Capítulo 51: Tu decides (+18)

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La mañana era fría, más de costumbre. Los hombres de Sid y Los de Quin estaban bajando las cosas de la embarcación. Habían llegado desde hace unas horas. Ella estaba nerviosa, pero trabajaba en que ese miedo no fuera transmitido a sus hombres.

— ya está todo arreglado, bebé. — le dijo el castaño de ojos verdes con una sonrisa coqueta. — César está preparado. Los chicos llegarán en cuestión de apenas unos días.

— Eso es bueno. Con ese apoyo que me das puedo sentirme más segura con respecto a nuestro plan.

— ¿nuestro plan?... — le dijo incrédulo. — amor, este es tu plan. Tú eres la que tiene planeado esto. Eres una líder nato Sid. Yo nunca podría hacer lo que haces. Todo el crédito debe ser tuyo.

— sí, lo sé. — dijo sonriendo y dándole un abrazo. — es que no lo podría hacer sin ti.

— eso sí es cierto. Pero no me deberías abrazar tanto. Tu noviecito se va a poner celoso. — le dijo apuntando a Quin que veía la escena algo triste, pero lo disimulaba hablando con uno de sus hombres.

— él no es mi novio. — dijo algo sonrojada.

— Claro, y yo no me quiero coger un bastardo albino. — le dijo mirándola con una sonrisa. — hablando de eso ya me tengo que ir. — dijo para subir a su moto, que nunca se separo de ella en todo el viaje.

— Si que te gusta esa moto — dijo ella, se acerco y lo abrazo — No terminaré de agradecértelo nunca, Alex. Siempre estaré en deuda contigo —

— No olvides, tal vez te pida un favor pronto. Aparte... te lo debo, eso y mucho más. — le dijo devolviendo el abrazo y subiendo a su moto. — por cierto. Cesar dijo que tienen todo el sur para poder trabajar en paz. Es el único lugar que ese viejo no ha tocado aún. Si tienes problemas con los polis Llámalo —

— Bien. Nos hospedaremos en el edifico Wallerman, es una sede para dragones. Adiós Alex. — dijo para darle un beso en la mejilla.

— Como me encantaría que me hicieras un chupón en otra parte, pero tengo una cita en este momento. — dijo, Se había perdido entre los barcos del puerto hasta que Sid se volvió a hablar con sus hombres.

Todos estaban reunidos, algo nerviosos esperaban al dragón rojo. Sid veía la cara de Quin algo pálida, y este, sacó de su bolsillo una pequeña estatua de su bolsillo. Era un dragón oriental, hecho de zafiros y con una llama azul en su boca. Todos sabían que significaba.

— Uno de mis hombres lo encontró cerca. El maldito sabe que estamos acá y nos envió esto como advertencia — dijo Quin.

— Pues hagamos caso a su advertencia... — dijo Sid. Quin la veía extrañado, y ella le sonrió. — "parecer débiles cuando somos fuertes... y fuertes cuando somos débiles" — eran las enseñanzas de su padre.

Una alarma le obligaba a Emily a salir de su placentero sueño, por escasos segundos ni sabia como se llamaba hasta que reaccionó — Me quede dormida — dijo al incorporarse y notar la ausencia de su ropa, empezó a mirar a su alrededor y caer en cuenta que todo lo de anoche no fue solo un sueño.

En lo que ella buscaba su ropa interior con la mirada Lincoln entro al cuarto — buenos días, espero que quieras desayunar — le traía el desayuno en una bandeja de plata.

— ¡Ah! — Emily se tapo con las sabanas para ocultar su desnudez — buenos días, gracias —

— Lamentó no haber tocado — se acercó y dejo la bandeja en la cama — si buscas tu ropa se esta secando, anoche luego de que te durmieras te limpie con unas paños húmedos y puse a lavar tu ropa —

Regresando a casa [The Loud House]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora