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«¿Dónde está el botón para repetir los días en dónde fui extremadamente feliz?».

Respuesta a @_virgo1n: «En tu corazón, en esos recuerdos de los que no tienes fotos, en esas tardes donde lo eras, pero solo hasta ahora lo necesitas, con el corazón lleno de agujeros, agujeros que solo se cubren con abrazos... Y un poquito de intentarlo».

«¿Nos saliste filosófico?».

«Eres una tonta Hürren».

«Está tonta lastimosamente, debe verte en clases en diez minutos».

Hago una mueca y sigo caminando hasta que llego a la puerta del salón, la empujo y mis ojos van directo a Hürren que levanta sus ojos y hace una cara de desagrado.

«Siempre llega antes que yo», es algo que no puedo evitar pensar y que francamente me enfurece porque últimamente hay algo que me anima a siempre ser mejor que ella.

Llevo la puntuación más alta en francés y pienso sacar la materia con honores solo para molestarla y no es fácil ganarle, porque realmente es buena en esto y en los tweets que publica.

Ah, sí. Eso también se ha vuelto parte de la pelea que tengo con ella. Quiero superarla en seguidores y contenido, pero cada cosa que publica en Twitter se hace viral, lo que me hizo pensar en la teoría de que sea la hija perdida de Elon Musk y Amber Heard aunque ese pensamiento sea realmente ridículo.

Como sea, observo su rostro mientras ella frunce los labios y dejo la mochila en el suelo, inclinándome sobre la mesa del pupitre.

—Llegó la persona con la que soñabas. — digo con ironía, sonriendo.

Ahora también me gusta molestarla.

—Hablaré con Morfeo, porque es injusto tener tantas pesadillas que se sientan reales. — responde ella luego de bufar y me carcajeó, sentándome y mirando como el profesor entra, haciendo que la bulla de todos los alumnos del salón se acabe con su presencia y automáticamente se hace un silencio, cuando él se sienta detrás del escritorio se pasa las manos por el rostro e incluso, se escucha sollozar.

Esto es demasiado raro y se coloca muchísimo peor cuando Hürren se levanta de golpe.

—¿Tío? — pregunta con la voz tensa y los puños apretados.

El profesor se quita las manos del rostro y veo que efectivamente él está llorando. Me remuevo sobre el asiento porque jamás lo había visto así, inclusive tiene los ojos rojos y las mejillas sonrojadas.

—Hürren...— dice él como un lamento.

Ella menea la cabeza y lo que sea que está sucediendo no lo logro comprender.

—Dime, por favor, que no es lo que estoy pensando. — ella súplica con la voz rota.

—Hürren...— él vuelve a lamentarse.

Concentro mis ojos en Hürren de vuelta que menea la cabeza esta vez y una lágrima se desliza por su mejilla, hace una línea fina con los labios y vuelve a menear la cabeza como si estuviera en negación.

—No. — dice.

El profesor suelta aire de forma ruidosa y solloza otra vez.

—Se fue. — dice — Se fue, Hürren.

Ella se tapa la boca cuando se escucha un fuerte sollozo y es incómoda la manera en la que todo el salón se mira entre sí antes y después de que Hürren salga corriendo, solo con su celular en la mano.

Miro al profesor y no sé por qué siento que él me impulsa a levantarme y correr detrás de Hürren, aunque dentro de mí sé que no debo hacerlo porque a) soy la peor persona para dar consejos. B) no sé cómo se lidia con el dolor de manera sana. C) no sé qué está pasando.

Lo que nunca quise escribir ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora