"Estar con él"

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Hoy no hay tanto tráfico, van con buen tiempo, la puntualidad es importante.

— Mikey, deja de comer el postre antes de la comida o te hará daño— amonesta el de pelo azabache sin dejar de mirar el camino.

— Mikey, has caso a Shinichiro— Emma también lo regaña.

— Está bien, está bien, era una pequeña entrada— guarda lo que resta de los Dorayakis en su lonchera.

Finalmente llegan a la guardería más importante de la ciudad, es tan grande que también puede funcionar como una pequeña enseñanza previa al prescolar; donde la mayoría de los padres y madres no dudan en confiar y dejar que sus hijos se desarrollen ahí, dejándolos disfrutar de la diversión y libertad.

— Buenos días.

— Buenos días, Señor Sano. Me alegra verlos de vuelta.

— Puedes decirme solo Shinichiro— permite el mayor sonrojando a la señorita Umiko.

— Buenos días, Harachan— saludan al unísono los dos pequeños quienes están tomando de cada mano al mayor de los Sano.

— Buenos días, pequeños— se inclina un poco a su altura—. Hoy comeremos algo especial de parte de una mamá de sus compañeros, así que vayan a alistarse con Tanarachan.

Los dos hermanitos les impresionó la noticia y se despidieron con un abrazo en cada pierna de su hermano mayor para después ir corriendo de la mano dentro de su habitación asignada.

Los mayores los pueden recoger al final de la hora acordada o bien antes del atardecer, pero viendo la emoción de los pequeños, el de ojos oscuros los dejará divertirse por hoy y vendrá por ellos más tarde.

Entre más avanzaba la mañana, ya la mayoría de pequeños estaban en su respectiva sala. Una de ellas, la más joven, que lleva el nombre de Tokyo Manji Gang, se encuentra de fiesta, ya que cumplen un año más de la creación de esa sala.

— Muy bien, es todo por la lección de hoy, pueden salir a jugar y después comeremos cerca del invernadero— anuncia la cuidadora Nomi, viendo como todos salen entusiasmados al patio.

— ¡Ey, sin correr o provocarán un accidente!— les advierte Umiko vigilando que nadie se caiga.

— No te preocupes tanto, Umichan— sus palabras toman por sorpresa a la pelirroja.

— ¡¿De dónde saliste?!— pregunta con una mano en el pecho por el susto.

— Aunque no lo parezca, esos niños son muy fuertes— la señorita Yuki ignora su pregunta resaltando su opinión.

— Lo sé, pero aún así quiero cuidarlos bien.

Mientras las cuidadoras preparan todo para la tarde, los pequeños se divierten afuera en la zona recreativa, platicando una anécdota divertida o jugando en grupo.

Entre ellos se encuentra alguien especial, valiente, fuerte, amable y, como varios lo consideran, lindo; quien porta el apodo de héroe llorón.

— ¡Compañero! Cuánto tiempo sin verte.

— Pero nos vimos la semana pasada, Chifuyu— aclara el pequeño blondo algo apenado.

— No podía esperar para que siguiéramos jugando como siempre, ¿Verdad, Baji?— pregunta al pelinegro sin dejar de soltar al de ojos azules, abrazándolo por los hombros con su bracito.

— ¡Cierto! Vamos a seguir jugando, Takemichi— anuncia sujetando su mano para ir a la zona de juegos.

Hanagaki no se negó, ya que estar con esos dos siempre es divertido y no se puede aburrir nunca.

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