Capitulo 15

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La rubia seguía a su amiga quien iba a paso exageradamente veloz, las palabras del chico habían calado en lo más profundo de la castaña, ella era buena, respetuosa, coqueta y estaba segura de que era suficientemente bonita como para atraer a cualquier hombre que ella quisiera tener.

Mía: ¡Marizza! ¡Marizza! - Jadeaba mientras corría detrás de su amiga.

Marizza: ¿Ah?.- Se giró y vio a su amiga muerta del cansancio con ambos bolsos.- ¡Lo siento, Mía!.- Tomó su bolso.

Mía: Cami...nas - Tomó una bocanada de aire.- Muy rá...pido.- Mantenía sus palmas en sus rodillas en un intento de recuperar el aliento que perdió corriendo hacia su amiga.

Marizza: Lo siento, ese imbécil de verdad me saca de mis casillas te recompensaré luego.

Mía: Descuida y por Frank no te preocupes después de lo que dijiste allá no creo que vuelva a acosarte, no querrá que tu novio le patee el trasero.- Soltó una carcajada y su amiga se sintió irritado, definitivamente su novio no asustaría a su acosador ni un poco, bufó frustrada.

Marizza: Cállate, tal vez Pablo no sea el novio más atemorizante pero... lo amo.- Dijo desanimada.

Mía: Oh amiga.- La abrazó.- Si es tú chico, entonces sabrá defenderte no hay duda de eso pero, no creó que tu novio quiera ir con Francisco para arreglar el asunto de hoy.

Marizza: Mi chico le pateará el trasero a todos los que yo quiera.- Alzó el mentón orgullosa y sonrió pensando en Pablo tratando de ser rudo.

Mía: Si, como digas...

Marizza: Mía... ¿De verdad crees que él baile funcione?.- Preguntó mordiéndose su labio inferior.

Mía: ¡Oh, sí amiga!

Siguieron caminando hasta el apartamento de Marizza, pues debía prepararse muy bien para esa noche.

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Departamento Bustamante

Pablo se sentía realmente nervioso después de todas las ideas que Manuel se había encargado de meter en su cabeza, después de haber regañado a su hermano sobre sus acciones.

¡¿De verdad jamás lo has hecho en la primera cita?! piénsalo, hermano ¿Podras con un beso en la primera cita? ¿Y si la petiza busca un acercamiento más íntimo?, fueron las palabras de Manuel.

Pablo: Un acercamiento más íntimo, ¡Ah no!...- Se lamentó después de recordar cómo había dejado a la chica aquel día en su cocina cuando llevó tarta; Labios rosas, suaves y apetecibles de verdad quiso probarlos, pero una voz dentro de él le gritaba desesperadamente que mantuviera su corazón lejos de la castaña.

Entró a su apartamento, colgó sus llaves en la pared y dejó su mochila en el piso junto a la puerta, su nariz captó un olor exquisito, así que se encaminó a la cocina para admirar y saborear las delicias que Pilar había preparado para su cena especial con su vecina.

Abrió todas y cada una de las cacerolas que se encontraban sobre la estufa y seguía sin encontrar el olor que había llamado su atención, resignado abandonó la cocina y obligó a su nariz a concentrarse en ese aroma en particular, caminó inconscientemente hasta su propia habitación y abrió la puerta, estiró su mano derecha para encender la luz y cuando una blanca luz tenue inundó la habitación el rubio abrió la boca para decir algo, pero simplemente no pudo.

Marizza: Te estaba esperando, Pablito.- Dijo con la voz más dulce que tenía en su repertorio y se levantó de la cama del rubio para comenzar a caminar hacia él que estaba con las mejillas rojas.- ¿No dirás nada?.- Alzó sus brazos hasta colocarlos sobre los hombros del chico.

Marizza logró hacer contacto visual con el chico, pero este no duró ni tres segundos; Pablo cayó desmayado directo al piso y la castaña no supo qué hacer.

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La cabeza de Pablo recibía una punzada de dolor a cada segundo, según él... aún se sentía avergonzado por la escena que había protagonizado en su habitación, el rubio sacudió su cabeza de izquierda a derecha, le avergonzaba que Marizza lo hubiera cargado hasta la cama, pero, lo que más le avergonzaba era que todo pasó por ver a una chica sexy y con poca ropa.

Se levantó del colchón y se dirigió a la sala de estar donde Marizza veía una película romántica, el rubio notó que sus piernas ya estaban cubiertas por unos pantalones y eso lo frustró aún más.

Pablo: Lo siento.- Se dejó caer en el sofá apoyando su cabeza sobre las piernas de la chica con sonrisa bonita.

Marizza: Tranquilo, Cariño.- Dejó un beso en su frente para después comenzar a jugar con su cabello.- Creó que me excedí un poco, no estuve consciente de que algo así pasaría.

Pablo: Debes pensar que soy un fracasado...- Habló con una mirada llena de pena mirando hacia el techo.

Marizza: ¡Claro que no! pienso que es lindo que mi pareja sea así de tierno y penoso.- Apretó una de las mejillas del rubio y las mejillas del chico se volvieron aún más rojas.

Pablo: Eso hiere directamente a mi orgullo de hombre.- Habló con dificultad debido a que sus mejillas seguían siendo estiradas.

Marizza: ¡Tonterías! me gusta que esto sea así, tú eres tímido y lindo y yo soy ruda y más alta que tú.- Rió, pero el rubio no.

Pablo: ¡No eres alta!.- Se levantó del sofá con los brazos cruzados.- ¡Tampoco eres ruda!.- Marizza también se levantó quedando justo frente al chico.- ¡Y también...

Pablo no pudo emitir ninguna palabra ya que los labios de la chica se lo impedían, Marizza movió suavemente sus labios contra los contrarios y él rubio no supo cómo reaccionar ¡Él no había dado un beso jamás!

Y como era de esperarse, Pablo cayó al piso nuevamente.

Marizza: Esta será una buena anécdota para nuestros hijos.- Suspiró y caminó hasta donde su novio se encontraba tendido, lo alzó y lo colocó en sus hombros para después dejarlo sobre su cama.

Continuará...

Mi tímido vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora