Transcurrieron un par de semanas. El edificio West de Central Park se llenó de muchas flores y fotos de la jovencita. Sus compañeras: Jennifer y Gina, decidieron rendirle un gran homenaje. Toda la escuela estaba en el sitio; ubicando velas y muchos de sus trabajos hechos en clase.
En otro lugar de la ciudad, se celebraba una vigilia en honor a los caídos por los últimos acontecimientos. La Detective Bells estaba en compañía de Davis y algunos de los integrantes del Equipo Policial de New York. Extendería su estadía en Manhattan hasta que Montreal saliera del Hospital.
Martin se hallaba en su departamento, contemplando aquel cofre que contenía las cenizas de su inolvidable hija. Estaba situado sobre una hermosa repisa, que ubicó solo para ella. Estaría ahí, hasta que se despidiera de New York para siempre. Minutos después, alguien llamó a su puerta. Él la abrió lentamente, mientras secaba sus lágrimas.
—¡Hola, Martin! —dijo Aurore.
—Aurore; que grata visita. Adelante.
Aurore colgó su gabardina sobre un perchero.
—Toma asiento, por favor. ¿Te apetece algo? ¿Un café, tal vez?
—Estoy bien, gracias. ¿Cómo te sientes?
—Es muy difícil vivir aquí sin ella. Sin verla correr hasta su alcoba. ¿Sabes?, a Margaret le gustaba levantarse de noche a tomar jugo directo de la jarra. A veces yo escuchaba el ruido, y cuando sabía que me acercaba, se escondía detrás del sofá —suspiró—. Por momentos sentía nostalgia, cuando recordaba que algún día la llevaría al altar. Que la entregaría en manos de un hombre que la amaría para siempre. Que mi departamento se llenaría de nietos, y tal vez, yo podría ir a visitarlos. Jugar con ellos en su hermosa casa de amplio jardín. Pero nada de eso sucederá. Ya no la veré nunca más.
Aurore se levantó y lo tomó del rostro.
—Yo te ayudaré a superar todo esto, Martin. Necesitas a alguien que te haga compañía.
Aurore le dio un enorme beso y luego de separarse sonrió.
—¿Qué fue eso? —preguntó él.
—Solo un beso. Sé que no era el momento, pero...
—Descuida. Lo hiciste justo en el momento perfecto.
—¿Todavía quieres irte de este lugar?
—Sí, necesito hacerlo. Ya renuncié al Hotel. No puedo seguir trabajando allí.
—Siendo así, tengo una propuesta para ti.
—Tienes mi atención.
—Recibí una oferta de trabajo en Inglaterra, como Directora del Museo Moderno de Londres.
—Eso es estupendo, Aurore.
—Quiero que vengas conmigo.
—No, Aurore. Tú no puedes...
—Necesito un Jefe de Seguridad.
Martin sonrió.
—Es una oportunidad para conocernos mejor.
—Bien, me convenciste. Pero antes, necesito hacer algo.
—¿Qué?
—Ven conmigo —dijo, tomándole la mano y llevándola al corredor—. ¿Ves esa foto?
—Sí, es el Gran Cañón. Margaret se veía muy feliz.
—Lo estaba. Era su lugar favorito.
—Ya sé lo que quieres hacer. Es un gesto hermoso hacia ella.
—¿Me acompañarías? Ya tengo auto de nuevo.
—Desde luego, pero es un viaje largo. Puede ser algo así como... unas vacaciones.
—Suena bien.
...
Dos días después, Aurore y Martin viajaron al Gran Cañón. Aurore llevaba las cenizas con ella. Luego de casi cuarenta horas, y muchos descansos en pequeños hoteles, finalmente llegaron a Arizona.
Ambos bajaron del vehículo, y Aurore le entregó el cofre a Martin en sus manos. Luego, caminaron hacia una roca y se sentaron a contemplar el inmenso paisaje.
Martin comenzó a llorar, recordando los momentos con su hija. Aurore recostó la cabeza sobre su hombro.
—¿Crees que esté viéndome desde algún lugar? —preguntó Martin.
—Estoy segura de que es así, Martin. Ella siempre será tu ángel guardián.
Ambos se levantaron y Martin le dio un beso al cofre.
—¡Adiós, Margaret! Vuela sobre este inmenso lugar donde se iluminaban tus ojos.
—Adiós, pequeña —dijo Aurore, mientras sus ojos se rebosaban en lágrimas—. No te conocí; pero estoy segura que tu padre tiene muchas anécdotas maravillosas que contarme.
Martin abrió el cofre y arrojó las cenizas. Pronto, el viento hizo su trabajo y las llevó al infinito de las rocas. Margaret ahora era un alma libre, y Martin tenía que escribir una nueva página en el libro de su vida; aunque una de estas estaría vacía para siempre.
ESTÁS LEYENDO
La Sombra de Margaret
Misterio / SuspensoUna jovencita de 12 años de edad de nombre: Margaret Williams, es víctima de un extraño suceso que provoca estragos en Manhattan, posterior a su deceso luego de caer desde el décimo piso de un reconocido Hotel de Central Park. La ausencia de lesione...