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«Hace dos días un loco se me tiró encima».

Hago una mueca luego de leer el tweet y escribo yo también.

«Hace dos días, una bruja se apareció en mi puerta y luego salió corriendo».

No pasan no dos minutos, cuando la respuesta de Hürren llega.

«Creí que ya entendías que no debías llamarme bruja»

«¿Cómo no hacerlo, si es lo que eres?»

«Eres un idiota, Plutón»

«Eso ya me lo han dicho»

«Pero creo que no lo suficiente. Mejor anda y molesta a Saturno»

«Y tu molesta al Sultán»

«Es lo más estúpido que has dicho»

«¿Te quedaste sin argumentos? Hay que admitir que fue una muy buena respuesta»

«Jamás haría eso, porque te odio»

«Ríndete, Hürren y admite que soy irresistible»

«Admito que eres un imbécil y que te detesto»

—¿Le estás sonriendo al celular? — la voz de Daniel hace que levante la vista y frunza los labios.

Arrugo mi frente al darme cuenta de que exactamente era lo que estaba haciendo. Borro la sonrisa de inmediato y él concentra si atención en Marco y Alexander, que siguen jugando Uno junto con Daniel, solo que el último no se lo toma tan a pecho como ellos dos.

Yo nunca he entendido cómo hacerlo.

Marco observa sus cartas y...

—Chupate 4 — grita Alexander, colocando la carta, y Marco le da un golpe a la mesa mientras agarra cuatro cartas del montón con los labios apretados.

—Siempre te gusta joder el juego. — le dice Marco a Alexander que le saca la lengua.

—Adoro ganarles a todos en el Uno.

—Porque eres un tramposo — decimos los tres al mismo tiempo y Alexander nos saca el dedo medio.

—Dicen eso porque tienen envidia de mi fabuloso don jugando Uno. — alardea.

—Te tenemos envidia cuando haces alley oop — digo haciendo que los ojos de Marco, Alexander y Daniel se coloquen sobre mí.

—Hice una la semana pasada, la hubieras visto si no estuviera evadiendo ir a la cancha...— Marco lanza una carta. Otro chupate cuatro. Daniel se ríe y saca otro chupate cuatro.

—No amigos, así no se vale. — dice Alexander al ver sus cartas y la jugada de la mesa.

Le tocará robarse no cuatro cartas, sino ocho.

—Creo que se te está agotando el fabuloso don. — digo con burla y Alexander coloca mala cara, dejando sus cartas visibles en la mesa.

—No es justo. — se queja, levantándose y nos mira a los tres, aunque yo no estoy en la partida— Me largo, son unos bastardos tramposos de mierda y así no se puede jugar.

—Técnicamente no hicieron trampa. Es una de las reglas. — le digo, pero él menea la cabeza, enfurecido.

—¡¿Pero no viste que armaron un complot contra mí, Plutón?!

Se levanta y Marco se ríe, levantándose para seguramente ir detrás de él.

—No va a ir a ningún lado. — digo lo evidente haciendo que mi amigo volteé — Está es su casa.

Lo que nunca quise escribir ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora