Capítulo 49: Dragones.

535 51 10
                                    

En las oscuras calles de Shangai, la gente peligrosa se abría paso a los callejones estrechos de los enormes edificios. Se rumoreaba sobre una reunión muy importante fuera del casino "cueva dragón"

Habían cinco carros bastante elegantes estacionados afuera, cada vehículo tenía sus propios guardias. Pero la reunión no era ahí, sino en las peores calles de china en donde encontrarse un muerto mientras vas a comprar pan es cosa de todos los días.

— Una vez empieza esto no hay paso atrás, Alex. — dijo la castaña mientras caminaba a paso firme adelante de él, mientras caminaban por el pasillo. Vestía un traje formal, camisa blanca y corbata roja adornado con dibujos en tono oro. Su chaleco y pantalones también eran rojo tirando a bordo y se amarraba su pelo con unas lindas cuencas de oro y joyas que le pertenecen a su abuela. Apenas había llegado a china lo primero que hizo fue recuperar los negocios de su padre, haciendose notar a los otros cinco dragones que ella estaba ahí. Qué la hija del dragón de rojo ya había llegado.

— Fue una semana divertida. Me sirvió para calentar y recordar las prácticas con mi abuelo. No te miento, Sid. No estoy en mi cien por ciento ya que me falta mucho entrenamiento. Pero si vencí a Lincoln en una pelea mano a mano estando medio ebrio como el culo, ¿qué te hace pensar que no puedo con un anciano arrugado?— le sonrió con arrogancia.

Alex vestía de camisa negra y corbata roja. Con un chaleco sin mangas azul oscur, pantalones y zapatos negros. El cabello peinado de buena manera donde se notaba que le había crecido bastante, y una barba creciente que le esombresia el rostro. Aún así, sus ojos verdes salvajes brillaban con fuerza en la oscuridad del pasillo. Tenía elegancia, pero Sid al verlo solo podía ver Salvajismo animal. Incluso el aire olía a feromonas de un animal.

— Alex... Antes pasar a la reunión. Quiero hacerte una pregunta.

— lo que quieras, bebé. — le dijo sonríendo de verdad. Sabía que Sid no estaba muy convencida de enviar a su amigo a una misión prácticamente suicida.

— nunca antes habrías hecho esto por alguien. Se lo conté a César las veces que iba al bar, lo mucho que cambiaste. El me decía que se sorprendió de la manera que eres ahora. No eras el imbécil egoísta y sanguínario que una vez conoció. Eras cruel, malo y te gustaba humillar a la gente. ¿por qué cambiaste? —

— Sid... — Alex pensó su respuesta un momento. — cuando alguien hace daño a un perro desde que tiene memoria, lo vuelven agresivo porque él cree que es el único camino para que no le hagan daño. Pero a medida que él descubre otros tipos de trato y vé que hay gente que solo está dispuesta ayudarlo,... Entonces el perro puede confiar y cambiar su forma de ser. Desde niño sólo conocí dolor. Mi hermana abusando de mí, mis padres ignorandome cada vez que pedía ayuda, mis sirvientes que preferían guardar silencio a ayudar un niño. Mi abuelo fue una buena persona pero no un buen tutor. Me cagaba a palos si algo no le gustaba y me entrenaba duramente para poder volverme fuerte. Cuando él murió fue mucho dolor lo que se apoderó de mí y ya no tenía a nadie en quien confiar, solo en mí. Por eso seguí con esa vida egoísta. Solo yo importaba ya que no había nadie más que le importe. Hasta que conocí a amigos por alrededor del mundo. Amigos como cesar en Italia, Jaime en Escocia, Marlon en Sudáfrica, Mika en Corea. Eran unos de tantos amigos que hice en mis viajes que pudieron hacerme reflexionar sobre la vida. Cuando encontré a Jhony y a tí... Eso hizo que me diera cuenta lo mal que estaba. Y... Y... Leni.... Ella fue la razón por la que necesitaba un nuevo cambio. Nunca antes conocí a alguien tan puro... Tanta luz en ella. Ya no me sentía en oscuridad. — Alex miró a Sid que solo tenía una mano en la puerta. — lo siento —

— descuida...— le sonrió. — me alegra que haya alguien que pudo tocar tan fondo de tí, aún cuando no pude ser yo. Vamos —

Abrieron la puerta y lo único que se vio fue una gran mesa redonda y negra en una habitación llena de terciopelo rojo. Las luces medianas solo opacaban los rostros de las personas ahí sentadas.

Regresando a casa [The Loud House]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora