Dímelo con señas

Capítulo 15

—Buenas noticias —dijo Mariana que como siempre venía con Narciso.

Ignoré completamente a la enfermera y centré mi vista en Narciso que miraba unos papeles, pero de repente levantó la vista y terminó observándome. Ninguno apartó la vista hasta que Narciso volvió a mirar sus papeles. Hice una mueca y seguí observándola hasta que Mariana se aclaró la garganta llamando mi atención.

—¿Qué decías? —cuestione.

—Pronto podrás salir —informó Mariana—. Felicitaciones. Está es tu última revisión.

La noticia no me alegro por una simple razón que no podría demorar en decir.

...

—Verás doctora. No duermo, ni como, tampoco me concentro en mi trabajo —exageró mi hermano que aguantaba la mano de Narciso.

Ella puso cara de querer reír y le beso la mejilla, cosa que me enojo.

—Me dijiste que viniera porque te sentías mal —comentó la doctora que ahora hablaba con Ben en lenguaje de señas.

Me sentí traicionado, eso era lo nuestro.

—Tengo mal de amor —murmuró Ben.

Narciso sonrió y apartó la vista con pena. Mi hermano puso una mano en su mejilla y comenzó a acariciarsela. La sangre me hirvió. ¡Esto estaba yendo demasiado lejos!

—¿Puedo darte un beso? —preguntó Ben.

Narciso negó y yo sentí un inmenso alivió.

—Sigue intentando Romeo. Debo trabajar, pero te escribiré en mi horario libre.

Ben sonrió y se despidieron con un beso en la mejilla.

—Me escribirá —dijo alegre mi hermano al verla cerrar la puerta.

Yo cogí la almohada de mi cama y se la tiré a la cabeza. Estaba furioso. Tenía ganas de gritarle que se fuera. En vez de eso me acosté mirando la pared con el rostro fruncido y cerré mis ojos deseando dormir para no pensar.