Capitulo 11: El ángel Loud.

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  Un joven moreno terminaba de tender su cama como todas las mañanas, para él un día ordinario lleno de monotonia. Antes de retirarse para ir a la cocina a tomar su desayuno inició su rito habitual, agarró un viejo walkie talkie, recuerdo de una preciada amistad pasada.

Observaba esa pequeña caja transmisora, la imagen de esta lo llenaba de momentos nostálgicos con su más grande amigo. Su fiel compañero de aventuras o su hermano de otra madre, son algunos de los títulos que ambos se daban el uno al otro.

Apretaba el botón para su mensaje rutinario — Bueno días Lincoln, otro día otro mensaje de consuelo a una linea que desapareció cuando te fuiste, se que es un tanto inútil pero bueno es un poco reconfortante esperar que des una respuesta algún día —

Al soltar el botón esperaba el silenció de siempre, unos segundos de estática le daba a entender que seria verdaderamente otro día igual.

Del otro lado de la línea una sonrisa se formaba y con gozo apretaba su botón — Es bueno saber que mi gran amigo no se olvido de mi — la mano de Clyde tiro de la impresión el walkie talkie.

Clyde sacarba su inalador por el susto, por impulso pero la verdad hace años no lo usaba más, le tomaba unos segundos revisar con cautela que el aparato estuviera en la frecuencia correcta, no queria que nadie le jugara una broma cruel, otra vez.

— Ya me han jugado una broma así antes — trato de sonar rudo — llegas tarde —

— Se que no es fácil de creer una noticia así, si te asomas por la ventana veras que si soy yo — intento convenserlo Lincoln.

— Si claro, de seguro abro la ventana y me cae una lluvia de globos de agua, si tengo suerte y no son creativos —

— ¿Que debo hacer para que me creas? — dijo Lincoln aunque ya sabia que pediría.

— Si deberás eres tú — "solo él puede saber esto" pensó — usa nuestros nombres clave de nivel omega —

— Oh vamos! Sabes que esos son muy vergonzoso! — se escucho su voz alterada.

— Dilos de no ser así apagare esto — ya con la actitud Clyde disminuyó sus dudas, y apesar de que su voz se escuchaba normal unas lágrimas bajaban por sus mejillas por los nervios de la verdad.

— Esta bien — dio un suspiro de resignación digno de su hermana Lucy, esos nombres eran una clave de seguridad extrema que solo ellos dos y Leni, los cuales ella misma ideo, a ninguno le gusta pero solo ellos saben que los usan como clave omega — Aquí copito de nieve a barrita de chocolate, Ahhhh! Es tan penoso decirlo —

Desde afuera de la casa de los McBride se escuchaba unos pasos veloces pero torpes, en un segundo la puerta principal se abría y lagrimiando como un bebé el joven moreno apareció. Frente a la casa, en una ubicación perfecta para ser visto desde la habitación de Clyde, un espejismo se mostraba con un walkie talkie en la mano.

No era como lo recordaba, para Clyde esta ilusión no era igual a la imagen de su amigo. Lincoln era un chico normal pese a sus dientes y pelo, sin diferencia de estatura a su yo de once años, algo flaco y un poco pálido; pero su mayor cualidad era la sensación de tener una energía a su alrededor de alegría y cariño a los demás en su interior. Aquel joven era un poco más alto, aun con ropa suelta mostraba una contextura algo trabajada, su piel mostraba un poco de signos de y su ser le daba algo similar a su amigo aunque con muchos matices que nublaban esa aura.

Para Lincoln pasaba algo similar, su amigo cambio. Ya el moreno no era un pequeño tan flaco y con aspecto de niño listo que el recordaba. Clyde aun conservaba su aire de chico estudioso pero su altura, un poco más alta que él junto a algo de bello facial y falta de lentes lo desconcertaba, aun así eso no le importaba su mejor amigo esta allí, cosa que lo alegraba muchísimo.

Regresando a casa [The Loud House]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora