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Narra Oliver
— Está atrasado en sus cuotas. Jonh decia. No había escuchado la mitad de lo que me dijo. La discusión con mi madre está mañana me había dejado de mal humor.
— ¿Me estás escuchando?
— La verdad no.
— ¿Que te pasa?
— Mi madre sigue insistiendo con la idea de que tenga una pareja.
Jonh ríe ante mi respuesta — Pero eres feliz con las mujeres a tu alrededor.
— Lo mismo le dije. Pero ella insiste en que debo tener algo serio para que los inversionistas se interesen más en la compañía. — Me puse de pie y rodeando mi escritorio continúe — Aúnque cometí el error de decirle que conocí a alguien pero no quería apresura la relación.
— ¡¿Que hiciste que?!...
Jonh diría algo más pero mi joven secretaria la señorita Smoak, nos traía café y unos papeles los cuales Dig tomo de inmediato. Ella y las mujeres que trabajan en la compañía han dejado claro lo que querían conmigo, pero mi madre me pidió de una manera "amable" que ninguna de ellas pasaría por mi cama. Hay que admitir que está buena. Debo contenerme, aparte que es exelente en su trabajo, prefiero dejarla así antes de perder a la única secretaria que cubre mis deslices entre otras cosas,
— Oliver, el señor Rivera aún debe lo de hace 2 años. John dice mientras le guiñó el ojo a Felicity.
— Tendríamos que hacerle una visita.
— ¿Para cuándo lo programo?
— Déjalo para después de que mis padres se hayan ido.
NARRADOR
Unas horas más tarde Oliver se encontraba en uno de los mejores restaurantes, el dueño de aquel establecimiento era el único que no le debía dinero, pues había conseguido pagarle la cantidad que pidió para abrir ROSSI uno de los mejores restaurantes Italianos de la Ciudad, sin contar que nunca se retrasaba en los pagos del mes, a Queen le gustaba estar ahí, lo atendían como a cualquier persona, él y Jonh Diggle degustaban de su platillo cuando una llamada de su secretaria interrumpe.
— ¿Que pasa Felicity?
— Una disculpa señor, se que está en su hora de comida, pero hay un problema. Roy Harper está en la oficina, dice que tiene que noticias no muy agradables.
— ¿Y el idiota porque no me llamo personalmente? Decía aventando la servilleta. Jonh tomo una posición rígida sabía que algo estaba pasando y que debían tener precaución.
