Capitulo 19

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Días después

Pablo sabía que estaba mal dejar que su novia tomara el control, está muy mal pero se sentía realmente bien.

Pablo: Mnhm, cariño.- Ella comenzó a restregar sus caderas en un veiven sobre el creciente bulto de su novio haciendo que el rubio expulsara gemidos dignos de él.

Marizza comenzó a dar saltitos, su novio se aferró a ella subiendo y bajando sus manos a lo largo de los muslos de su novia.

Marizza: ¡Sí!... Uh... ¡Ah!- Jadeó y su novio siguió con el ritmo rápido.

Tomó las piernas de Marizza y las enroscó en su cintura, haciendo así que las estocadas llegarán cada vez más profundo, mientras ella enterró las uñas en la que espalda del rubio.

Pablo detuvo las embestidas y salió de la chica para levantarla y llevarla hasta la puerta, sostuvo su trasero en sus manos dando un rudo golpe hasta que la piel en el área se tornó rojiza, el rubio la penetró de una sin avisar tomando desprevenida a su novia.

Marizza: Me... voy a correr.- Gimió y Pablo aumentó el ritmo de las estocadas.

Bastaron tres estocadas más para que ambos llegarán al clímax.

Cuando Pablo se levantó para tirar el condón a la basura regresa para abrazar a su novia cuando le iba a besar escucha pisadas en los pasillos.

Manuel: ¡Pablo!.- Se escuchó un portazo.- ¡Sal ya! ¡Mamá y Papá llegaron de visita y quieren verte...!.- Avisó y el rubio sólo se ganó un ceño fruncido por parte de su novia.

El rostro de Pablo perdió aún más el color y el de Marizza se tornó rojo de nuevo, el rubio no sabía si era por furia o vergüenza.

Manuel: ¡En una hora vendrán, más te vale que estés presentable!.- Gritó desde el otro lado de la puerta.- ¡Y no le hablaré bien de ti a Mamá, Marizza!.- Dijo y la castaña sólo quiso regresar el tiempo cuando su novio le pidió que detuviera esos provocativos movimientos de cadera sobre su parte.

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Marizza continuaba con el ceño fruncido mientras buscaba su ropa, que por cierto, juraba que el rubio lo había escondido para hacer tiempo.

Pablo: Por favor.- Suplicó siendo más tierno de lo normal.

Marizza: No pienso quedarme a ser humillada y avergonzada por los chistes de tú hermano además, deberías hablar con tus padres y po...ponerles al día.- Terminó de decir con las mejillas calientes.- ¿Qué te parece si hablas con ellos de mí y mañana desayunamos juntos con mi hermano?

Pablo: ¿Prometes que desayunaremos juntos?.- Frunció los labios y su novia lo besó una vez más.

Marizza: Lo prometo, Muñequito.- El rubio la tomó por la cintura y la acercó a su cuerpo.

Pablo: ¡Muñequito! eso hiere mi orgullo ¿Sabes qué es lo que pasa cuando se ofende de esa manera a tu pareja?.- Preguntó juguetón y con una ceja alzada.

Marizza: No tenemos tiempo, tus padres llegarán en cualquier segundo y debo desaparecer de aquí... te veo mañana.

Pablo: Te amo.- Dijo perdido en los ojos de la castaña.

Marizza: También yo, mi vida.- Le dió un beso antes de irse.

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Horas más tarde los padres de Pablo llegaron puntuales, algo que no era para nada extraño en ellos.

Señor Aguirre: ¿No hay un abrazo para tu padre?.- El rubio sonrió y negó con la cabeza.

Pablo: No te lo mereces Papá.- Comenzó a caminar hacia el hombre.- Mira que mandar a Manuel a vivir conmigo...- Chasqueó la lengua y los cuatro rieron divertidos.

El Papá de Manuel se acercó y lo abrazó mientras recordaba que había dicho su hijo: "No quiero estar en el apartamento de Pablo ¿Qué pasará cuando forme su propia familia? ¡Necesito mi propio apartamento Papá!"

La madre de Pablo estaba tan adentrada en escuchar las historias de su hijo en la productora como para prestar atención a los repetidos "Marizza" que salían de la boca del rubio.

Señor Aguirre: ¿Quién es esa tal Marizza?.- Preguntó su padre interrumpiendo una de sus historias.

Pablo: Ella es mi novia.- Soltó atento a las reacciones por parte de los adultos.

Mora: ¡¿Tú qué?!.- Se levantó del sofá.- ¿Estás bromeando, Bustamante Pablo?.- Lo miró con los ojos entrecerrados.- No es posible...- Habló escandalizada y los hombres sólo soltaron un suspiro y cruzaron sus piernas.- ¡¿Cómo es que me voy enterando de que tienes pareja? ¡Me siento tan ofendida!

Pablo: No es para tanto, Mamá...

Mora: ¡Sí lo es! ¡¿Y en dónde está?!.- Dijo sonriendo por fin.

Manuel: Tranquila, Mamá debe estar limpiándose después de...

Pablo: ¡Manuel!.- Gritó con mejillas coloreadas y entrecejo fruncido.- Tuvo que irse Mamá, pero me dijo que con gusto desayunará mañana con nosotros.-Sonrió a sus padres y ambos asintieron contentos.

Señor Aguirre: ¿Es una buena chica?

Manuel: Es una niña... Papá, siempre está aquí metida jugando con su teléfono y es como diez años menor que mi hermano.- Dijo divertido.

Mora: ¡Pablo!.- Exageró su madre y Pablo quiso arrancarle la cabeza a Manuel.

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Departamento Andrade

Marizza: Déjame ver si entendí.- Dijo a su amiga quién había ido a visitarla.- Manuel comenzó a salir con Vico...- Su amiga asintió.- Pero tuviste un ataque de celos y...

Mía: ¡Diferencias personales con ese individuo!.- Interrumpió.

Marizza: Sí claro... eso.- Rodó los ojos.- Entonces amenazaste a Vico para que se alejara de Manuel, pero Rocco se enteró y te pidió que se dieran un tiempo...

Mía: ¡Y ayer ví a Rocco besándose con Vico en la fiesta de Diego!

Marizza: ¿Entonces ya tienes el camino libre con Manu?.- Rió y se ganó un golpe en la cabeza por parte de su amiga.- Lo siento, pero es muy divertido, además a Manuel también le gustas.

Mía: ¿Por qué insistes con eso?

Marizza: Él siempre se la pasa hablando de qué tan difícil eres... también dijo que te invitó a salir después de dejar de ver a Vico y lo rechazaste.

Mía: ¡Porque no seré el plato de segunda mesa!.- Se quejó y su amiga negó con la cabeza.

Marizza: No eres su plato de segunda mesa, eres su platillo principal, y su postre y su...

Mía: ¡Yah!.- Interrumpió elevando su voz.

Marizza: ¿Por qué no vienes a desayunar mañana con nosotros?.- Preguntó y la rubia la miró con una ceja alzada.

Mía: ¿Por qué debería? Pablo y tú son demasiado empalagosos ¡Iugh!.- Exageró.

Marizza: Porque verás... porque conoceré a los padres de mi novio ¡No quiero estar sola allí!.- Se tapó la cara con sus manitas y rodó sobre su cama provocando ternura a su amiga.

Mía: Iré sólo para darte apoyo moral ¿De acuerdo?

Marizza: ¡Eres la mejor, Miita!

Ambas se acomodaron en la cama y durmieron cómodamente hasta la mañana siguiente.

Continuará...

Mi tímido vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora