Marizza: ¡Pablo!.- Apareció con una gran sonrisa y una caja rosa en sus manos.- ¿Puedo pasar?
Pablo: Sí, claro.- Dejó un espacio entre la pared y su cuerpo para que la joven entrara a su hogar.
Marizza: ¿Estás sólo?.- Preguntó mientras caminaba con confianza hacia la sala del apartamento y tomaba asiento en uno de los sofás.
Pablo: Uh sí, lo estoy ¿Qué te trae aquí?.- Preguntó sentándose en el otro sofá.
Marizza: Yo...- Bajó su cabeza apenada.- Vine a disculparme.
Pablo: ¿Disculparte? ¿Conmigo?
Marizza: ¡No contigo! con el chico que salió de tu auto esta mañana, creo que lo ofendí y merece una disculpa.
Pablo: ¿Manuel?, él no se encuentra ahora, pero de todas maneras no creo que se haya ofendido.- Soltó una risa corta.
Marizza: ¿Ah no?.- El rubio negó con la cabeza.- ¿Por qué lo dices?
Pablo: No creo que mi hermano se ofenda por reclamos como...
Marizza: ¿Hermano?.- Quedó boquiabierta con la reciente información sobre el pelinegro.- ¡Pero él, ustedes...!.- Se levantó de su lugar con la cajita aún entre sus manos.- ¡Hice galletas de nuez por nada!.- Se quejó con el ceño fruncido.
Pablo: Puedo preparar algo de té y, ya sabes...- Dijo sin mirarle, no estaba acostumbrado a hacer invitaciones de ese tipo.- Sólo si quieres...
Marizza: ¡Sí quiero!.- Saltó de alegría mientras pensaba que nada podía salir mejor.
Pablo se levantó y caminó hasta la cocina seguido muy de cerca por la chica sacó una pequeña tetera color azul pastel y la llenó con agua, después encendió el fuego de la estufa y colocó la tetera sobre este.
Marizza: Qué linda tetera.- Dijo encargándose de que su aliento se colara por el oído del chico.
Pablo: ¿Te gusta?.- Se volteó arrepintiéndose inmediatamente de esto, pues el cuerpo de la castaña estaba muy cerca.
Marizza: Sí, me gusta.- Dijo casi hipnotizada por el olor de Pablo era a la banda.
Pablo: Oh...oh s...sí, yo la compré en línea, fue re...realmente barata.- Dejó de hablar cuando sintió el aliento de la chica llegar a sus labios.
Pablo se veía totalmente atraído por el dulce aroma de la chica, por sus ojos brillantes y su sonrisa encantadora vio cómo lentamente la castaña se acercaba a él, incluso notó cuando se paró de puntas para estar a la altura de su rostro, también vio cómo las lacias pestañas de la chica se unían dejando sus ojos cerrados y sobre todo, notó cuando ella movió sus labios más cerca de los suyos.
El rubio no supo cómo reaccionar, así que solamente se dio la vuelta y miró su tetera como si fuera lo más interesante del mundo, sus manos temblaban y su respiración se hacía más pesada.
Pablo: Iré al baño, ya vuelvo.- Murmuró para Marizza antes de dejar la cocina.
Tal vez ni siquiera le parezco linda, pensó antes de soltar un suspiro, la castaña se sentía rechazada por su guapo vecino.
Minutos Después
Pablo: Regresé.- Habló y Marizza ni siquiera lo miró.- ¿Quieres de hierbabuena o canela?.- Preguntó a la chica y ésta sólo señaló la bolsa marrón.
El rubio sirvió agua caliente en dos tazas y las llevó a la mesa, en donde colocó las bolsas de té y dos cubos de azúcar.
Pablo: ¿Estás bien?.- Preguntó y la chica asintió con la cabeza.
Marizza: Sólo pensaba un poco.- Le sonrió y abrió la caja rosa donde llevaba las galletas de nuez.
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Departamento Andrade
Marizza llegó a su departamento casi a las nueve de la noche y seguía sin haber rastro de su hermano, entró a su habitación, cerró la puerta con seguro y encendió la luz.
Miró por su ventana discretamente y sonrió cuando notó que efectivamente, su vecino había comprado un par de binoculares... buscó en su armario y sacó una bolsa negra con destellos rosados, sacó los accesorios que había comprado acompañada de Mía hace ya dos meses y seguía sin usar.
La chica sacó una pijama transparente de body encaje negro con una luna plateada en la parte superior que se ajustaría demasiado bien a sus trabajados muslos y por último sacó una tiara negra con orejas de gato también negras, sonrió acercándose a la ventana para asegurarse discretamente de que su vecino seguía mirándola.
Nos vamos a divertir mucho rubio, pensó la chica.
Le dio la espalda a la ventana y tomó el borde de su camisa para comenzar a subirla, una vez que quedó desnuda su cintura se permitió mover delicadamente su cadera de izquierda a derecha.
Rodeó su cama y tomó el diminuto encaje negro, se sentó en su cama aún de espaldas a la ventana y lo deslizó por sus muslos hasta tenerla completamente en su cuerpo.
Se levantó y se dirigió hasta su tocador, colocó algo de brillo labial y recargando sus codos en éste, para dejar aún más a la vista de su espalda debatía internamente en si era buena idea colocar las orejas o no, después de todo no quería que el rubio explotase.
Tomó su celular para llamar a Mía, se acostó en su cama bocabajo mientras esperaba que su amiga contestara.
—0—
Departamento Bustamante
Pablo se encontraba al borde del colapso, al principio pensó que su mente le estaba jugando una broma pesada, pero no se permitió alejar su vista de su vecina que jugaba a desvestirse en su habitación.
Se tomó la molestia de ver todo el show de la chica a través de sus binoculares, y, cuando su vecina se recostó en la cama y comenzó a sacarse fotos, el rubio pensó a quién se las estaría mandando.
Rápidamente entró a su apartamento y tomó su celular, esperando que llegara un mensaje con esas fotografías, pero no, lo único que llegó a él fueron ganas de ir donde Marizza y tomarla en su hermosa cama, está tan exitado.
Pero aún así ignoro la incomodidad de sus pantalones y se dirigió al baño a darse una ducha con agua helada antes de dormir.
Continuará...
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Mi tímido vecino
ChickLitMuchas veces creemos que por ser mujeres somos delicadas o por ser hombre debemos ser rudos eso es lo que ocurre a Pablo aunque sea ya un adulto de veintiseis años es un hombre tímido, cobarde y aunque no crean el nuca a salido con una chica por lo...