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Narra Andrea
Tal cual Oliver había indicado Donovan estaba en casa mostrándome varios diseños nuevos para el evento. Al parecer sería un evento muy importante la sociedad de Ciudad Starling estaba esperando con ansias esa noche. Yo pensaba que tan importante puede ser el cumpleaños de alguien para que conmocione tanta expectativas.
Al final elegí un vestido con un escote de corazón con sus mangas largas y holgadas, el color era perfecto para mí tono de piel.
Me ayudó a elegir el maquillaje y el peinado para esa noche.
— Se verá hermosa sra Queen.
— Bueno, esto es gracias a ti.
Un par de días después el vestido llegó, estaba nerviosa no lo negare, era el primer vestido con escote que elegía, siempre me han gustado con mangas pero está vez quise algo diferente esperaba que Oliver lo notará. Hace varios días que está de malas, se la pasa en su despacho trabajando. Solo lo veo cuando sale a comer, es extraño pero comenzaba a agradarme su compañía.
Raisa había traído comida para la gente que comenzaba a ayudarme a arreglar, comenzaron por mi cabello el cual alaciaron con delicadeza. El maquillaje era solo un poco más cargado de lo normal. Al terminar me sorprendí al verme en el espejo, realmente me sienta hermosa con aquel vestido y con el maquillaje.
— Causará sensación sra. — Me decía Raisa.
— Gracias. creo que… — Dije al sentir la tela sobre mi piel. — Este vestido es de mis preferidos.
— Le queda hermoso. ¿Verdad? señor — Pregunto a Oliver quien se encontraba en la puerta.
Narra OLIVER
Era casi la hora de salir y Andrea aún no salía de la habitación. Decidí subir para apresurarla pero al llegar a la puerta me quedé pasmado al verla tan hermosa en aquel vestido, su escote era tal cual me lo había descrito Donovan, su cabellos detrás dejando ver su cuello delicado.
— ¿Verdad? Señor. — Me decía Raisa.
Andrea me miró atravezo del espejo, tenía sus mejillas sonrojadas y como me gustaba verlas.
— Si. — Respondí entrando a la habitación. — Nos permites. — Sin decir más Raisa salió de la habitación dejándolos solos.
Andrea volteo hacia mi con nervios, podía verlo comenzó a jugar con sus manos.
— Creí que esto quedará bien con tu vestido. — Dije sacando una cadena de oro con una pequeña A. Sus ojos se iluminan al verla.
— Es hermosa.
— No más que tú. — Una vez más sus mejillas se tornan rojas. Era evidente que no estaba acostumbrada a los halagos. — Me permites.