Capitulo 10: Ojo por ojo o...

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Empecé este capitulo apenas terminé el otro, ¿cuanto tardare en escribir este? espero que lo disfruten.
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La casa Loud estaba en silencio. No se escuchaba nada más que el cantar de las aves en el exterior. Al ser domingo, lo usual hubiera sido que desde los más grandes a los más chicos del hogar aprovecharan para dormir mínimo hasta el mediodía. Pero ese domingo era diferente debido a la ansiedad que había en el aire.

Todos se levantaron al primer resplandor de luz que tocó sus ventanas, corrieron desesperados por confirmar que lo de ayer no había sido un sueño colectivo.

Todos llegaron hasta la puerta del cuarto de invitados liderados por Rita. La mano de la matriarca de la casa temblaba al acercarse al pomo de la puerta. Lynn Sr le indicó que primero tocara, ya que era un error común de la madre del hogar entrar sin preguntar. Con algo de nervios, recordar que en ese momento estaba a punto de entrar a la habitación en la que se encontraba su hijo, la alegraba.

Un golpe tras otro lo único que lograban era aumentar el pánico de Rita al no escuchar respuesta. Antes de que ella sufriera un ataque, un ruido en la cocina los alertó haciendo que todos se dirigieran hacia allí.

 La mesa estaba puesta con platos para todos, y en ellos otro manjar Loud con la firma del albino:

— No lo puedo creer! — se exaltó Rita.

— ¿Es lo que creo? — Lana olisqueó dicho manjar — no hay duda — la pequeña intentó dar un mordisco, pero una cuchara de madera la detuvo.

— No, hermanita — era Lincoln que vestía el delantal de "besa al cocinero" de su padre — lávate las manos y después podrás comer —

— Ok — la mecánica salió disparada hacia el baño.

— Hijo, ese delantal te queda bien — el padre lo halagó — ya sabes que los hombres de esta familia se ven bien de delantal —

— Hermano ¿qué es esto? — Lily preguntó por desconocimiento al ver la alta montaña de chocolate en forma de torre en cada plato.

— Si, tío ¿qué son? — Linc replanteó la pregunta.

— Oh, claro, Lily, tú no los conoces — dijo Luna — estos son los panqueques a la Lincoln —

— Es verdad, hermana — todos menos Lincoln dieron un sobresalto al escuchar a Lucy — sus panqueques son para morirse —

— Dignos para una princesa — dijo Lola mientras se sentaba y ponía una servilleta en su regazo.

— Debo admitir que concuerdo con Lola — la genio se sentó en su lugar — la preparación a mano de la unidad familiar llamada Lincoln hace de éstos unos platillos excepcionales — 

El desayuno transcurrió de manera apacible. Rita halagó,  al igual que el resto, el sabor de los panqueques, que de hecho era mucho mejor que el que recordaban.

Al ir a la sala a descansar, los padres de Lincoln aprovecharon para hacerle unas preguntas:

— Hijo, tienes un momento? — Rita lo llamó, ya sentada con Lynn Sr en el sillón.

— Claro, mamá. Chicas ¿terminan de lavar por mí? —

— Ok — todas, inclusive Lola, contestaron, aunque él sabía que la princesa no tocaría ni un plato.

— Los escucho — se acomodó entre ellos — ¿es por lo del colegio? —

— En parte sí, pero principalmente te queríamos preguntar algo — dijo Rita.

Regresando a casa [The Loud House]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora