Capítulo 18

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Mala idea.

Alaina.

¿Alguna vez han sentido esa sensación de llegar a un lugar justo en el momento correcto? Justo en el momento donde te sientes la puta ama del universo, con tu mejor vestido, la música a todo volumen retumbando en la paredes, con tus conocidos bailando y viviendo una auténtica fiesta de película en un lugar alejado de todo, donde está tú autoestima por las mismísimas nubes y no necesitas ser demasiado extravagante para llamar la atención.

Bueno, este es mi jodido momento y lo supe a penas bajé las escaleras y comencé a caminar en medio de las personas que ya están en la casa de playa de los padres de Maya. La rubia subió a mi habitación después de que Edmond salió y me dijo, bueno, más bien me ordenó que no saliera hasta que la fiesta comenzara, ella quiere que solo disfrute de este viaje y que no tenga que estarme estresando organizando una fiesta.

A veces me dan ganas de matarla, pero es mi mejor amiga y con gestos así, solo me hace amarla más.

El vestido que el pelinegro compró para mi es perfecto, se ajusta a mi figura de una manera increíble y resalta cada curva de mi cuerpo, es sencillo, pero sin dejar de ser bonito, mi cabello lo llevo suelto y cae hasta mi cintura en forma de cascada, llevo un poco de maquillaje, algo de máscara para pestañas y un labial rojo fuego que apliqué sobre mis labios para darles color.

Al llegar a la cocina, noto varios tipos de bebidas y aperitivos sobre el mesón de mármol, detengo mi vista un momento entre los diferentes tipos de bebida que hay y luego tomó un vaso rojo y me sirvo una Coca-Cola, ya que la doctora me explico que no puedo tomar bebidas alcohólicas por unos días.

—Ese vestido te queda mejor de lo que pensé.—Susurra en voz baja.

Doy un respingo al escuchar su voz profunda y ronca justo detrás de mi.

Sonrió de espaldas a él y paso mi dedo por la orilla de mi vaso al escucharlo tan cerca de mi y sintiendo su mirada clavada sobre mi cuerpo, me giro sobre mi eje, apartando mi cabello con cuidado de mis hombros y lo enfrento.

Sonrió al obsérvalo y en su rostro casi siempre inexpresivo se dibuja una sonrisa ladina.

Se encuentra recostado de una de las puertas que dan con la cocina, sosteniendo un vaso entre sus dedos, su cabello negro azabache se encuentra desenfadado como siempre, caen algunos mechones sobre su frente y le da su usual aspecto salvaje y despreocupado, una camiseta negra cubre su cuerpo esculpido por Dioses y está arremangada hasta sus codos, dejando a la vista sus tatuajes, esta misma está desabotonada entre los primeros botones, dejando ver su piel pálida y su pecho fuerte y bien definido, un vaquero a juego el cual se encuentra rasgado en ciertas partes de las piernas le queda para morirse.

Maldito fuckboy que todo le queda bien.

Se ve extremadamente bien, pero ¿Y cuando no?

Parece un auténtico chico malo sacado de un libro de Wattpad.

Decido molestarlo un poco.

—La verdad no creí que tuvieras tan buen gusto.— Me encojo de hombros, haciéndome la inocente.

Le da un sorbo a su bebida antes de responder.— Créeme tengo muy buenos gustos.— Habla serio, dándome una mirada cargada de fuego la cual recorre todo mi cuerpo, haciéndome estremecer.

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