Capitulo 6

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Pablo ya estaba en su auto de camino al estudio, el día anterior había faltado y estaba dispuesto a recuperar esas valiosas horas de producción musical que ya había perdido por culpa de los Andrade.

La noche anterior después de que la pequeña se fuera de su departamento, se quedó un rato más en el balcón mirando el cielo y de vez en cuando echaba un vistazo a la ventada de su vecina mientras se repetía mentalmente las palabras que había dicho "Desde aquí fácilmente podría ser espiada ¿No cree? incluso sería aún más fácil con binoculares " y Pablo se fue a dormir con ese pensamiento en su mente.

Pablo: Bien, tú ganas.- Se habló asi mismo.- Compraré esos binoculares más tarde.- Y así pudo calmar a su mente.

Tomás: ¡Pablo!.- Le saludó cuando vio que su amigo entraba al edificio.

Paró el elevador y el rubio corrió hasta él para alcanzarlo, su amigo tecleó el número del piso al que iban y las puertas se cerraron.

Tomás: ¿Cómo te fue ayer con la chica?.- Preguntó.

Pablo: Sólo comimos un poco de la tarta que trajo y vimos el atardecer y, sólo eso.

Tomás: Sólo eso... ¿Nada más?.- Preguntó con una ceja alzada y el rubio negó con la cabeza.- Amigo, era una chica, sola en tu departamento, llevándote comida hecha por ella ¿Y no pasó nada?

Pablo: Tomi, te lo dije, ella tiene un esposo y...

Tomás: No vi ningún anillo en su dedo.

Ambos bajaron del elevador y caminaron hacia sus respectivas oficinas quedando de acuerdo para comer, Pablo entró a su oficina y notó que había una presencia muy peculiar esperándolo.

Manuel: ¡Por fin llegas! llevo casi diez minutos esperando por ti ¿La edad te está volviendo lento, hermano?.- Dijo sentado en su silla acolchonada.

Pablo: ¿Manuel? oh no, dime que no estás aquí por lo que creo que estás aquí.- Dijo preocupado el mayor.

Manuel: Así es, tu hermanito oficialmente está inscrito en la universidad.- Y esa noticia causó un ligero mareo al rubio.

Manuel era su medio hermano, después de la muerte de su Papá, su Mamá volvió a sonreír cuando por casualidades del destino se encontró con el señor Aguirre, un hombre moreno, fuerte y sobre todo protector, luego de mantener una relación vino el nacimiento de Manuel, todo era nuevo para Pablo, incluso tenía que compartir sus cosas, y lo más importante, él no quería compartir a su madre.

Ellos eran muy diferentes demasiado, Manuel era valiente, protector, con un increíble cuerpo trabajado y con una personalidad divertida, siempre había chicas detrás de él, día y noche y Pablo era un poco más tímido, con cuerpo delgado, piel blanca y suave, personalidad calmada y sobre todo, él nunca tenía chicas detrás de él.

Manuel: ¿No te alegra que por fin estaremos juntos de nuevo?.- Su hermano menor por ocho años se acercó a él y lo abrazó.

Pablo: ¿Ya es un hecho?.- Dijo cuándo su hermano deshizo el abrazo.

Manuel: Ya es un hecho, comenzaré en agosto ¿No es genial? ¡Será como en los viejos tiempos! Pablo y Manuel continúan con sus aventuras.

Pablo: Me temo que estarás solo en tus aventuras.- Caminó hasta su silla acolchonada y tomó asiento.

Manuel: Oh rubio...

Pablo: Soy un adulto, Manuel.- Se cruzó de brazos.

Manuel: Hay adultos divertidos ¡Como Tomás! el sí que sabe cómo divertirse.- Soltó un suspiro recordando el último verano en el que Tomás viajó a Bahía blanca con su hermano.

Pablo: Salir por las noches y buscar chicas no es para nada divertido.- Se giró a su computadora y encendió en monitor de ella.

Manuel: Ahora que estamos los dos aquí en la ciudad podríamos salir y busc...

Pablo: ¡Manuel!.- Se giró y miró a su hermano pequeño sentado en el pequeño sofá marrón.- Si no quise una chica cuando tenía tu edad, créeme que ahora estoy menos interesado en conseguir una.

Manuel: Bien cómo digas.- Rodó los ojos.- De igual manera ¿Está bien si yo me quedó en tu apartamento?.- El rubio quería decirle que no, pero él no era tan malo como para dejar que su hermanito se enfrentara a la ruda ciudad de Argentina.

Pablo: Claro, está demás preguntarme eso, Manu.- Le regaló una sonrisa amable que se borró cuando recordó algo.- ¡Mi tarta!.- Corrió hasta su mochila que había dejado tirada en el piso, recién entró y sacó de allí un pequeño contenedor de plástico negro.

Manuel: ¿Tarta?.- Se acercó a él y observó el contenido.- ¡Yo quiero!

Pablo: Ni lo sueñes.- Pasó de largo y tomó asiento en su silla de nuevo.

Manuel: Oh no puedes ser tan mal hermano.- Habló con los ojos entrecerrados.

Pablo: Consigue la tuya.

Manuel: Vamos, nunca he probado una tarta hecha por ti...

Pablo: Ni siquiera lo hice yo...

Manuel: ¿La compraste? dime dónde y te traeré una igual, sólo dame un poco.

Pablo: Tampoco la compré, alguien la trajo para mi.

Manuel: ¿Alguien te la regaló?.- Preguntó y su hermano asintió.- Entonces quédatela, debe tener veneno o purgantes.- Rió un poco de su propio chiste.

Pablo: ¿Qué insinúas?

Continuará... 

Mi tímido vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora