4. La Sombra de Margaret

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Martin se hallaba desorientado. Su mirada continuaba perdida en aquel edificio, mientras reposaba sobre la acera. De pronto, su celular comenzó a timbrar. Él lo extrajo del abrigo y notó que se trataba de Martha Warren.

—¿Ahora qué...? —dijo, antes de contestar—. Hola.

—Martin; necesito...

—Escúchame, Martha. Estoy pasando por un mal momento. Ya aclaramos el tema; no voy a acercarme de nuevo a tu hija.

—Martin; me urge que vengas a mi departamento.

—¿Qué?

—Como oíste. Emily necesita decirte algo.

—Pero me dijiste que...

—No importa lo que te haya dicho. Por favor, es importante que vengas.

—Bien, tomaré un taxi.

—Estaré pendiente.

Martin se levantó y notó que el Equipo Forense trasladaba el cuerpo de Abigail a un furgón. Supuso que Marcel bajaría pronto, así que decidió retirarse con mucha prisa.

...

Martin llegó al departamento de la familia Warren. Llamó un par de veces a la puerta y George le abrió.

—¡Martin! Que gusto verte de nuevo. Adelante.

—¿Cómo lograste entrar al edificio sin identificarte? —preguntó Martha.

—Conozco al sujeto de seguridad. Ya me ha visto venir a tu departamento.

—Bueno..., pasa.

—Gracias.

—Toma asiento, por favor.

George se sentó en el sillón que se hallaba justo al frente de Martin.

—Tiempo sin hablar. Me enteré que viniste en taxi. ¿Qué pasó con tu auto?

—Un idiota se pasó la luz de alto y colisionó conmigo.

—Qué pena.

—Sí, está en el taller desde hace un mes.

—¿Gustas algo de tomar, Martin? —preguntó Martha.

—Sí, me gustaría tomar un descanso, luego de encontrar a mi hija y sepultarla. Al grano, Martha.

—Emily... —dijo Martha.

La jovencita se acercó y se sentó al lado de su padre. Su brazo izquierdo estaba cubierto con el vendaje.

—Sr. Martin.

—Emily.

Martha le hizo una señal a Emily con la cabeza. Ella suspiró.

—Necesito contarle algo. Es sobre ese día. Cuando decidimos hacer la fiesta de Pijamas.

Martin observó a Martha y ella asintió.

—Ok. Te escucho.

...

La mañana de ese día, Margaret se encontraba en el patio de la escuela con sus compañeras. Entre ellas, Emily Warren. Todas estaban sentadas sobre el suelo disfrutando de su merienda. De pronto, Emily hizo un comentario:

—Estuve pensando en algo para hoy.

—¡Habla! —dijo Jennifer; una joven afroamericana, de ojos pardos y cabello negro muy corto.

La Sombra de MargaretDonde viven las historias. Descúbrelo ahora