador y se caminaron hasta el estacionamiento en donde ya esperaba su amigo para ir a comer con los dos hermanos.

Manuel: ¡Tomi!.- Se acercó alegre a saludar al amigo de su hermano.

Tomás: ¡Manolete!.- Se abrazaron.- ¿Por fin vendrás a la universidad?.- Preguntó después de que el abrazo terminó y Pablo caminó hasta su auto y entró en él sin esperar por los otros dos.- ¿Qué le pasa?

Manuel: Está triste.- Dijo el menor y entró al auto de su hermano.

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Departamento Andrade

Marcos: ¿Te sientes mejor?.- Preguntó abrazando más fuerte a su hermana menor.- ¿Fue ese chico?.- Preguntó.

Marizza: Basta, ya te he dicho que él no me hizo nada.- Contestó con su ceño un poco fruncido.

Después de que Marizza comenzara a llorar en la cocina, su hermano la llevó a su habitación y ordenó pizza, ella siempre comía eso después de haber llorado eso le animaba.

Marcos: ¿Entonces?.- Insistió el mayor.- Tú nunca lloras y menos así de la nada.- Dió una mordida a su rebanada de pizza.

Marizza: Y...yo.- Comenzó a hablar.- ¡Quiero un novio!.- Eso provocó que el chico se atragantara.

Marcos: ¡Andrade Marizza!.- Se puso de pie.- ¿Qué te he dicho sobre desear chicos? tienes recién veinte años.

Marizza: ¡Quiero un chico y ese pelinegro nuevo me lo está robando!.- Cruzó sus brazos e hizo un puchero.

Su hermano hizo un recuento del día y cayó en cuenta de que el chico de la mañana sí tenía algo que ver con el estado de ánimo de su hermanita pero aún había algo que no le cuadraba.

Marcos: ¿De qué hablas?

Marizza: ¡El chico de la mañana! tenía maletas consigo, y bajó del auto de mi Pablo y olía a él y...

Marcos: ¿Pablo? ¿Él homosexual?.- Aguantó su risa.- Pequeña, si Papá se entera de que te gusta alguien se pondrá furioso, pero si se entera de que te gusta un hombre gay estarás muerta hermanita.- Revolvió su flequillo.

Marizza: ¡Él no es homosexual!.- Lloriqueó y su hermano rió más fuerte.

Marcos: Sí, claro.- Dejó a su hermana en su habitación.

Marcos salió de su departamento y se dirigió al edificio que se encontraba frente al suyo, pudo ver que el auto de su vecino iba llegando, su visita a Luján tendría que esperar.

El corrió hasta el auto que ya estaba estacionado, los dos chicos salían de él, fue ahí cuando los interceptó.

Marcos: Hey.- Saludó con una sonrisa en el rostro.- Vecinos.- Detuvo al par de chicos.

Manuel: ¿Tú de nuevo?.- Fue el primero en hablar.

Marcos: Tranquilo, vengo en son de paz.- Alzó sus manos a la altura de su pecho.- Yo sólo quería saludar, creo que nuestra primera impresión no fue tan buena.- El rubio lo miró con los ojos entrecerrados mientras que su vecino les sonreía.

Pablo: Está bien, supongo.- Dijo receloso.

Marcos: Y... ¿Qué harán ahora?.

Pablo: Dormir.- Respondió y se dio la media vuelta para entrar a su edificio dejando a esos dos solos.

Manuel: Así que... ¿Cuál es el plan?.- Pregunto mirando a su vecino.

Marcos: ¿Eres mayor de edad?.- Se cruzó de brazos mirando al pelinegro.

Manuel: Soy lo suficientemente mayor.- Dijo y ambos caminaron hasta el estacionamiento donde se encontraba el auto de Marcos.

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Marcos: ¿De verdad son hermanos?.- Preguntó después de tomar vodka de su vaso.

Manuel: ¡Todo el mundo dice lo mismo!.- Rió escandalosamente.- La verdad es que, somos algo así como ¿Medios hermanos?.- Hizo una seña al mesero para pedir otro trago.

Marcos: Es que son tan diferentes el no es tan extrovertido.

Manuel: Esconde tanto su naturaleza que he llegado a pensar que él también lo cree.

Marcos: Es un alivio saber eso ¿Sabes?.- Miró el vacío de su vaso.

Manuel: ¿De qué hablas?.- Preguntó el pelinegro.

Marcos: Uhm ¡De Marizza!

Manuel: Oh sí, la chica de esta mañana ¿Qué con ella?

Marcos: Ella dice que tu hermano le gusta, pero Pablo es homosexual.- Rio fuerte y Manuel lo miró en blanco.

Manuel: Oh qué ilusa, no creo que Pablo se fije en ella.- Evidentemente mintió, pues si decía lo contrario, estaba seguro de que ese chico le impediría a Marizza acercarse a su hermano mayor.

Marcos: Creo que es lo mejor, Marizza es el tesoro de mi familia es la única mujer además de Mamá.

Manuel: Eso es increíble ¿No?

Marcos: Ciertamente, no ha nacido ninguna mujer en generaciones en la familia, ¡Deberías ver a mis padres en navidad! compran todo para ella..- Rió de nuevo y el pelinegro se dio cuenta de que su vecino no era nada más que él hermano de la chica de las tartas.

Manuel: Debe ser increíble, pasa lo mismo en mi caso; Mamá y Papá siempre me compran lo que quiero.

Ambos siguieron bebiendo por el resto de la noche y con un Manuel menos ebrio que Marcos.

Así que la chica que le da tartas le gusta a su hermano mayor y Marcos y Marizza no son pareja sino hermanos, pensó Manuel mientras su cabeza daba vueltas por causa del alcohol. 

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Pablo se dejó caer en su sofá después de haber tomado un baño, supuso que su hermano había seguido a su vecino a quién sabe dónde ya era más seis de la tarde y eso le molestó un poco al principio, pero después de meditarlo pensó que Manuel era libre de tener las amistades que él eligiera.

Pablo caminó hasta su balcón con los binoculares que compro en su mano derecha, tomó asiento en su habitual silla y dirigió su mirada hasta la ventana de su vecina, pero a pesar de que las cortinas estaban abiertas de par en par no veía a la chica por ningún lado, se colocó los binoculares frente a sus ojos y miró más a detalle la ventana, pero ella seguía sin aparecer.

Pero el timbre le saco de su misión y salió de su habitación para abrir la puerta de la entrada.

Marizza: ¡Pablo!.- Le saludo cuando su rubio abrió la puerta.

Continuará...

Mi tímido vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora