Instinto suicida... ¡Corre!
Alaina.
—Sigo sin entender el por qué estamos aquí.— Murmura el pelinegro que camina a mi lado, mientras patea una piedra con un puntapié.
Entorno los ojos. Es la tercera vez que me dice lo mismo en menos de diez minutos. Llegamos hace apenas un par de minutos a una de las rutas desiertas de tren que están llegando a las afueras de la ciudad. El trayecto hasta aquí fue más rápido de lo que creí, ya que la motocicleta nos lo facilitó.
Me giro hacia Edmond y no puedo ocultar la sonrisa que amenaza en formarse en mis labios, ya que su auténtica confusión me causa gracia y es de las pocas veces donde se ve así, donde no es él quien controla la situación.
Siempre cree que debe mantener el control completo de las situaciones que suceden a su alrededor y todo sería más simple si no se preocupara demasiado por lo que pasa en su entorno.
—Deja la cara de nena con miedo y sonríe un poco.— Lo reprendo.— Eres más guapo cuando sonríes.— Confieso con simpleza.
Le doy la espalda sin decir nada más y comienzo a caminar hacia las vías del tren, ignorando el suspiro frustrado que se escucha por su parte antes de comenzar a seguirme. Camino un poco más y me detengo en medio de uno de los carriles, para ser exacta en el carril derecho y me permito cerrar los ojos escuchando los sonidos a mi alrededor. El tren se escucha a lo lejos pero no me preocupo, los demás sonidos hacen que te concentres en ellos también, como el cantar de los pajaros, el río cercano a las vías del tren y el mismo sonido que hace el viento al chocar con las copas de los árboles que se agitan con fuerza.
—¿Me explicarás que demonios hacemos aquí en realidad?— Protesta Edmond tomando mi mano para que mi gire y lo encare y es justo lo que hago.
Sus ojos color miel me repasan el rostro buscando alguna clase de explicación en mi mirada, me mantengo lo más inexpresiva que puedo, no puedo permitirme transmitirle el miedo que siempre me da el venir a este lugar, el sentimiento de querer salir corriendo apenas llego, hasta que la adrenalina me supera y me obligo a quedarme.
Tomo una respiración profunda y suelto mi cabello dejándolo libre, ya que la coleta alta está haciendo que me dé un poco de jaqueca.
—Solo debes prometerme que no pensarás que estoy mal de la cabeza, ¿Vale?— Le digo
Frunce profundamente el ceño y forma una línea fina con sus labios antes de cerrar los ojos y negar con su cabeza.
—Eso ya lo pensaba antes de venir, así que no creo que mi perspectiva acerca de ti cambie tan rápido como piensas.— Alega encogiéndose de hombros.
Si tú supieras...
—Esta bien.— Forzó una sonrisa al escucharlo decir eso último.
Camina con su típico andar cargado de seguridad hasta llegar al otro carril cerca de mi y solo me observa en silencio. Aparto la mirada de él y me concentro en mirar al frente.
Porque si sigo viéndolo empezaré a babear, verlo es una auténtica fascinación que tengo.
—¿Prometes hacer lo que te pida?— Indago a la espectativa. Siento sus ojos puestos en mi perfil y tarda un par de segundos en responder.
—Lo prometo.— Dice sin titubear.
—Solo... no te asustes demasiado. ¿ok?
—Ok
Tomo una respiración profunda y cierro mis ojos un instante, antes de gritarle al vacío con todas mis fuerzas, formando puños con mis manos a los lados de mi cuerpo, sintiendo como el grito desgarra mi garganta y hace eco en la lejanía.
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Justo Ahora
Fiksi RemajaAño y medio es lo que ha pasado desde que Edmond se fue, dejando atrás toda su vida, su carrera, sus amigos y lo mas importante... A ella. Pero a regresado y está dispuesto a recuperar su vida, retomar su lugar y a luchar por lo que quiere. En año y...